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El Tribunal Oral Nº 2 de San Martín absolvió al agente de la comisaría 48ª Diego Fernando Ignotto, acusado del crimen de Maxi González, ocurrido el 8 de enero del ’99. La identificación y posterior imputación del ex agente había llegado sobre el límite de la prescripción del caso, tres meses antes de cumplirse los 12 años. Ayer, Rosa García, madre de Maxi y fundadora de la agrupación Avise, criticó a los jueces del tribunal y aseguró que estaba dispuesta a apelar. Más allá de defectos y cuestionamientos que puedan caber al tribunal, el verdadero origen de la falta de justicia deberá rastrearse en los primeros tiempos de la instrucción, cuando Rosa García se vio obligada a montar sobre sus hombros la búsqueda de datos para aportar a la investigación por desidia de la Bonaerense y el desinterés de la primera fiscal del caso, Noemí Carreiras.
El juicio se había iniciado el 30 de octubre pasado y tuvo sentado en el banquillo a Diego Ignotto, de 34 años y agente de la Federal, que se encontraba en disponibilidad por el proceso judicial en que había quedado envuelto. Ignotto vive en el mismo barrio donde murió Maxi González, y en los primeros pasos de la investigación, que impulsó Rosa García, llegó a ser citado como testigo.
En aquel momento, una vecina avisó a Rosa que se estaba incendiando una casilla con ramas en la que Maxi se ocultaba, o guardaba algunas de sus pertenencias, en el mismo terreno donde se encontraba el galpón en el que apareció muerto. Los vecinos le afirmaron saber quién había provocado el incendio y “me dijeron que había sido Ignotto”, relató Rosa. Cuando la mujer fue a preguntarle, el muchacho le respondió que lo quemó “porque le había hecho mal lo que le hicieron y que de bronca le prendió fuego (a Maxi)”, recordó la madre de Maxi. La fiscal Carreira tomó declaración en aquel momento a Ignotto como testigo y dio la misma explicación.
La causa pasó de muerte dudosa a homicidio recién cuando Carreira fue apartada y en su lugar fue designado Marcelo Segarra. Entre los datos que lograron reunir, uno mencionaba a un testigo que había escuchado una suerte de confesión. El testigo había recibido amenazas y se había mudado del barrio. Entretanto, dos meses después del asesinato de Maxi, Ignotto se enrolaba en la Federal, donde comenzó a trabajar como agente en la comisaría 48ª.
Recién en 2011, Rosa dio con el testigo y logró que declarara. En mayo de este año, y con la prescripción encima, Segarra imputó a Ignotto, quien fue pasado a disponibilidad. Y pidió la elevación a juicio.
El 30 de octubre, los jueces del Tribunal Oral de San Martín, dieron por iniciado el juicio. Fueron tres días en que circularon testigos de una y otra parte.
Ayer se inició la ronda de los alegatos. El fiscal Segarra pidió nueve años por homicidio simple; Adoración Gutiérrez, abogada de la asociación Avise, pidió 15, y la defensa de Ignotto, la absolución. Se había dicho que la fecha del veredicto sería anunciada ayer mismo. Y así fue: se leyó ayer. El tribunal, por unanimidad, absolvió a Ignotto.
“Estoy indignada –dijo Rosa García–. Lo que pasó todavía no lo puedo entender. Vamos a apelar. Me voy a reponer un poquito del mazazo que recibí, me voy a organizar con otras ONG .” Si la lógica de los familiares de las víctimas es exigir que su mirada sea tomada como la verdad de los hechos, la mayor dificultad que encontraron los familiares de Maxi para sostenerla fue la inercia judicial que se desplomó sobre el caso en sus primeros tiempos.
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