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Sociedad|Martes, 8 de mayo de 2012
Polémica por la creación de una reserva natural detrás de la Ciudad Universitaria

Otra área ecológica a la vera del río

Un proyecto crea una reserva al lado del Parque de la Memoria. La UBA, propietaria del predio, reclama que se respete un convenio ya firmado con la Ciudad y pide tener el manejo del área.

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El predio limita con la sede del Club Universitario de Buenos Aires.

Los legisladores porteños avanzan con un proyecto para crear un área de reserva ecológica detrás de la Ciudad Universitaria, sobre el Río de la Plata. La iniciativa fue aprobada en primera lectura y luego sometida a consideración en una audiencia pública, donde surgieron diferencias con las autoridades de la Universidad de Buenos Aires (UBA), a la que pertenece el terreno. “Ya existe un convenio con la Ciudad que prevé la creación de un parque natural en este mismo predio –recordó el secretario general de la UBA, Carlos Mas Vélez–. Nuestra posición es que hay que continuar con ese proyecto original.” El legislador Adrián Camps (Proyecto Sur), impulsor de la iniciativa, consideró ante Página/12 que existe consenso en la cuestión de fondo, que es la preservación del espacio verde, y aseguró que a partir de allí “los detalles podrán discutirse” para “alcanzar un acuerdo que deje conformes” a las partes. Si se aprueba tal como está, la norma prohibiría la alteración del lugar y definiría el acceso público y gratuito a ese espacio, hasta hoy inaccesible.

Hay un bosque y un humedal detrás de Ciudad Universitaria. Allí está el área que se pretende convertir en reserva ecológica. Limita con la desembocadura del arroyo Vega al norte, con el Parque de la Memoria al sur, la costa del Río de la Plata y la sede del Club Universitario de Buenos Aires. Según la investigación que fundamenta el proyecto, el terreno, de 18 hectáreas, es un espacio de gran biodiversidad: incluye “más de 200 especies de plantas”, entre ellas “varias especies de árboles nativos, como el ombú, el sauce criollo, el espinillo y la palmera”, y una cantidad similar de animales vertebrados. Con todo, la península de Ciudad Universitaria –así la llaman– “tiene una importancia educativa y científica, que se acrecienta con la proximidad de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA”.

“Nuestra idea fundamental es proteger el predio. Es un área prácticamente única en la ciudad –explicó Camps–. En la actualidad está zonificada como E4 (equipamiento), lo que permite construir edificios. Nosotros queremos darle la zonificación que corresponde a una reserva natural.” Para el legislador socialista, las diferencias se presentan “en la forma de gestión” del predio, ya que el proyecto le reserva a la universidad un papel secundario. Además, “la UBA quiere que se le reconozca el plan de manejo” que hizo para ese sector tras el acuerdo con la Ciudad. Camps lo consideró posible: “No hay ningún inconveniente. Todos los detalles son temas de discusión”, dijo.

El convenio con la Ciudad fue suscripto en 2000, pero en los hechos se cumplió en parte: sólo fue concretada la parte que comprende al Parque de la Memoria, mientras que otros dos proyectos, el Parque Natural Ciudad Universitaria y la Plaza de la Concordia, quedaron sin ejecutar.

Pese a las diferencias en la audiencia pública –de la que participaron autoridades de la UBA, organizaciones no gubernamentales y vecinos “en defensa de espacios verdes”–, para Camps se alcanzó cierto consenso: la urgencia por proteger el área; el reconocimiento, como antecedente, de lo elaborado por la UBA en el predio; y la necesidad de una forma de gestión que integre los intereses de la universidad, el Ejecutivo porteño y las ONG.

La postura de la UBA

“Antes de opinar sobre la reserva, o de discutir los detalles, nosotros decimos que existen convenios vigentes entre la Ciudad y la UBA que le daban un destino a ese predio, que era el de un parque natural –insistió Mas Vélez–. La posición de la UBA es continuar con ese proyecto. Si la Legislatura decide seguir adelante con la reserva ecológica, entonces daremos nuestra opinión, y desde ya que tenemos algunas diferencias.”

Por su parte, el vicedecano de Ciencias Exactas, Juan Carlos Reboreda, coincidió en que “lo que nosotros pedimos es que se complete ese proyecto acordado entre la UBA y la Ciudad y que se tome como insumo el plan de manejo que se elaboró entre las facultades de Exactas y de Arquitectura junto con las ONG”.

Reboreda cuestionó además la forma de gestión planteada en el proyecto de Camps: “Se pone a un director que, si bien se elige por concurso, responde al jefe de Gobierno, y la única participación que tiene la UBA es en un consejo asesor no resolutivo. Por lo tanto no se reconoce su potestad para administrar esas tierras, lo que avanza sobre su autonomía”. El vicedecano puso en duda además uno de los fundamentos del proyecto: “Son quince hectáreas, y no estamos hablando de un sitio de riqueza en términos de biodiversidad –aseguró–. Claramente, el principal valor del predio es educativo”.

Tras su aprobación en primera lectura en diciembre pasado, y después de la audiencia pública efectuada la semana pasada, el proyecto se trabajará ahora en las comisiones de Ecología y de Planeamiento Urbano. Por último deberá volver al recinto, donde podría recibir una sanción definitiva.

Informe: Agustín Saavedra.

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