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Sociedad|Miércoles, 30 de enero de 2013
ARRANCO LA DISCUSION PARLAMENTARIA POR EL MATRIMONIO IGUALITARIO

Francia, la hora del debate

La Asamblea Nacional francesa empezó a discutir el proyecto oficial. La oposición conservadora buscó trabar el debate al presentar 5000 enmiendas a la iniciativa. Cristina Kirchner remitió al gobierno francés una carta de apoyo, que fue leída en un acto el domingo pasado.

Por Eduardo Febbro
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Ayer hubo nuevas manifestaciones a favor del “matrimonio para todos”, con ironías sobre la Iglesia.

Desde París

La confrontación en torno de la ley sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo pasó en Francia de la calle a la Asamblea Nacional. Después de las multitudinarias manifestaciones a favor o en contra de este proyecto de ley sobre el matrimonio homosexual, una de las promesas electorales del presidente socialista François Hollande, el proyecto será discutido durante dos semanas en la Asamblea. Este texto cuenta aún con el respaldo mayoritario de la sociedad, pero es rechazado tajantemente por la Iglesia Católica y la oposición conservadora agrupada en el partido UMP, Unión por una Mayoría Popular. El punto más controvertido es la posibilidad de que las parejas homosexuales puedan adoptar niños. Para la derecha, la inclusión de ese derecho viene a poner en peligro la estabilidad familiar del país. Apenas comenzó el debate parlamentario, la oposición conservadora se presentó en orden de batalla con la introducción de más de 5000 enmiendas al proyecto inicial de una ley que se convierte en la reforma social más importante desde la abolición de la pena de muerte adoptada en 1981.

Las encuestas de opinión muestran que el 63 por ciento de los franceses está a favor del matrimonio igualitario. Esa mayoría cae al 51 por ciento cuando se trata de juzgar la pertinencia de la adopción de niños por parte de parejas gays.

El domingo pasado tuvo lugar la última manifestación de los partidarios al frente del movimiento Matrimonio para Todos. Los dos campos vienen midiendo sus fuerzas en las calles de París desde hace varios meses a través de manifestaciones que, en uno y otro lado, movilizaron a decenas de miles de personas. En el acto de cierre de la campaña organizado en el teatro du Rond Point por un colectivo de artistas, intelectuales y políticos, el ministro francés del Interior, Manuel Vals, leyó una carta de apoyo remitida por la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, en la cual la jefa del Estado recordó que “la Argentina, a partir de la sanción de las leyes de matrimonio igualitario y de identidad de género, es una sociedad más inclusiva y más justa. Expandir derechos es incluir, es ampliar ciudadanía; es reparar”. Esa es la filosofía que defiende hoy el Ejecutivo francés. Cristina Fernández de Kirchner resaltó que “al día siguiente al que se haya aprobado el matrimonio igualitario, nadie se despertará con menos derechos, por el contrario habrá varios que tendrán lo que otros ya tenían”.

La derecha francesa hará todo lo posible para que ese despertar diferente sea lo más tardío y complicado posible. Para empezar, los conservadores de la UMP, respaldados por la Iglesia Católica y los obispos que mueven los hilos entre las sombras, exigen un referéndum sobre esta importante reforma de sociedad. Pese a la fuerte presión de la calle, el presidente François Hollande no cedió y mantuvo el calendario inicial. Hollande busca evitar que los debates parlamentarios se tornen interminables y que, con ellos, se debilite el apoyo a la ley.

La ministra francesa de Justicia, Christiane Taubira, fue la encargada de entablar los debates en una Asamblea Nacional galvanizada por la controversia. Este tema divide a la conservadora UMP, donde 33 por ciento de sus militantes está a favor del dispositivo. La UMP del ex presidente Nicolas Sarkozy se juega mucho más que la ley. Decapitada por la derrota en las elecciones presidenciales de abril y mayo pasado y, posteriormente, por la batalla interna en torno del control del partido protagonizada por el ex primer ministro François Fillon y Jean-François Copé, la derecha busca restaurar su unidad y la credibilidad perdida a partir de este debate de sociedad. Para ello no escatimó jugarretas: empezó presentando 5166 enmiendas, muchas de ellas idénticas, a fin de prolongar los debates: también movilizó en las calles a los grupos más integristas como Civitas.

Pero apenas empezó el debate parlamentario, los diputados votaron en contra de una moción presentada por Henri Guaino, el ex asesor y encargado de escribir los discursos del ex presidente Nicolas Sarkozy, quien abogó por la inconstitucionalidad del “matrimonio para todos”. La ministra francesa de Justicia, Christiane Taubira, les dijo a los parlamentarios conservadores que tenían “la mirada obstinadamente fijada en el pasado”.

La izquierda socialista cuenta con una cómoda mayoría y el apoyo de varios parlamentarios de la derecha. El tema se complica, sin embargo, en lo que atañe a una ley en paralelo, la PMA, Procreación Médicamente Asistida, que les permitiría a las parejas de lesbianas con un proyecto familiar sólido tener hijos. El Partido Socialista tiene en el Senado una mayoría estrecha y a ello se le agrega la dificultad de que varios socialistas están en contra de esa opción. Las discusiones en torno del “matrimonio para todos” plasmaron un antagonismo profundo entre los partidos políticos de izquierda y de derecha.

La extensión de los derechos civiles a las parejas homosexuales reestableció la línea de fractura entre izquierda y derecha que las políticas económicas liberales habían borrado. Hay hoy en Francia una auténtica guerra entre los dos sectores. Las emanaciones más reaccionarias de la sociedad salieron a flote, a veces con posturas delirantes que remiten a principios del siglo XIX. Los integristas, la derecha y los católicos se han empeñado en negar lo que ya es un hecho tangible en las sociedades occidentales. Con sus criterios exclusivos sobre lo que es una familia y quiénes la constituyen, se han obstinado en no convertir en derecho la evidencia de una evolución con la que todos convivimos. En su discurso de 40 minutos, la ministra francesa de Justicia recordó las etapas del matrimonio civil desde 1791 como un extenso camino hacia la igualdad. “Hoy –dijo la ministra– completamos la igualdad.”

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