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Sociedad|Miércoles, 28 de julio de 2010
Philip Morris le inició juicio al Estado uruguayo por sus leyes antitabaco

Las tabacaleras contraatacan

Ante la presión de la multinacional, el gobierno de Mujica se aprestaba a flexibilizar algunas normas antitabaco. Pero la reacción del ex presidente Tabaré Vázquez, impulsor de esas medidas, obligó a dejar en suspenso las modificaciones.

Por Pedro Lipcovich
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Pepe Mujica y Tabaré Vázquez tuvieron esta semana un cruce por culpa de las presiones tabacaleras.

El gobierno uruguayo dejó en suspenso un decreto que –bajo presión de la tabacalera Philip Morris– hubiera retrocedido en algunos aspectos de la ley contra el tabaquismo que rige en ese país. El presidente José Mujica decidió no firmar la medida, que ya estaba en su escritorio, luego de que el ex presidente Tabaré Vázquez manifestara su “rechazo categórico” al retroceso. En febrero pasado, Philip Morris (transformada en empresa suiza) apeló a un tratado comercial entre Uruguay y Suiza para demandar a la República Oriental por “afectar su inversión comercial”. Según se anunció el lunes, Mujica se avendría a reducir la superficie de los envases destinada a advertencias sanitarias y aceptaría que la empresa vuelva a utilizar las marcas que indirectamente remitían a supuestas características “light”. El argumento era evitar los costos de litigar en Suiza. La ley uruguaya se considera ejemplar en la aplicación del Convenio Marco para el Control del Tabaco. En cuatro años de aplicación, los infartos de miocardio bajaron el 17 por ciento y el consumo en adolescentes cayó a la mitad.

En 2003, luego de haber perdido juicios millonarios en su país de origen, la empresa estadounidense Philip Morris Internacional pasó a llamarse Altria y estableció su sede en Suiza. El 19 de febrero pasado presentó una demanda contra el Estado uruguayo, aduciendo un tratado bilateral de protección de inversiones entre ambos países. La tabacalera exige que Uruguay cambie tres disposiciones: la que ordena destinar el 80 por ciento del envase a advertencias; el diseño de los pictogramas que (al igual que en otros países) muestran efectos como el parto prematuro y la impotencia sexual; y la prohibición de vender otras marcas como los Marlboro Green, Gold y Blue, consideradas herederas de las supuestas marcas “light”, rechazadas por engañosas.

El decreto que Mujica estuvo a punto de firmar reducía las advertencias al 65 por ciento del envase –sin aludir al diseño de los pictogramas– y permitía la multiplicidad de marcas. Ayer, el oncólogo y ex presidente Tabaré Vázquez sostuvo que el decreto respondía “a una presión chantajista que busca doblar la voluntad del gobierno uruguayo para después mostrarlo como un triunfo” y que “es mejor ir a un pleito que dar un paso atrás en la lucha contra esta pandemia que causa millones de muertos en el mundo”. Mujica, a la vez que dejó en suspenso la firma, manifestó que “nos metimos en una guerra y estamos peleando con monstruos que tienen más recursos que el Estado uruguayo”, y anticipó que el gobierno consultará a expertos en derecho internacional antes de decidir.

En 2006, Uruguay se convirtió en el primer país de América latina totalmente libre de humo de tabaco en lugares públicos. La ley dictada ese año también prohibió la publicidad de cigarrillos, obligó a las obras sociales a implementar planes de cesación y estableció una fuerte suba de impuestos para desalentar el consumo. Los resultados fueron: reducción del 17 por ciento en internaciones por infarto de miocardio; baja del tabaquismo del 32 al 25 por ciento en adultos y del 31 al 18,7 por ciento en adolescentes de 13 a 17 años; aumento de 120 millones de dólares en los ingresos fiscales por impuestos al tabaco.

Eduardo Bianco, presidente del Centro de Investigación de la Epidemia de Tabaquismo en Uruguay (CIET), observó que “esos ingresos por impuestos, que incluso se podrían elevar, garantizan los gastos del juicio. El gobierno uruguayo estimó que los retrocesos no implicarían mayores daños. Pero la multiplicidad de marcas apunta al engaño de sugerir que hay presentaciones menos dañinas que otras: la Justicia federal norteamericana tipificó contra Philip Morris el delito de fraude por ese motivo”.

En cuanto a los pictogramas de advertencia, “al requerir el 80 por ciento del envase, uno de los porcentajes más altos del mundo, Uruguay les destrozó su principal forma de publicidad, que es el paquete de cigarrillos. En cambio, los pictogramas son una excelente forma de informar, y ayudan eficazmente a la cesación”, afirmó Bianco, y comentó que “en Australia se aprobó una ley de ‘empaquetado genérico’, por la cual todas las marquillas son del mismo color, sólo con el nombre de la marca y la advertencia sanitaria en más del 80 por ciento de la superficie: así ya no funciona en absoluto como publicidad”.

Según Bianco, las pautas uruguayas “responden a las directivas del Convenio Marco para el Control del Tabaco” (ratificado ya por 168 países y que, en la Argentina, el Senado persiste en no ratificar). En noviembre se efectuará en Uruguay la Cuarta Reunión de las Partes del Convenio. “La de Philip Morris es una jugada estratégica: si hacen retroceder a un país que va en punta, envían un fuerte mensaje al resto de los países firmantes, en especial los no desarrollados”, destacó.

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