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Sociedad|Jueves, 27 de diciembre de 2012
El juez decidió que siga preso el acusado por la desaparición de Erica Soriano

Un caso de violencia familiar

Es Daniel Lagostena, sospechado de haber hecho desaparecer a su novia, que estaba embarazada. Por un fallo de Cámara estaba por ser liberado, pero al final el juez cambió la carátula y lo mantuvo detenido. El fallo enmarca el episodio en un caso de violencia de género.

Por Emilio Ruchansky
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Erica Soriano se encuentra desaparecida desde agosto de 2010; está acusado su novio.

Daniel Lagostena seguirá preso, acusado de asesinar a su novia Erica Soriano, desaparecida desde agosto de 2010. Tuvo la posibilidad de ser liberado luego de un fallo de la Cámara de Apelaciones de Lomas de Zamora, sin embargo, el juez Gabriel Vitale decidió ayer mantener la prisión preventiva, entre otros motivos, “por la posibilidad de que entorpezca la investigación”, señaló una fuente judicial a este diario. Según el fiscal Gerardo Loureyro, Lagostena, de 51 años, habría sido ayudado por su sobrino y otro familiar para deshacerse del cuerpo de Soriano, de 30, luego de que ambos mantuvieran una fuerte discusión; la víctima, embarazada de dos meses y medio, había consultado a una inmobiliaria quince días antes por el alquiler de una propiedad para mudarse sola porque quería separarse.

Hace una semana, la sala III de la Cámara de Apelaciones anuló las indagatorias y la detención de Lagostena porque el fiscal Loureyro lo había imputado por “privación ilegítima de la libertad seguida de muerte”, pero el juez de Garantías de Lomas de Zamora, al dictar la prisión preventiva, cambió la calificación por “homicidio simple y aborto en el contexto de violencia familiar”. Para subsanar esta cuestión, el fiscal volvió a indagar al principal sospechoso el sábado pasado bajo la nueva calificación y éste se negó a declarar. La decisión de su excarcelación volvió entonces a Vitale.

La investigación de la desaparición de Soriano tuvo un giro el 30 de mayo pasado, cuando el fiscal decidió detener a Lagostena, tras pincharle el teléfono y tomar declaración a familiares, amigos de la víctima y a ex parejas del acusado en un legajo en reserva, al que no podía acceder el defensor de Lagostena. “Más allá de los tecnicismos judiciales como el cambio de calificación, que es corriente en la Justicia, lo importante del fallo de la Cámara es que convalidó los legajos fiscales en reserva”, observó la fuente judicial consultada.

Estos legajos permitieron orientar la investigación a otra hipótesis. Al principio se investigó sobre el supuesto de una red de trata. Una desaparición durante el viaje que la víctima habría hecho el 20 de agosto desde Pasaje Coronel Santiago 1433, la casa conyugal en Lanús, desde el sur del conurbano bonaerense, hacia la casa de su madre. Esta fue la versión del ahora imputado. Los testimonios fueron una prueba fundamental, como subraya el fallo del juez Vitale, para sospechar de ese supuesto viaje y comenzar a rastrear la coartada de Lagostena; “un hombre violento y controlador”, coincidían los testigos.

“La contextualización de los hechos es un dato fundamental a los efectos de poder valorar las pruebas aportadas, ya que una de las maneras más tradicionales es investigar los casos de violencia como si fueran delitos comunes y sin características específicas”, escribió el magistrado al confirmar la prisión preventiva. Lagostena revisaba los mails, los mensajes de texto y voz de Soriano y le pedía los boletos de colectivo. Una ex pareja contó que el imputado controlaba todos sus horarios y que generalmente, cuando sospechaba algo, “le pegaba sin medir su fuerza”.

Aunque la casa de Lagostena fue allanada por la policía tres semanas después de la desaparición de su novia, hubo una “inspección ocular” al día siguiente y los familiares notaron que estaban la cartera, los documentos, la billetera –con las tarjetas bancarias– y los documentos de Soriano. Tampoco faltaba ropa y “no llevó consigo el ácido fólico que necesitaba en razón de su embarazo”, observó el juez. Más tarde, en el hogar a leña se secuestraron muestras de la chimenea, una de ellas, dice el fallo, “presenta fibras rojas de origen textil de tipo poliéster, lo que se corrobora con la declaración de la familia de la causante, quienes afirmaron que Soriano utilizaba ropa interior del color y fibras como las peritadas”.

Tal como se advierte en el fallo del Juzgado de Garantías que resolvió la primera prisión preventiva, el 3 de julio pasado, los cruces telefónicos terminaron de hilvanar los pasos que habría seguido el imputado la noche de la pelea. Mensajeó a su sobrino varias veces entre las 23.45 y las 23.53. “Se altera el patrón existente entre ambos abonados, cuyo tráfico era casi nulo”, destaca la resolución. Y aparecen otros cruces, la madrugada del 21, entre los celulares de la familia Lagostena, yendo y volviendo de Aeroparque, y a la casa de la hermana del imputado.

Al fiscal y al juez les “llama poderosamente la atención” ciertos horarios, lugares, contactos telefónicos y recorridos. Los investigadores sugieren dos hipótesis: el cuerpo pudo haber sido arrojado al Río de la Plata o reducido en la funeraria de los familiares de Lagostena. Para el juez, se encuentra acreditado “con el grado de certeza que esta instancia requiere”, que Soriano desapareció estando sola con el imputado, en el domicilio que compartían y que el análisis del caso debe comprender “las dificultades propias de la problemática de género”.

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