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Sociedad|Jueves, 19 de junio de 2003

“Desde hace días vengo diciendo dos
cosas, justicia y calma en Arequito”

Por la mañana la gente llegó a confeccionar una lista de 20 “indeseables” que deberían ser echados del pueblo. Después habló la madre de la víctima y la asamblea pidió seguridad al gobierno provincial.

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La asamblea popular se reunió por tercer día consecutivo después de la rebelión del lunes.
Después de una jornada de versiones sobre la existencia de una “lista negra” con los nombres de 20 personas que serían obligadas a irse de Arequito sólo por ser familiares de los autores del crimen del joven custodio Luis Cignoli, fue Alicia Galo, la madre de la víctima, la que salió a desechar todo atisbo de venganza. “Desde hace dos días vengo diciendo dos palabras: justicia y calma. A mi hijo no me lo van a devolver, pero tenemos que recordar que él siempre tenía una sonrisa y que buscaba la unión. Por eso pido justicia y calma en Arequito.” Ante miles de vecinos que por tercera jornada consecutiva se reunieron en la plaza local, Alicia insistió en que la muerte de su hijo “debe servir para recordarnos que tenemos que vivir en paz y en calma”. Luego de la asamblea comenzó a firmarse un petitorio que será entregado a las autoridades y que tiene cuatro reclamos: más seguridad en Arequito; que el ministro de Gobierno, Carlos Carranza, analice la actuación de la cuestionada jueza de Casilda, Silvia Noguera; que la policía tenga un presupuesto acorde, y que la comunidad tenga control sobre la policía.
La polémica sobre la expulsión de los “20 indeseables”, como los llaman los vecinos más virulentos, generó inquietud en la zona de Arequito conocida como “La Villa”, donde viven familias de escasos recursos, entre ellas los parientes de Jorge Bled y Carlos Núñez, los dos acusados de ser los autores del homicidio de Luis Cignoli. Un familiar de Núñez llamó a la reflexión a los vecinos que los querían expulsar del pueblo: “Todos no somos iguales. Echarnos no es la solución. Lo primero que hay que hacer es parar a los que traen la droga a La Villa y hay que pensar que la policía debe saber muy bien quiénes son y no hace nada”.
“Mi hermano Jorge ya está preso. Si tiene que pagar que pague, pero no todos somos iguales. Mi otro hermano se presentó ayer a trabajar y lo dejaron sin trabajo. Eso está muy mal porque no toda la familia actúa de la misma manera.” Carlos Bled, uno de los hermanos del imputado, tiene dos hijos, uno de 6 y otro de 3. “Nosotros no le hicimos nada a la gente. Que no se cargue contra todo el mundo.” Carlos está casado con Nélida, vive en Arequito desde hace 17 años y sigue trabajando como jardinero en la Municipalidad. Su esposa Nélida declaró a la prensa que están dispuestos a dejar el pueblo “porque tenemos miedo de que les pase algo a los chicos”. Luis Cignoli padre, de 64 años, volvió ayer a trabajar en la gomería de su propiedad, que estuvo cerrada por el duelo que provocó la muerte de su hijo. “Estoy intentando salir, pero esto me desarmó todo. Cuando llegué lo primero que encontré fue la bicicleta que era de me hijo y todo se me apareció de golpe. Vamos a ver cómo hacemos para tirar hacia adelante.” Al parecer, Cignoli padre no estaba de acuerdo con la postura de su esposa y por eso no estuvo en la asamblea realizada anoche. “El pedido de justicia está muy gastado. Hay tres o cuatro que se tienen que ir”, opinó ante una pregunta de los periodistas.
La maestra Griselda Re, una de las promotoras de las marchas, había confirmado la existencia de una “lista negra” que incluía los nombres de unas 20 personas que viven en la zona sur de la ciudad, en “La Villa”, llamada así despectivamente por la gente “del centro” de Arequito. Según Re, el listado se había hecho “con el consenso de la gente”, pero finalmente esa postura fue rechazada por la propia madre de la víctima. El jefe comunal de Arequito, Julio Vidosevich, insistió ayer en que “todo se debe hacer dentro del marco de la ley”, motivo por el cual se opuso a la llamada “lista negra”. La Cámara de Industriales también lamentó que “se haya utilizado un hecho tan doloroso” como la muerte del joven custodio “para desestabilizar a las instituciones”.
La que puso las cosas en su lugar fue Alicia Galo, la madre de la víctima, quien anoche fue ovacionada por las dos mil personas presentes en la asamblea. “Todos tenemos derecho de vivir en Arequito, pero con calma y no tiene que pasar más lo que pasó con Luis.” En tono pausado, con la voz quebrada por el llanto, la mujer llamó a reclamar seguridad y a rechazar todo acto de violencia. Las autoridades de Arequito se reunirán mañana conel gobernador Carlos Reutemann para elevar el petitorio que comenzó a ser firmado por los vecinos.

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