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Sociedad|Jueves, 20 de diciembre de 2012
Condenaron a la partera acusada de vender al menos a tres bebés

Doce años por apropiación

Un tribunal en San Martín condenó a Nilda Civale de Alvarez, hoy de 80 años, a doce años de prisión por tres casos de venta de bebés. Una de las hijas apropiadas inició una búsqueda por Internet hasta encontrar casos semejantes al de ella.

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Pereyra, que inició el rastreo de datos, junto a otra de las víctimas de Nilda Civale.

Fue condenada a doce años de prisión la partera, hoy de 80 años, que fue a juicio por la apropiación y venta de tres bebés, hoy mujeres de entre 35 y 45 años. El Tribunal Oral no admitió la prescripción de la causa, sobre la base de que la sustracción de identidad es un delito continuado. El veredicto pone fin, o pone pausa, a la lucha que inició una de esas mujeres, Clara Lis Pereyra, cuando, en 2005, se enteró de que quien había creído su madre se había apropiado de ella, la había comprado. Mediante Internet, Clara ubicó a varias mujeres en su misma situación y con la misma partera. Además de las tres cuyos casos se debatieron en este juicio, otras dos iniciaron procesos que están en etapa de instrucción. La directora de Búsqueda e Identificación de Personas advirtió que “apropiaciones como éstas han sido muy frecuentes y todavía se producen”.

La partera Nilda Civale de Alvarez recibió el veredicto del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 2 de San Martín, integrado por Daniel Petrone, Daniel Cisneros y Héctor Sagreti, por “sustracción, retención y ocultamiento de un menor, reiterado en tres hechos, y falsedad de documento público”. Por su avanzada edad cumplirá prisión domiciliaria. Civale ejercía su profesión en el partido bonaerense de La Matanza y había llegado a ser jefa de obstétricas en el hospital de González Catán. “Soy inocente. Nunca quise hacerle daño a nadie”, dijo ayer, cuando el tribunal le otorgó la palabra.

El juicio había sido promovido por tres de sus víctimas: Clara Lis Pereyra, Patricia Uriondo y Andrea Belmonte, con fechas presuntas de nacimiento el 20 de marzo de 1978, el 15 de octubre de 1969 y el 20 de noviembre de 1969. El tribunal todavía no dio a conocer los fundamentos de la sentencia, que tomó en cuenta peritajes sobre las partidas de nacimiento y muestras de ADN que demostraron la inexistencia de vínculo biológico entre las demandantes y las familias que resultaron ser apropiadoras.

“Me siento muy aliviada, comentó Clara Lis Pereyra –que es locutora en Radio Nacional–. Hoy, cuando se leyó el veredicto, estábamos todos ahí, nos abrazamos. Aunque estas apropiaciones no se vinculan directamente con la última dictadura militar, tenemos la misma necesidad, el mismo dolor y pasamos por las mismas angustias que esos otros chicos apropiados. Y tengo la esperanza de que este fallo allane el camino para los próximos pasos en la búsqueda de mi origen.”

Clara se había enterado de que la que creía su mamá era en verdad su apropiadora cuando, en 2005, supo que el padre de su apropiadora la había comprado para que su hija –que ya padecía la enfermedad de la que falleció cuando Clara tenía un año y medio– realizara, antes de morir, el deseo de ser madre. Gracias a Internet, Clara hizo contacto con otras personas cuya partida de nacimiento había sido firmada por la partera Civale. Cinco de ellas fueron a juicio –dos están en etapa de instrucción– y otras cinco todavía no han decidido recurrir a la vía judicial.

Adriana Gallo –directora de Búsqueda e Identificación de Personas Desaparecidas del Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense, que asesoró a Clara– comentó que “como ha venido sucediendo en otros casos, el tribunal consideró que los delitos no estaban prescriptos, ya que son de ejecución continuada: hasta el día de hoy estas tres personas no conocen su verdadera identidad”.

La funcionaria señaló que “estos casos son más frecuentes de lo que pensamos. De todos modos, en la actualidad es más difícil que se produzcan: hoy es excepcional que haya partos domiciliarios y los registros están más prevenidos. De todos modos, hay bebés que salen de los hospitales sin haber sido inscriptos. También es posible que haya cierto cambio cultural, en cuanto a que la gente entienda, no sólo que esto es un delito, sino que están iniciando su relación con la criatura a partir de la mentira de haberla inscripto como hijo propio cuando no lo es”.

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