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Sociedad|Sábado, 22 de marzo de 2003
UN EX GERENTE DE MERIDIAN GOLD ALERTA SOBRE LA MINA

“Si empiezan, ya será tarde”

Por diez años, Robert Deurloo fue empleado de la empresa que proyecta sacar oro en Esquel. Aquí advierte sobre el método de trabajo de la compañía. Mañana, el plebiscito en la ciudad.

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En la ciudad de Esquel se sucedieron las marchas a favor y en contra de la explotación del oro.
“Estamos hablando de consecuencias que costarán decenas de millones de dólares.”
”Yo no confiaría en las promesas de Meridian. Sólo le preocupan sus finanzas y no van a hacer más de lo que les exijan”, reflexiona Robert Deurloo al evaluar sus casi diez años de trabajo para la empresa canadiense que hoy está al frente del polémico proyecto minero que planea extraer oro y plata en Esquel. Deurloo es ingeniero en Minería y fue gerente General de la Mina Beartrack, una de las últimas autorizadas en los Estados Unidos y explotada en la ciudad de Salmon City por Meridian Gold. Desde Idaho, el ex empleado de Meridian alerta a los esquelenses en particular y a los argentinos en general sobre las consecuencias a corto y largo plazo que podría implicar el proyecto minero El Desquite, que mañana será sometido a un inédito plebiscito en esa ciudad.
Deurloo, hoy dedicado al arte, dialogó con Página/12 desde su casa de Salmon City. En esa conversación, quien estuvo a cargo de la explotación de una mina cuyo impacto ambiental ahora se vislumbra como irreparable envió un mensaje de alerta a la gente de Esquel: “Meridian sólo está interesada en sus accionistas y en enriquecer a sus ejecutivos. No les importa nada de ustedes, los empleados locales, tu ciudad o tu país”.
Entre las recomendaciones que hizo, tras casi una década de trabajo para la multinacional minera, remarcó: “Tienen que exigir garantías de parte de Meridian antes de permitirles comenzar los trabajos. Una vez que hayan empezado será demasiado tarde. Y estamos hablando de consecuencias que costarán decenas de millones de dólares”, anunció con tono pesimista.
Deurloo se recibió de Ingeniero en Minería en la Colorado School of Mines, obtuvo un Advanced Business Management en Harvard y fue responsable del diseño y la operación de tres minas de carbón en Wyoming y Montana, todas ellas todavía en operación. Beartrack fue su último trabajo para Meridian Gold. Según explicó, el 6 de octubre de 1998 fue despedido luego de que su última evaluación hubiera sido calificada como “sobresaliente”.
“Con el único argumento de una reducción de personal, fui despedido después de nueve años y medio en la empresa. Y aunque nunca me dieron una razón específica, Edgar Smith, encargado de informarme sobre mi despido, dijo que una de las razones era que el daño ambiental debido a la roca ácida en el Tajo Norte de Beartrack era mucho mayor que el que yo había previsto cuando se estaba autorizando la mina”, señaló Deurloo. Y aclaró: “El costo de lidiar con drenaje ácido creció durante la explotación, y una de las razones para mi despido fue que yo no lo anticipé y que no luché lo suficiente para evitar el alza en los costos del compromiso ambiental”.
Sobre Beartrack, el estadounidense aseguró que “aún no ha sido escrito el último capítulo sobre su efecto en el medio ambiente. Cuando terminen de enjuagar el material acumulado, se llene el pozo sur y se comience a vaciar, recién ahí se verá si el agua de desagüe cumple con los estándares ambientales. Lo dudo, porque es casi imposible cavar una fosa en una mina irregular y que no se vea afectada la calidad del agua. Pregunten a Meridian si pueden señalar una mina en un medio con corrientes de agua que no haya afectado su calidad”.
Previamente, en una entrevista con el periodista chubutense Luis Manuel Claps, el ingeniero definió la que, según él, era la política de la empresa: “Ellos no van a hacer lo correcto sin que se los obligue. No sé cuántas veces escuché al CEO de Meridian, Brian Kennedy, decir: ‘¡No hagas más de lo que tienes que hacer!’”. Deurloo asegura que luego de Beartrack, Kennedy estimó que en el futuro no volvería a hacer negocios en Estados Unidos “por los riesgos y los costos del compromiso ambiental allí. Por eso pienso que irán donde ellos crean que la gente es menos sofisticada”, señaló.
Aunque para Deurloo cada medio ambiente y cada mina son únicos, según dijo a madryn.com, “Beartrack y Esquel son parecidas porque están situadas en un medio montañoso que es relativamente prístino y cercano a fuentes de agua. El agua es el gran problema”. En Beartrack, la mina explotada por Meridian dejó un foso de 250 metros de profundidad que afectará la calidad de las corrientes de agua que allí se originen. Para Esquel, el ex Meridian estimó un panorama aún peor: “Si combatieron hasta donde pudieron las leyes de USA, que son de las más estrictas, en Argentina irán más lejos. Por eso deben ser obligados a cumplir con los más altos estándares internacionales en materia ambiental, o el costo a largo plazo de la contaminación que dejarán en la tierra será mucho mayor que las ganancias que pueda traer, como las fuentes de trabajo”. Y concluyó: “Si en Argentina las leyes son menos rígidas que en USA, ellos probablemente dejarán un gran basurero y una eterna cicatriz cuando se hayan ido”.
Informe: Paula Bistagnino

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