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Sociedad|Viernes, 18 de abril de 2003

Radiografía de la angustia de los chicos frente a la guerra en Irak

Casi el 80 por ciento de los chicos porteños está angustiado por la guerra. Y el 44 por ciento temió que llegara aquí. Así lo revelaron sus padres en una encuesta hecha en las escuelas.

Por Horacio Cecchi
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En las escuelas de la ciudad, los chicos preguntaron sobre la guerra y se expresaron por la paz.
El abominable tío Bush, la escalada en Irak, cráteres y edificios demolidos, las víctimas, especialmente los niños, fueron los temas que gobernaron la encuesta en las IV Jornadas “Padres con la Escuela”, organizadas por la Secretaría de Educación porteña. Los resultados fueron tan interesantes como devastadores: el 94,4 por ciento de los padres consideró que el tema de la guerra en Irak debía conversarse con sus hijos. Y el 78,5 por ciento sostuvo que sus hijos estaban angustiados por la guerra traducida en imágenes por la televisión. Entre los motivos de esa angustia, que la guerra se trasladara a Argentina fue el preponderante, seguido por la angustia que desatan las imágenes televisivas, especialmente las de niños muertos.
Es el cuarto año de las Jornadas “Padres con la Escuela”. Como en cada una de las experiencias anteriores, la Secretaría de Educación porteña, a cargo de Daniel Filmus, organizó una encuesta entre los padres que asistieron. La idea fue la de indagar qué opinión tenían los padres sobre el impacto que la guerra en Irak produjo entre sus hijos y monitorear si desde su punto de vista se produjeron o no respuestas y transformaciones en la relación escuela-familia desde que se iniciaron las jornadas. La coordinación de la encuesta estuvo a cargo de Graciela Morgade, directora de Investigaciones de la Secretaría de Educación. El muestreo fue realizado sobre 944 padres.
“¿Considera que se debe hablar con los chicos/as acerca de la guerra en Irak?”, fue la primera pregunta. Y la respuesta fue tan contundente como las imágenes que durante un mes “bombardearon” la cotidianidad de los chicos. Por el sí respondió el 94,4 por ciento de los padres. Cuando se les preguntó sobre el lugar donde se debían realizar esas conversaciones, el 90,3 respondió que en sus casas y el 77,9 en la escuela. “Los temas que tienen un fuerte impacto emocional tienen un alto nivel de conversación en la casa –sostuvo Morgade–. El resultado en hogar es altísimo. Tiene el nivel de los temas más privados, más personales. La familia es el primer espacio porque moviliza, genera angustia. Pero también aparece una confianza muy alta de la población en que la escuela es capaz de tomar estos temas.”
Como contrapartida, de los padres que no conversan sobre la guerra, el 2,2 por ciento corresponde a hogares de nivel medio y medio alto, y el 8,1 a los de nivel medio bajo y bajo. “Entendemos que esa mayor proporción del nivel medio bajo y bajo puede tener que ver con que son familias con muchas preocupaciones de la vida inmediata –explicó la coordinadora–. No es que interpretemos que se habla menos, sino que se habla de otros temas.” La fuente de información prioritaria sobre la guerra fue la televisión (87,8 por ciento de los casos), seguida por el hogar (68,8) y la escuela (54,2). Como resultado, el 78,5 por ciento de los padres entrevistados consideró que sus hijos se mostraban angustiados por el tema. ¿Con qué palabras se expresó esa angustia? El 43,9 por ciento tenía miedo de que la guerra se propagara a Argentina, el 43,4 se sintió golpeado por las imágenes de niños muertos y el 42,5 fue impactado por las imágenes televisivas de la guerra en general.
“Para los chicos, es lo mismo si lo que ven en la tevé pasa en la esquina de su casa o en Irak. Todo es cerca”, sostuvo Morgade. La lástima por las víctimas de guerra como motivo de angustia tuvo mayor peso entre los alumnos de niveles medio y medio alto. “Las familias de clase media conceptualizan en su discurso el tema de la solidaridad, de los derechos humanos. Es una producción teórica, en el plano de los conceptos, lo que no necesariamente quiere decir que se dé en el plano de los actos, o que las familias de niveles más bajos no son solidarias o no tienen lástima. Simplemente, no aparece tanto entre ellos como discurso conceptual.”
La encuesta reveló que el 78,4 por ciento considera que la calidad de la atención escolar está igual o mejoró en su nivel, con un peso importantede parte del beneficio del comedor escolar. Por otro lado, la encuesta refleja otro tipo de guerra más presente en la Argentina: las condiciones laborales de los padres y sus actividades de recreación con sus hijos se han deteriorado en forma ininterrumpida.

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