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Sociedad|Jueves, 22 de julio de 2010
El interno de la Línea 15 tenía cuatro multas por pasar semáforos

A fondo el pedal del estrés

Choferes de colectivos estuvieron involucrados en 17 muertes en siniestros de tránsito este año. La UTA denuncia que el estrés por el tiempo de cada sección y la anulación de descansos provocan cansancio y distracción. La madre del chiquito fallecido fue operada.

Por Pedro Lipcovich
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En Scalabrini Ortiz y Honduras, las Madres del Dolor pintaron una estrella para recordar el siniestro

Hubo 17 muertos en la primera mitad del año, en la ciudad de Buenos Aires, en siniestros viales que, como el de anteayer en la avenida Scalabrini Ortiz, fueron protagonizados por colectiveros; constituyen el 30 por ciento de las víctimas de choques. El colectivo de la línea 15 con el que se consumó el atropello tenía cuatro multas por pasar semáforos en rojo. La UTA denunció la supresión del descanso obligatorio de los choferes. Entre tanto, la mujer atropellada fue operada de sus gravísimas lesiones. Su hijito de cinco años murió en el siniestro y su hijita de dos meses sufrió lesiones leves. El conductor del colectivo seguía detenido a la espera de ser indagado. Ayer, una entidad civil pintó una estrella recordatoria en el lugar donde murió el chiquito, siguiendo una práctica utilizada en otros países para hacer presente la inseguridad vial.

“Cámaras instaladas en los semáforos registraron, para el interno 58 de la Línea 15, cuatro infracciones por pasar con luz roja, en Nueva Pompeya, Caballito y Palermo”, contó una fuente del gobierno porteño, y aclaró que “no están identificados los choferes que cometieron las faltas, ya que las multas se labran en relación al vehículo y son pagadas por las empresas”.

La fuente especificó que “en el primer semestre de 2010, hubo 17 personas fallecidas en accidentes que involucraron a colectivos. Son casi el 30 por ciento del total de muertos en siniestros de tránsito”. El total de siniestros con colectivos fue de 793, casi cinco por día.

–Es habitual que los colectivos no respeten el paso de los peatones, como sucedió en el caso de Scalabrini Ortiz –observó Página/12.

–Es poco lo que la ciudad puede hacer, más allá de labrar las actas de infracción y cobrar las multas –contestó la fuente del gobierno porteño–. Desde hace unos meses, el gobierno controla excesos de velocidad de los colectivos en determinados lugares, y en algunos casos secuestró unidades.

La Unión de Tranviarios Automotor (UTA) señaló condiciones de trabajo que propician el exceso de velocidad: “Los horarios son muy exigentes y la mayoría de las empresas no respetan el descanso obligatorio de 15 minutos entre vuelta y vuelta –sostuvo Mario Calegari, secretario de prensa de la entidad–: cuando por el tránsito llegan atrasados, tienen que salir inmediatamente”. En cuanto a la jornada de trabajo, “correspondería que fuera de ocho horas. A veces se vulnera y se paga como horas extras”. Sobre el siniestro del lunes, “no vamos a opinar hasta que se expida la Justicia”.

Gustavo Brambati, subgerente de seguridad vial del Cesvi (Centro de Educación y Seguridad Vial), destacó que “la conducción de colectivos es muy estresante y hay que ser riguroso con los descansos, que no se deben saltear”. Brambatti comentó que “los accidentes más graves se producen cuando el tránsito se descongestiona y entonces el conductor trata de ganar los minutos que había perdido en los congestionamientos”.

Cecilia García, de 35 años, atropellada el lunes junto con sus dos hijitos por un colectivo de la línea 15, en Scalabrini Ortiz y Honduras, fue operada ayer en el Cemic. Según el parte médico, tiene “fracturas expuestas de cadera y rodilla, y lesiones graves de partes blandas y tejido muscular por aplastamiento”, y está “compensada en estado general”. Su hijo de cinco años murió y su hijita de dos meses sufrió heridas leves.

El colectivero Carlos Verón permanecía detenido por “homicidio culposo” a disposición del juez de instrucción Mariano Scoto. Ayer la agrupación Madres del Dolor pintó una estrella amarilla en el pavimento, en el punto donde murió el niño. La práctica de trazar estrellas recordatorias en los lugares donde hubo muertos por siniestros viales se ha utilizado en países como Colombia, en el marco de campañas exitosas por la seguridad vial.

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