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Los empresarios nucleados en la Unión Argentina de Videoeditores (UAV) reclaman que se libere de impuestos a la edición de películas en DVD, como una forma de reducir el impacto de la competencia del mercado ilegal que –según las empresas– mueve un total de mil millones de pesos anuales, cuatro veces más que el negocio legal. Al reclamo se sumó el gremio de los trabajadores del sector, que propone un plan para formalizar a los vendedores de películas truchas, el eslabón más débil de comercio ilegal. Ambas propuestas se hicieron en el marco de una campaña para alertar sobre el “estado de emergencia sin precedentes”, bajo el dramático anuncio de que “en seis meses podría desaparecer la industria del video”.
Los empresarios cuestionaron con dureza la “tolerancia del Estado” hacia el comercio ilegal, pero también admitieron el fracaso de las campañas empresarias destinadas a crear conciencia entre los consumidores acerca de que “la piratería es delito”. “Ahora preferimos no hablar de piratería, ya que no estamos contra quienes bajan películas a través de Internet sino de las organizaciones delictivas que manejan este negocio ilegal”, dijo Aldo Fernández Sánchez, presidente de la UAC.
Los empresarios se preguntan por qué si el video –o el DVD– es un producto cultural, no tiene el mismo tratamiento impositivo que la edición de libros y las publicaciones periodísticas. Y ponen el ejemplo de Uruguay: “Allí, a fines de 2008, durante el gobierno de Tabaré Vázquez, se sancionó una ley que eximió del IVA al cine, al video y a la música”, comentó Fernández Sánchez.
Según los empresarios, desde que el negocio del DVD llegó al país, a partir de 2003, la producción fue creciendo hasta 2008, cuando empezó a decaer, producto del crecimiento del mercado ilegal. “Aparecieron los manteros y locales que comercializan DVD en forma ilegal, como uno ubicado en la avenida Corrientes, frente al shopping Abasto, al que en tres años se le hicieron como veinte allanamientos y todavía sigue funcionando”, dijo el titular de la UAV.
La luz de alerta se encendió con el reciente pedido de quiebra de la cadena Blockbuster, en Estados Unidos, que además anunció que no financiará más a su deficitaria filial argentina. En los últimos tres años, Blockbuster cerró aquí 46 de sus 83 locales. Pero también bajo la superficie que otra cadena, Musimundo, asigna a la venta de DVD. La crisis del sector se llevó puestas en 2009 a las editoras Gativideo y LK-Tel, y a 2500 videoclubes en tres años.
“Si seguimos así, se va a acabar el cine argentino en DVD”, vaticinó Daniel Parise, director de Transeuropa, especializada en edición de films europeos y locales. “Es que el comercio ilegal se lleva las mayores ganancias por ventas de películas exitosas, que son las que nos ayudan a financiar las colecciones de cine europeo y argentino”, argumentó.
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