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Sociedad|Martes, 7 de febrero de 2012
La gastroenteritis provocada por los sandwiches en la playa, una enfermedad turística

El mal de la vianda en Mar del Plata

Los sandwiches caseros, cuyos ingredientes perdieron la cadena de frío y mantenidos bajo el sol de las dunas, provocan gastroenteritis. Torceduras, cortes y alergia, otros males del turista.

Por Emilio Ruchansky
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Los sandwiches caseros, origen del mal de las dunas.

Desde Mar del Plata

Gastroenteritis, reacciones alérgicas, faringitis y traumatismos leves. Estas, y en este orden, fueron las dolencias más atendidas en los hospitales móviles de Mar del Plata la semana pasada. No son enfermedades crónicas, tampoco incurables y tienen en común ciertas conductas del turista debidas a la falta de información o al descuido. “En todo enero atendimos 8441 consultas, que son una primera respuesta y en algunos casos el paciente es derivado a un centro de mayor complejidad”, detalla Gustavo Rodríguez, director de la octava región sanitaria, que incluye 16 municipios bonaerenses. Los trailers están en la céntrica plaza Colón, Punta Mogotes y Las Toscas, incluyen servicios odontológicos, pediatría y radiografías. “Basta con recordar el número de documento. Si el paciente tiene obra social o prepaga, eso se anota. No queremos recaudar, pero sí recuperar costos”, aclara Rodríguez.

Los problemas intestinales suelen ocurrir en los días de playa y provienen de la nula refrigeración de los alimentos o del corte de la cadena de frío. Pasa, por ejemplo, por la ingesta de sandwiches, que miles de turistas preparan por la mañana, antes de salir a los balnearios. “Le ponen mayonesa, que se deteriora rápido. O los arman la noche anterior, los guardan en la heladera y después los llevan en un bolso. No duran más por eso. Todo lo contrario. A veces detectamos que en el apuro, no lavan bien la verdura”, explica el director de la octava región.

El corte con la cadena de frío también ocurre con yogures y los fiambres que vienen en la vianda. Sólo entre el 27 de enero y el 2 de febrero hubo 425 personas con gastroenteritis en los hospitales móviles, según datos municipales. Si no se refrigera, un sandwich debe ser consumido 20 minutos después de la preparación. “Después no me hago cargo”, dice Rodríguez, cuya recomendación es que los turistas vuelvan a donde se hospedan para prepararse la vianda al mediodía y evitar también las peores horas de sol.

Buena parte de los 420 casos de reacciones alérgicas registrados en la última semana se debieron al sol. En su mayoría, eran mujeres con zarpullidos en el torso, las piernas, la zona interna del tórax y la cara, debido a una dermatitis de contacto, debido al uso de protectores solares o bronceadores inadecuados. O por una reacción alérgica al brusco cambio de temperatura al salir del mar, por lo que se recomienda no meterse de golpe. La faringitis también se relaciona con los cambios de temperatura que provocan los ambientes con aire acondicionado.

“También vemos chicos muy quemados. O no les ponen protectores que resistan el agua o los dejan estar en la playa desde el mediodía hasta las cuatro”, comenta María de los Angeles Arias que, además de radióloga del hospital móvil de plaza Colón, es madre. La advertencia médica es que ningún bebé de menos de un año puede estar expuesto al sol fuerte y los niños hasta los cuatro años deben usar protector solar total. “A los chicos hay que ponerles protector solar a cada rato”, asegura.

Según Arias, los traumatismos más comunes son esguinces de tobillo y fracturas de dedos. Esas fracturas tardan 20 días en sanar. “‘Nena, me cagaste las vacaciones’, le dijo una madre hace unos días a su hija cuando se enteró”, recuerda Arias. Hubo en la última semana 315 “traumatismos varios”: en roller, por la caída tras el golpe de una ola o por pisar una piedra. “Desde que aparecieron las sandalias y las ojotas con plataforma se multiplicaron los esguinces. Son chicas que las usan para caminar en la arena. Un peligro”, agrega la radióloga.

La playa alberga otros riesgos: las cortaduras. El emergentólogo del trailer de plaza Colón, Heris Rojas Daiva, asegura que se suturaron heridas provocadas por botellas rotas y sillas o sombrillas que se vuelan. “También atendimos varios infartos en curso, previos al atoramiento de una arteria”, comenta. Los síntomas son el dolor de pecho que se expande a espalda, brazos y cuello y el debilitamiento de la persona. “Hay varios factores, pero puede mencionarse el estrés, el deshidratamiento, el desorden alimentario y el exceso de alcohol”, enumera Rojas Daiva.

También hubo varios pacientes con cólicos renales. Y otra vez los sandwiches son gran parte del problema, en este caso, los de milanesa, que pueden comprarse en el centro. “Se usa mucho el aceite reciclado, viejo, muy negro, que tiene más grasa. Pasa con las milanesas, pero también con las papas fritas y las rabas. Entonces aparecen las piedritas en la vesícula. Sería muy bueno que bromatología inspeccione las rotiserías, se van encontrar con otras cosas también”, asegura.

En el servicio de odontología se realizan aperturas, extracciones, restauraciones y drenajes. “La prioridad es el paciente con dolor”, afirma el odontólogo Mariano Cacicedo, dentro de un trailer sanitario. Allí hay tres puestos para atender y dos dentistas. “Dejamos uno libre para las emergencias”, indica Cacicedo.

Muchos turistas casi por reflejo sacan la billetera esperando un bono contribución, pero los servicios son gratuitos. Lo que sí cuesta si no se camina un poco son los medicamentos. Los médicos recomiendan ir a barrios más alejados, como La Perla y Punta Mogotes, o a las farmacias sociales que están en las cercanías del cruce de las avenidas Independencia y Luro. El hospital móvil, señala el director de esta región sanitaria, intenta “romper las barreras de accesibilidad del sistema de salud”.

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