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Sociedad|Miércoles, 7 de abril de 2010
Por primera vez en Buenos Aires, se llevan a cabo mañana los famosos debates del TED

“Ideas que vale la pena difundir”

Durante todo el día, veinte oradores de las más variadas disciplinas y ciencias expondrán en la Rural sus ideas ante un público que luego debatirá sus propuestas. Quienes quedaron afuera podrán seguirlo por Internet.

Por Soledad Vallejos
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Las reuniones del TED en el mundo son multitudinarias; aquí la inscripción fue gratuita y por sorteo.

Mañana, mil personas pasarán la mitad de su día escuchando, opinando y compartiendo las ideas que disparen, con el correr de las horas, lo que veinte oradores vayan diciendo, en no más de 18 minutos cada uno. Será la primera edición de TEDxBuenos Aires, un tipo de evento que, a 26 años de haber comenzado en Estados Unidos (de donde el nombre refiere Tecnología, Entretenimiento y Diseño), se realizará por primera vez en Argentina. “Pero lo de mañana será sólo el puntapié inicial de algo que de ninguna manera empieza y termina acá”, advierte Adrián Paenza, uno de los organizadores de la fecha que, como su inspiradora norteamericana, rescata el valor de las “ideas que vale la pena difundir”, versionándolo como “la revolución de las ideas”.

Alguna sintonía encontró la propuesta, porque a dos días de abierta la inscripción la cantidad de personas interesadas en asistir había duplicado la capacidad de la sala de la Rural pensada para la ocasión; al cierre del plazo, las entradas demandadas eran cinco mil; de allí que el privilegio de pertenecer al mundo de las ideas en el aire se decidió, democrática y azarosamente, por sorteo. Claro que eso no quiere decir que la mayoría haya quedado excluida: al menos 500 podrán seguir la transmisión desde el aula magna de la Facultad de Ciencias Exactas, en Ciudad Universitaria, y una cantidad ilimitada podrá hacer lo propio por Internet.

“Será una discusión sobre ideas, pero claro que eso no significa que nos arroguemos el derecho a decir que sólo acá empiezan las ideas en Argentina”, continúa Paenza, quien cree que se trata, sin embargo, de un momento particular. “De alguna manera, sí tiene sentido decir que mientras lo que se escucha en el paisaje político argentino son discusiones, peleas, pero sin ideas, sólo ruidos ensordecedores en torno de cosas muchas veces irrelevantes, también hay mucha gente que desde el punto de vista social, científico, tecnológico, está tratando de hacer cosas para mejorar la calidad de vida de la sociedad.”

Entre las 8 de la mañana y las 8 de la noche sucederá todo, tras una apertura a cargo del propio Paenza, a la que seguirá un seleccionado tan variopinto como el público real y virtual: los científicos Mariano Sigman, Alberto Kornblihtt, Gabriel Gellon, José Cibelli y Matías Zaldarriaga; la bailarina Inés Sanguinetti; el escritor y músico Luis Pescetti, el deportista Manu Ginóbili (quien, por problemas de agenda, en lugar de asistir, grabó su participación en video); la psicóloga social Bea Pellizzari; el periodista Roberto Guareschi; la arqueóloga de alta montaña Constanza Ceruti; los abogados Luis Moreno Ocampo y Marcos Salt; el investigador de tecnología y sociedad Miguel Brechner Frey; el antropólogo forense Luis Fondebrider; el urbanista Jaime Lerner; el director de teatro Rafael Spregelburd; los músicos Axel Krygier y Marcelo Moguilevsky.

Quienes no tengan la fortuna de tener su lugar en la Rural ni puedan acercarse a Ciudad Universitaria, podrán seguir todas las intervenciones en el sitio de Internet www.tedxbuenosaires.org, o por tweets (“TEDxBA”)

La expectativa, dice Gerry Garbulsky, otro de los organizadores, es muy alta. “Y lo es para cada uno de nosotros. Me hace acordar al entrenamiento olímpico para los 200 metros: uno entrena muchísimo tiempo y todo se resuelve en un día. En este caso, está la sensación de haber estado entrenando más de un año para algo que sucederá rapidito: a lo largo de un día.” En vísperas del evento que, a diferencia del original norteamericano, no es arancelado (6000 dólares cuesta concurrir, y ni siquiera tener el dinero garantiza hacerse de una vacante) y sucede en sólo un día (mientras que el original, que involucra hasta a 100 oradores, se de-sarrolla en cuatro jornadas), las redes sociales argentinas hervían. Desde comienzos de la semana, el sitio de TEDxBuenos Aires no sólo se servía de Twitter para responder y actualizar datos, sino que también había comenzado a poner en punto de ebullición el perfil de Facebook, convertido, informalmente, en registro de la fiebre pre-jornada.

“En todos estos días –se sincera Garbulsky– me pregunté qué cosa significaría el éxito de todo esto que estamos preparando. Y creo que la respuesta es, dado que se trata de la primera vez que lo hacemos, que si podemos sembrar algo y que, con el tiempo, dé frutos, por lo menos yo voy a estar muy contento.” Más que un día extenso y especial, dice, el jueves debería ser “algo que provoque que la gente piense, debate y converse sobre temas que no están sobre la mesa hasta que alguien los menciona”. “En Argentina –agrega–, solemos estar atados a la coyuntura, al corto plazo, tenemos cierta miopía. Esto nos puede hacer bien como sociedad, como personas: puede ser abrir el espectro y pensar más allá del corto plazo. Claro, un evento de un día no va a alcanzar para cambiar una mentalidad, pero de a poquito esto puede generar apertura mental, debate. Por eso mismo nuestro objetivo también es llegar a la mayor cantidad posible de gente en distintos públicos.”

Paenza recuerda que su primer libro de divulgación comenzaba con la cita de un dicho anónimo. “Es algo como: ‘la gente grande habla sobre ideas. La gente promedio habla sobre cosas. La gente pequeña habla sobre otra gente’. Claro, nadie está exento de hablar de objetos o personas, pero ¿cuánto tiempo dedicás en tu vida a pensar o discutir ideas? Buscamos ayudar a eso, a generar las mejores condiciones para que la sociedad pueda discutirse, para debatir qué queremos ser, cómo nos queremos pensar.”

Con la cuenta regresiva como norte, ante una pregunta de la organización, cientos de personas que no tendrán su ubicación en el auditorio de la Rural contaron sus planes de reunirse, en grupo, frente a monitores, para seguir la jornada por Internet. “Es lo mejor que pueden hacer: porque no es lo mismo verlo solo en tu casa, en tu trabajo, que reunirte con otras personas e intercambiar. Finalmente, la idea es esa: compartir, hablar, debatir. Con lo que sucedió con la inscripción, es claro que hay hambre de esto, hay necesidad de escuchar gente con cosas para decir, necesidad de dejarse maravillar y provocar por ideas. Me llena de esperanzas, quizás estemos en el camino correcto.”

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