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Sociedad|Miércoles, 29 de febrero de 2012
Eduardo Vázquez declaró durante dos horas y media en el juicio por el crimen de su esposa

“A mí me pusieron preso por las dudas”

El ex baterista de Callejeros, acusado de prender fuego a Wanda Taddei y provocarle la muerte, dijo que nunca maltrató a su esposa. Ratificó su versión de que Wanda se incendió al querer apagar el fuego en la mano de él.

Por Emilio Ruchansky
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Eduardo Vázquez se presentó en el juicio afeitado y con el pelo corto.

Eduardo Vázquez ejerció ayer su derecho a la defensa en el inicio del juicio en su contra por la muerte de su pareja, Wanda Taddei, dando durante dos horas y media su versión de lo ocurrido. “Nunca le pegué ni le di malos tratos”, juró el ex baterista de Callejeros y volvió a sostener que Taddei se prendió fuego accidentalmente, cuando intentaba apagar las llamas que le quemaban los brazos a él, durante una discusión. Relató los encuentros amorosos, interrumpidos, que durante quince años tuvieron él y quien fuera luego su esposa. “Eramos una pareja con mucho diálogo y mucho amor, amor sano”, comentó. También dio una extensa versión del día de la trágica pelea y criticó a dos testigos: el ex esposo de Wanda, Jorge Lechosa, y al padre de ésta, Jorge Taddei, quien también es querellante y pide para él una condena a reclusión perpetua.

El juicio, a cargo del Tribunal Oral Criminal 20, comenzó con la advertencia del juez Pablo Laufer a todos los presentes, entre ellos familiares y tres madres de chicos fallecidos en el incendio del boliche Cromañón. Mencionó que si alguien entorpecía las audiencias podría aplicar penas de arresto de 15 días a seis meses. A título personal, habló de su “desagrado” por la filtración de la filmación de la reconstrucción, emitida en varios canales. “El tribunal ha sido ajeno y sólo una de las partes retiró la copia”, agregó sin mencionar a qué parte se refería.

Vázquez se presentó ante los jueces Laufer, Luis Niño y Patricia Mallo con el pelo corto y suéter blanco hueso. Dijo tener “la necesidad” de declarar y lo hizo cabizbajo, con los hombros vencidos hacia adelante. “Soy un tipo humilde, sencillo, con muchos golpes por de más en la vida. No soy el personaje horrible, monstruoso que creó la maquinaria mediática”, dijo. Luego habló de una relación de “amor genuino” con su esposa, que tardó muchos años en concretarse, en parte, por la supuesta persecución de los padres de ella.

“La conocí entre el ’94 y el ’95. Yo la iba a buscar a la escuela. Los padres no estaban nunca, prácticamente no los conocía. La primera vez que hablé con Jorge (Taddei), me dijo: ‘Rajate de acá y olvidate de Wanda’”, contó. Por entonces, él tenía 19 años y ella 16. Según él, ella estuvo castigada tres años por ese amorío: “Salía a la calle de la mano de él y la obligaba a ir al baño con la puerta abierta”, relató. Wanda, agregó, le dijo que su madre la golpeaba y que solía alterarse porque tomaba medicamentos para adelgazar.

“Eso me hizo más rebelde”, cuenta Vázquez que le dijo Wanda. Con este panorama, dijo el acusado, pudieron verse algunas veces más y cada uno siguió su vida sentimental. Ella se casó y tuvo dos hijos con Lechosa, él una hija con otra pareja. “Cuando nos reencontramos, en 2008, nos abrazamos fuerte y besamos hasta dejarnos rojas las bocas”, dijo. En adelante, según su relato, surgieron problemas: el ex esposo la denunció por abandono de los hijos para quitarle la tenencia. Vázquez aseguró que Wanda “se sentía protegida” con él, que de alguna forma él asumió “el rol del padre ausente”.

Para describir la pelea ocurrida la madrugada del 10 de febrero de 2010, el acusado comenzó contando que ese día llegó tarde a un ensayo porque se quedó esperando los ladrillos para el cuarto del futuro hijo que planeaba tener con Taddei. Al terminar de tocar, un amigo suyo le pidió ir hasta la casa del guitarrista Elio Delgado, quien tenía que mostrarle un demo.

“Me llamó y me gritó: ‘¡Qué carajo hacés ahí! Seguro están en una fiesta con minas’”, dio Vázquez su versión. Llevó a su amigo hasta su casa y apagó el celular tras los insultos de su esposa, que le pedía que fuera inmediatamente a su casa. “Lo prendí después y tenía diez mensajes de voz”, agregó. Dijo que tenía apuro por volver, pero fue a tomar unos mates en la casa del amigo. Volvió como a las 3 de la madrugada. “Subestimé el enojo, pero no estaba haciendo nada irregular”, dijo.

Al entrar a su casa, según describió, dejó su celular, se descalzó, se sacó la remera y le dio un beso a Wanda, que dormía boca abajo. Ella se despertó enfurecida; discutieron, él le dijo que no quería seguir así porque sentía que le había retirado la confianza. Hubo una pelea y según contó él, creyó que era mejor esperar a que ella se calmara para discutir. Como Wanda lo había echado del cuarto, dijo, se fue a dormir al comedor llevándose un ventilador, porque hacía calor.

“Me cortó la luz, me dijo que no me iba dejar dormir. Era como una nena caprichosa”, contó. Luego, dijo, ella intentó agredirlo con una botella de alcohol, con la tapita puesta, aclaró. Se mojaron. “Me prendí un cigarrillo y se me incendió la mano, ella vino con una almohada para apagarme y como si hubiera gas en el aire, se incendió ella. En un momento quisimos apagarnos abrazados. Después la tapé con la manta y la llevé al hospital”, aseguró.

Finalmente, el acusado dijo: “Siento que no hice nada malo, que me pusieron preso por las dudas, por la actitud beligerante de la sociedad. No rocié ni prendí fuego como un hijo de puta puede hacer”.

Mañana comenzarán a declarar los testigos, 61 en total, y el veredicto se conocería el 26 de abril. Vázquez seguirá en el penal de Ezeiza y tendrá la opción de presenciar las audiencias.

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