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Sociedad|Sábado, 21 de agosto de 2010
Confesó el hombre que marcó a Carolina Píparo en el Banco Santander Río de La Plata

“Yo pensé que iba a ser un arrebato”

Pimienta Silva dijo que señaló a la mujer al voleo y que no vio que estaba embarazada. También exculpó al cajero y sostuvo que un miembro de la banda tiene contactos fluidos con jefes policiales bonaerenses. Para el fiscal, su relato es “creíble”.

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Miguel Angel Silva dijo que después de ver cómo terminó el hecho se negó a cobrar los mil pesos.

Al declarar ante la Justicia, Miguel Angel “Pimienta” Silva reconoció que fue el “marcador” de Carolina Píparo durante la salidera bancaria en la que la mujer fue baleada. Dijo que ésa fue su primera vez en un hecho de esas características, que aceptó porque le iban a pagar mil pesos y estaba “con problemas económicos” y que después rechazó el dinero cuando se enteró “de lo que pasó” con la mujer embarazada. Según lo dicho por Silva, una de las piezas importantes de la banda es Carlos Jordán Juárez, de 45 años, uno de los siete detenidos, de quien dijo que “tiene contactos con la policía de todos lados”. Aseguró que escuchó conversaciones de Jordán Juárez, por handy, con policías de San Isidro y de La Matanza. Por otra parte, Silva deslindó de toda responsabilidad en el hecho al cajero del Banco Santander Río Gerardo Pereda. El fiscal del caso, Marcelo Romero, calificó de “creíbles” las declaraciones del imputado Silva. “Le creemos en la mayoría de las cosas que dijo porque están ubicadas en tiempo y lugar”, dijo Romero, quien confirmó que Silva aseguró, también, que “no se había dado cuenta de que Carolina Píparo estaba embarazada”.

“Yo me hago cargo de lo que hice, se me acusa de ser un ‘marcador’ y de eso me hago cargo”, admitió Silva, de 42 años, al prestar declaración indagatoria ayer, durante casi dos horas, ante el fiscal platense Marcelo Romero y el juez de Garantías, César Melazo. Sostuvo que fue Carlos Jordán Juárez, también detenido en la causa, quien le ofreció mil pesos para marcar a alguien que retirara plata del banco. Al mismo tiempo, Silva aseguró que no conoce a ninguno de los otros acusados.

“Carlos (Jordán Juárez) me pidió que entre al banco y mire si alguien tenía plata. Yo tenía que marcar a cualquiera que sacara plata. Me dijo que no iba a tener problemas y que por mirar y avisarle me llevaba mil pesos”. Declaró que a Juárez lo conoce desde hace tres años por una “tran-sacción comercial”, dado que en ese momento se dedicaba a la compra-venta de autos. Explicó que aceptó “el trabajo de marcador” porque estaba “con problemas económicos”.

Relató que se fue a La Plata en su camioneta, una Ford Eco-Sport negra secuestrada en la causa, que se encontró con Juárez en la bajada de la Autopista y se dirigieron a la sucursal del Santander Río ubicada en la esquina de 7 y 42. Al principio entraron los dos al banco y luego Juárez se retiró y lo esperó en la camioneta, estacionada en la esquina del banco. Aclaró que a Píparo, de 34 años, no la tenían “marcada de antes” y que ya en el interior de la sucursal escuchó “la conversación entre el cajero y la mujer que le decía que venía a retirar diez mil pesos”. Pudo oír todo “porque estaba a unos tres metros de distancia”.

“Jamás me di cuenta de que estaba embarazada porque la vi de espaldas”, afirmó Silva. Luego de escuchar la conversación con el cajero, le hizo a Juárez una descripción de Carolina y de su madre “primero personalmente y luego por handy”. Fue entonces cuando aseguró que Juárez “tiene relación con la policía de todos lados”. Precisó que, desde el handy, al que venía usando “desde hace un mes” porque su cómplice “pagaba la cuenta”, Juárez “habló con policías”.

“Carlos me decía éste (por los policías con los que supuestamente hablaba) es de La Matanza, éste de San Isidro”, especificó Silva. Cuando se le preguntó si esas conversaciones eran de tono amistoso, respondió: “Sí, hablaban de coches, de negocios”. Silva sostuvo que esa supuesta relación de Juárez con la policía le “hace temer” por su seguridad personal y la de su familia. Antes de su detención “un hombre se presentó en los domicilios de su ex mujer y de su ex suegra y las amenazó”. Por ellas le mandaron a decir a él “que no declare” en la causa.

Silva declaró luego que, después del hecho, Juárez le dijo que tenía que cambiar la camioneta por un auto y que él lo acompañó a dos agencias, en una de las cuales cerró trato. “Carlos me sacó veinte mil pesos de la venta y me dijo ‘vamos a ver qué hacemos’” para que “no me vincularan a mí con la causa”. Aseguró que se negó a recibir los mil pesos acordados con Juárez porque pensó “que iba a ser un arrebato” y nada más porque “por ningún dinero participaría de algo así”, como lo que finalmente ocurrió. “Yo no participé en otras marcaciones y cuando vi las noticias me dije: pobre cajero”, declaró Silva, quien desvinculó del hecho al empleado bancario.

El fiscal Romero consideró “creíble” lo dicho por Silva y anticipó que pedirá un registro de llamadas para saber si Juárez tuvo contactos telefónicos con policías que le habrían dado “algún tipo de cobertura” para delinquir. “También le preguntamos (a Silva) sobre relaciones con políticos o sindicalistas y dijo que lo desconoce. Sólo hizo referencia a personal policial.”

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