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Sociedad|Jueves, 26 de junio de 2003

Un remisero que sufre epilepsia y se olvida de tomar los remedios

Daniel Patruf se negó a declarar. Pero su defensa pidió que se le haga un examen para comprobar que padece epilepsia. Dicen que sufrió un ataque porque no había tomado un remedio.

Por Horacio Cecchi
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El remisero Daniel Petruf podría ser declarado inimputable.
El caso del remisero Daniel Petruf sigue y seguirá en el misterio mientras no surjan evidencias de lo que ocurrió dentro del Galaxy azul la madrugada del domingo pasado. De todos modos, algunas marcas parecen ir abriendo el horizonte del caso. Petruf sufre de epilepsia desde los 9 años: cuando lo detuvieron solicitó que le proveyeran la medicación. El tipo de epilepsia que padece se conoce como Petit Mal y genera lagunas amnésicas. Se mantiene bajo control con un medicamento específico. Ese día, Petruf no tomó la pastilla. Fuentes judiciales aseguraron a Página/12 que quedó “terminantemente descartado todo eso del intento de violación, amenazas con armas y cuestiones por el estilo”. El dato que permite descartarlo surge de una breve declaración de Paula Salinas, realizada ese mismo domingo, cuando ingresó a la clínica y aún estaba consciente. Ese día también dijo que ella no se arrojó sino que intentó aferrar a su amiga, Teresa Bottini, y cayó en el intento. Anoche, la joven se mantenía estable en coma farmacológico. Petruf se negó a declarar. Sus abogados solicitaron un urgente examen médico para determinar la lesión cerebral que asegura padecer. De comprobarse, sería declarado inimputable.
Ayer, alrededor de las 11, el juez Ricardo Warley se dispuso a tomar declaración a Daniel Alejandro Petruf. Estaba presente la fiscal Graciela Bugeiro. Pero antes de la formalidad del acto se produjo una situación curiosa y, al mismo tiempo, sugestiva. El juez preguntó a Petruf por su abogado. El martes, públicamente había aparecido como defensor del remisero el abogado Norberto Pérez. Pero ayer Petruf se negó a declarar acompañado por Pérez. Como es necesaria la presencia de un abogado porque en caso contrario el acto sería nulo, Warley convocó a una defensora oficial. En el momento en que se aprestaba a tomar la declaración aparecieron los abogados Roberto Damboriana y Edgardo Moyano, contratados por la familia de Petruf. Recomendaron a su cliente no declarar y solicitaron realizar una evaluación psiquiátrica para determinar si padece de epilepsia.
¿Por qué Petruf rechazó a Pérez? Según una versión, Pérez sería abogado de la empresa de remises. Y el mismo domingo se habría realizado una reunión en la que se sugirió a Petruf que desapareciera del ambiente durante unos días. El propio remisero y su familia se mostraron disconformes. Petruf se quería presentar. Y lo hizo. No fue detenido “vagando por ahí” como se dijo, sino que se presentó, al parecer, espontáneamente acompañado por su esposa.
Cuando lo detuvieron se le preguntó si tenía alguna enfermedad que requiera medicación. Petruf dijo que padecía epilepsia desde los 9 años y que se medicaba con Tegretol 200. El dato quedó asentado en el expediente. Pero al salir a tomar el viaje, el remisero olvidó tomar su pastilla. “Salió muy apurado y se olvidó”, relató Gabriela Ahornague, esposa de Petruf. También agregó que cuando su marido sufre de un ataque “con una mano se agarra los genitales y con la otra busca algo para morder”. Según la mujer, las chicas (Paula Salinas y Teresa Bottini, que falleció al golpear contra el asfalto) se pueden haber asustado en medio de esa crisis”. También agregó que “no era de viajar rápido, es consciente de su problema y no va a andar a gran velocidad. Jamás le pasó (haber sufrido un ataque) manejando”.
Es posible que sea cierto. También podría ser un argumento para defenderlo. Moyano dijo a Página/12 que Petruf padece uno de los tres tipos de epilepsia conocido como Petit Mal. Entre otras cosas, se caracteriza por presentar lagunas mentales. Según Ricardo Allegri, jefe de Neuropsicología del Hospital Zubizarreta, esos pacientes “no son totalmente responsables de sus actos. Algunos sufren alucinaciones, otros tienen comportamientos repetitivos y algunos comportamientos más estructurados”. Para demostrar que Petruf pasó por un trance semejante, sus abogados pidieron a Warley la realización de la pericia. La epilepsia es una lesión cerebral detectable mediante estudios. Fuentes de la investigación revelaron a este diario que dos testigos son claves para resolver el caso. Un policía que conducía un auto y otro automovilista. Ambos declararon haber visto al Galaxy azul avanzando “sin control por la avenida Lugones”. Según esas declaraciones, el Galaxy avanzaba chocando contra uno y otro guarda-rail. Ambas abonan a favor de la crisis epiléptica. Otro detalle resulta poco menos que estremecedor: en su breve declaración, Paula dijo que Teresa se había arrojado aterrada, y que ella intentó sostenerla y cayó también.
De haber ocurrido todo según la hipótesis de la epilepsia, Petruf sería declarado inimputable. Lo que no tiene explicación es que tuviera registro de conductor profesional. “Una persona con epilepsia no puede manejar ni un triciclo –reveló una fuente de la Dirección Vial porteña–. Salta en los exámenes psíquicos.”

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