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Sociedad|Lunes, 13 de mayo de 2013
Cuestionan en la Legislatura un convenio para la evaluación educativa en la Ciudad

Dime cómo evalúas y te diré qué quieres

Macri firmó un convenio con una asociación internacional para hacer mediciones en escuelas porteñas. Desde la oposición cuestionan el alto costo y dicen que estos “estudios comparativos” no aportan soluciones.

Por Eduardo Videla
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El convenio de evaluaciones escolares firmado por Macri es cuestionado por sus costos y su utilidad.

Un convenio firmado por el Gobierno de la Ciudad con una asociación internacional para realizar dos evaluaciones entre alumnos de escuelas porteñas recibió fuertes cuestionamientos en la Legislatura, donde esta semana se presentará un pedido de informes. Se trata de una medición de actitudes y valores de los alumnos, y un estudio sobre el manejo de tecnologías e información. Ambos se iniciaron este año y finalizarán en 2014, estarán a cargo de la Asociación Internacional para la Evaluación de la Calidad Educativa (IEA, por sus siglas en inglés) y demandarán un gasto de 195 mil dólares más 75 mil euros, que ya fueron abonados por anticipado.

La Ciudad ya participa del Operativo Nacional de Evaluación (un estudio nacional en el que participan todas las provincias) y de la prueba PISA, un estudio internacional que se lleva a cabo en todo el país, cada tres años. Además tiene su propio modelo de evaluación. El ministro de Educación, Esteban Bullrich, consideró que esto no es suficiente, y el año pasado pidió una ampliación para la Ciudad de la muestra de la prueba PISA, que financia la Nación, lo que le costó 32 mil euros adicionales. Como participante en ese estudio, el Estado nacional paga 40 mil euros anuales para su desarrollo en todo el país. Ahora, el gobierno porteño agregó dos nuevas evaluaciones, por un convenio con IEA.

“Estos estudios nos van a permitir mirar, a través de parámetros internacionales, cómo estamos situados a nivel internacional”, explica a Página/12 la directora de Evaluación de Calidad Educativa del gobierno porteño, Silvia Montoya. Desde la Legislatura, la diputada Delia Bisutti (Nuevo Encuentro), integrante de la Comisión de Educación del cuerpo, considera que “hacer pruebas para medir cómo estamos en relación con otros no aportan nada para generar modificaciones en las estructuras pedagógicas o institucionales”.

El convenio con la Internacional Association for the Evaluation of Education Achievement (IEA) fue firmado por el ministro Esteban Bullrich el 9 de febrero y ratificado el 30 de abril por el decreto 157/13, que suscribe el jefe de Gobierno, Mauricio Macri.

Uno de los estudios es el Internacional Computer and Information Literacy Study (Icils), que “mide cuán preparados están los estudiantes para la era de la tecnología y la información”. Según el convenio, está “referido a la evaluación (de estudiantes) del Octavo Grado”, un nivel que como tal no existe (ni existió) en la Ciudad, aunque se supone que se refiere al 1º año de la escuela secundaria.

El otro estudio es el Internacional Civic and Citizenship Education Study (ICCS) para la medición de actitudes y valores de los alumnos. A nivel internacional empezó en 2009 y ya está en su fase final. La encuesta principal se llevará a cabo entre octubre y diciembre de este año, y el procesamiento de datos, evaluación y calificación lo hará la organización internacional entre enero y mayo del año próximo.

La IEA es una organización fundada en 1967, especializada en estudios psicométricos aplicados a la educación, con sede en Holanda. El rol de la asociación creció partir de la década del ’90, con la aplicación de programas de gobierno para nuevas tecnologías en la educación. Según explica IEA en su sitio web, “los cambios políticos resultantes del colapso del comunismo en la Unión Soviética y Europa del Este presentaron nuevos interrogantes acerca de la educación del ‘buen ciudadano’”, para cuya respuesta la organización aplicó el Civic Education Study (Cived), del que participaron 31 países, entre ellos, nueve ex comunistas, entre 1996 y 1999.

La IEA ya realizó trabajos en la Argentina, durante el gobierno de la Alianza, entre 2000 y 2001, cuando el ministro de Educación era Juan Llach, del equipo de Domingo Cavallo, y en su equipo estaba Silvia Montoya, ahora funcionaria en la Ciudad. Por esos años, además, Montoya formó parte de los equipos del ex ministro de Economía cuando era candidato a jefe de Gobierno.

En esa época se hicieron a nivel nacional dos estudios con IEA. Uno era el Progress in International Reading Literacy Study, con el objetivo de obtener información sobre el logro en comprensión lectora de los estudiantes de 4º grado. Otro fue el Third International Mathematics and Science Study.

–¿Por qué considera necesaria una evaluación sobre actitudes y valores de los estudiantes? –preguntó Página/12 a Montoya.

–Queremos conocer cuál es su conocimiento sobre las instituciones, la Constitución Nacional y de la Ciudad, cómo están preparados para la resolución de conflictos, cuáles son sus conocimientos sobre derechos humanos.

–¿Estos estudios no pueden ser abordados por universidades nacionales o instituciones locales?

–IEA se especializa en técnicas psicométricas aplicadas a la educación, y ninguna carrera en la Argentina tiene la carrera de psicometría.“El estudio va a permitir comparar con parámetros internacionales acerca de cómo estamos situados” en el mundo, explicó Montoya. Pero admitió que no se pueden comparar ciudades con países..

Los estudios como los de IEA, o incluso la prueba PISA, son cuestionados por los gremios docentes e incluso desde el Ministerio de Educación de Nación, porque aportan comparaciones entre universos diferentes, entre países que tienen metas diferentes: en la Argentina, una de ellas es la inclusión educativa. Las autoridades nacionales decidieron mantener la prueba PISA, pero incorporaron una “evaluación institucional permanente”, con la colaboración de once universidades nacionales.

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