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Sociedad|Sábado, 23 de febrero de 2002
SACARON LA PLATA DEL CORRALITO Y SE LA ROBARON

El colmo de un acorralado

El dinero de la pareja santiagueña estaba atrapado. A través de un recurso de amparo lograron que se los entregaran: 130 mil pesos. Cuando iban a la caja de seguridad, se lo robaron.

Por Carlos Rodríguez
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Horacio Morello (a la derecha) frente al banco de donde retiraron el dinero acorralado.
“En un segundo nos sacaron todo”, se lamentó el hombre robado ante este diario.
“Estuvimos un mes para saltar el corralito y en un segundo nos sacaron todo.” En medio de un largo suspiro, más prolongado que el tiempo que les llevó a los ladrones arrebatarle el maletín a su esposa, el marido de la abogada santiagueña Jacqueline Julian de Morello trató de explicarle a Página/12 lo que sentía horas después de haber sufrido el despojo de 130 mil pesos en efectivo. “No sé qué decirle, no puedo decirle nada”, dijo Horacio Morello y esa sola expresión fue una reseña del drama. Su esposa, que necesitaba el dinero para una operación, había logrado retirar del Banco de Boston, en pesos –después de una dura batalla judicial– un plazo fijo que originalmente fue de 93.000 dólares. El retiro de los 130 mil pesos se produjo, protesta a los gritos de por medio, en la tarde del jueves y ayer por la mañana, cuando se dirigían al Banco Río de la capital provincial para guardar la suma en una caja de seguridad, dos ladrones se cruzaron en su camino, le arrebataron el maletín y el dinero se fue como volando, subido a una moto que huyó endemoniada.
“¿Arrebatadores? No sé, acá le decimos carteristas, pero siempre son changos de los barrios bajos que se llevan monedas. Estos se llevaron un botín de los grandes.” El subcomisario Segundo González, de la Comisaría 1ª de la ciudad que es “Madre de Ciudades”, estaba desconcertado por el hecho en sí y por los rótulos que los policías porteños les ponen a delitos que en la provincia sólo se ven por la TV nacional. “Acá los punguistas o carteristas se van corriendo o a lo sumo en bicicleta, pero éstos volaban bajo en una moto y la señora ni siquiera los pudo ver, ni siquiera pudo dar ni la más mínima referencia del vehículo.” Las rutas fueron cerradas por la policía, sin que apareciera una pista de los prófugos, mientras el problema de los Morello sigue abierto como llaga.
Como en Buenos Aires, pero sin tanta cola ni cacerolas, la capital de la provincia viene registrando movidas judiciales de particulares que tratan de escaparle al corralito. El jueves la prensa local hizo saber, sin dar el nombre de los beneficiarios, que cuatro personas habían logrado el visto bueno de los jueces, entre ellas “una abogada del fuero local” cuyo nombre se mantuvo en reserva. La mujer, que era Jacqueline Julian de Morello, estuvo a los gritos en el Banco de Boston porque los gerentes de la entidad se negaban a cumplir la orden que había emanado del juzgado federal a cargo del doctor Angel Toledo.
El episodio fue recogido por los medios de prensa porque los Morello se hicieron oír, sobre todo ella, quien levantó un cenicero de pie y empezó a golpear el mostrador del banco. La protesta se hizo extensiva a otros clientes de la entidad, que improvisaron una ruidosa manifestación. Por la tarde, acompañados por dos policías federales y un oficial de justicia, los Morello lograron retirar la suma y se llevaron el dinero a su casa, en una decisión que resultó ser muy poco prudente.
Ayer por la mañana, en el auto familiar, con el hombre al volante, la pareja se dirigió hasta la sede del Banco Río en la calle 24 de Septiembre, en el cruce con Avellaneda. “Según el relato que nos hizo la mujer, ella se bajó del auto sola y estaba cruzando la calle, para entrar al banco, cuando dos hombres pasaron en una moto y le quitaron el maletín. Eso fue todo lo que pudo contar porque no les vio la cara ni supo orientar sobre el tipo de moto”, relató el subcomisario González.
El policía, luego de aclarar que la pesquisa está a cargo de la División de Investigaciones y que la Comisaría 1ª sólo tomó la denuncia, consideró que en el caso “es evidente que los ladrones no actuaron al azar, como es de costumbre, sino que siguieron al matrimonio para robarles lo que sabían que llevaban”. Estimó que resulta “muy raro que hayan acertado semejante botín sin tener un dato previo”. Anoche, en los medios periodísticos de Santiago se comentaba con sorpresa que los Morello hayan ido al banco sin custodia alguna.
El día anterior, cuando los periodistas los entrevistaron, los dos se negaron a dar el nombre porque tenían miedo de que los robaran. El marido, sin embargo, apareció en las páginas de El Liberal (ver foto) y pudo haber dado alguna pista a los asaltantes. El robo de los 130 mil pesos es ahora investigado por el juez Rodolfo Trejo, pero los autores parecen estar muy lejos del corralito y de la cárcel.

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