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Sociedad|Viernes, 10 de febrero de 2012
La Cámara de Morón cuestionó severamente al juez del caso Candela

“Una mezquina argumentación”

Al conceder la excarcelación de una detenida por la chica secuestrada y asesinada en Villa Tesei, los camaristas criticaron la actuación del juez Alfredo Meade. Dijeron que la Justicia debe actuar “más allá de los vaivenes del humor social”.

Por Horacio Cecchi
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El caso Candela tuvo, desde el inicio, fuertes dudas sobre la línea de investigación.

La Sala III de la Cámara de Apelaciones de Morón rechazó la prisión de uno de los ocho detenidos del caso Candela, Gladys Cabrera, la dueña de la casa de la calle Kiernan donde el fiscal Marcelo Tavolaro sostiene que la nena estuvo secuestrada antes de ser asesinada. Pero lo hizo de un modo contundente: tildó al juez del caso, Alfredo Meade, de tener un pensamiento “autocrático” y usar una “mezquina argumentación”. Los camaristas consideraron que los “parámetros legales deben estar más allá de los vaivenes de los humores sociales”. Los mismos jueces deben decidir sobre los pedidos de excarcelación de otros seis de los ocho detenidos.

Las camaristas Sandra Mingolo y Elisabeth Fernández, y el tercer integrante de la sala, Adolfo Naldini, concedieron la excarcelación extraordinaria a Gladys Cabrera, la dueña de la casa de la calle Kiernan 992, de Villa Tesei, donde el fiscal Tavolaro asegura que estuvo secuestrada la niña Candela antes de su muerte. La argumentación de los camaristas es que “es necesario tomar en cuenta que la casa se hallaba deshabitada desde el 19 de julio de 2010, motivo por el cual Cabrera no tenía en dicha finca su residencia habitual, e incluso compartía la llave con otros de los hoy procesados”. Y sostienen que la investigación no aportó pruebas que pudieran rever este criterio.

La Sala III consideró que Cabrera no tenía antecedentes, que siempre estuvo a derecho y que no entorpecerá el proceso judicial. En su resolución consideraron que “el derecho fundamental a la libertad ambulatoria, y sus restricciones, han constituido una lucha del hombre frente al poder punitivo del Estado, por lo que tales limitaciones deben estar basadas indefectiblemente en estrictos parámetros de legalidad –y agregan dándole énfasis–, más allá de los vaivenes de los humores sociales”. El párrafo está dirigido especialmente al juez del caso, Alfredo Meade.

La actuación de Meade fue considerada por los camaristas como “más autocrática que razonada”. Tratándose de quien debiera garantizar el estricto cumplimiento de las leyes y la observación de la Constitución, para con los acusados por los investigadores, la calificación es impactante.

Y más, los camaristas sostuvieron que tuvo una “mezquina argumentación” a la hora de decidir si le concedía la excarcelación o no a la detenida (que Meade finalmente rechazó). Los jueces sostuvieron que a la hora de decidir si se debe o no dar el criterio de la excarcelación extraordinaria, más importante que el monto de la pena prevista “lo que debe valorarse es si existe el riesgo de la frustración del proceso y de la aplicación de la ley por parte del individuo”. “El señor juez Alfredo Meade –continúa el fallo– ha sabido desarrollar un pensamiento circular y con mezquina argumentación, al tiempo de denegar la solicitud de la defensa. No se evidencia qué circunstancias personales de Cabrera se han tomado en cuenta para considerar que existía por parte de ella un riesgo de sustraerse a la acción de la Justicia, para el caso de otorgársele la libertad caucionada.” De todos modos, curiosamente sólo el camarista Naldini votó por la libertad inmediata, ya que consideró que la excarcelación extraordinaria no contempla la posibilidad de la apelación. Mientras que las camaristas Mingolo y Fernández consideraron que debía permanecer detenida dado el caso de que el fiscal apele la medida.

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