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Sociedad|Viernes, 17 de febrero de 2012
TRAS LA VIOLENTA CRECIDA DEL RIO, SAN MARCOS SIERRAS SE LEVANTO EN RECLAMO DE SU PLAN HIDRICO

Un torrente que también trajo asambleas

La reciente crecida del río de San Marcos Sierras, que arrasó un camping y se llevó doce autos, derivó en una serie de asambleas de los vecinos. Reclaman al gobierno provincial la aprobación de un proyecto que ya presentaron para evitar esos desastres.

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Los vecinos autoconvocados ya llevan cuatro asambleas para discutir las acciones.

San Marcos Sierras es un pueblo serrano muy tranquilo, enclavado al final de las sierras chicas en el noroeste de la provincia de Córdoba, que el pasado 5 de febrero sufrió una de las peores crecidas del río Quilpo. El torrente arrastró una decena de autos y otras pertenencias personales de gente que acampaba en el camping Tres Piletas. Dicen en el lugar que “sólo por fortuna” no hubo víctimas. En octubre del año pasado, la comunidad de la zona había presentado al gobierno provincial una propuesta que demandó seis años de trabajo y cuya implementación hubiera podido evitar el desastre. Ahora, cientos de vecinos se vienen reuniendo de manera espontánea en la plaza central del pueblo para insistir en la aprobación del proyecto Reserva hídrica natural Orco Quebracho del río Quilpo, que plantea la conservación del ecosistema regional, a la vez que contempla la necesidad de regular las actividades de los campings y emprendimientos productivos asentados sobre las márgenes del río.

La asamblea de vecinos autoconvocados, que ya se reunió en cuatro oportunidades desde que ocurrió el mencionado hecho, reclama al gobierno provincial la aprobación del proyecto presentado en octubre de 2011 al entonces secretario de Ambiente de la provincia de Córdoba, Raúl Costa, con 1800 firmas que lo avalan. Solicitan declarar a toda la cuenca del río “reserva natural, cultural, hídrica y forestal”.

El proyecto plantea medidas de protección y conservación de los recursos naturales, con la participación de los propietarios que mantienen el dominio de sus campos. También auspicia una fuerte presencia del Estado provincial en cuanto al control y fiscalización técnica en el uso de los recursos naturales y culturales en la jurisdicción, e involucramiento integral de los distintos actores de otras reparticiones públicas.

En diálogo con , el guardaparque provincial Nery Martínez –uno de los impulsores del proyecto– explicó que “crear una reserva natural no necesariamente implica expropiación, sino más bien conservación y protección del río, de su flora, de su fauna y de su identidad cultural. Se trata de regular las actividades que se desarrollan en la región, según la Ley 6964 de Areas Naturales de la provincia”.

Esta ley propone categorías en cuanto al objetivo de conservación que pueden estar comprendidas entre un área intangible, en la que se impide cualquier intervención humana, hasta una reserva de dominio privado con recursos manejados. Según comentó Martínez, “el proyecto para solicitar la reserva fue ideado hace seis años por autoridades provinciales, municipales y organizaciones y quedó cajoneado por el gobierno de Juan Schiaretti y así permanece. Podría haber sido aprobado en noviembre del año pasado para promover un turismo seguro y responsable que se sume a la cultura local, pero esto no ocurrió”.

“En la zona tenemos un desarrollo turístico cada vez mayor, sin protección de los lugares naturales. La idea es fijar un ordenamiento del territorio, destinado al uso público y recreativo en zonas cercanas a los ríos, asesorando a quienes prestan servicios, con el control adecuado, para convertir el turismo tradicional en ecoturismo, a través del involucramiento y participación de todos los sectores.”

El documento señala que entre los impactos ambientales más importantes en la zona se encuentran “la disminución de la vegetación y de la diversidad biológica por incendios forestales, desmonte, tala y sobre todo pastoreo, caza indiscriminada y falta de fiscalización, a raíz de distintas intervenciones sobre recursos naturales llevadas a cabo por el hombre”. En el presente siglo aparecen nuevos impactos que se relacionan con el desarrollo de nuevas tecnologías y el ofrecimiento de servicios dirigidos al turismo.

El área natural propuesta abarca una superficie aproximada de 20 mil hectáreas, compuesta por bosques y arbustos serranos con pastizales naturales, parcelas agrícolas, vallecitos con bosque de llanura circunscripta por sierras por donde corren los ríos Pinto, San Gregorio y Quilpo, vertientes y arroyos que son parte de la misma cuenca media. Las zonas inundables pertenecientes a los ríos son de jurisdicción estatal, mientras que el resto pertenece al dominio privado.

Martínez explicó que “la región biogeográfica –denominada Chaco Americano– es la segunda en nuestro país en cuanto a riqueza en biodiversidad, multiétnica y multicultural”. También, sostuvo que “en la región coexisten dos ecosistemas, con especies endémicas en peligro”.

En la zona, la población es principalmente campesina, descendiente en mayor o menor grado de mestización de criollos con descendientes de la cultura comechingona. “El territorio es un lugar sagrado”, destacó Raúl Verasay, miembro del Consejo de Educación de Pueblos Indígenas para el Ministerio de Educación de la Nación.

“Debemos trabajar juntos y parejo para aprovechar esta oportunidad de defender a la Madre Tierra y comprometer a las autoridades para que nos acompañen”, sintetizó Meliño Tulián, vecina de San Marcos Sierras.

Informe: Sabrina Améndola.

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