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Sociedad|Viernes, 31 de mayo de 2013
EL PROYECTO GANADOR EN EL CONCURSO PARA URBANIZAR LA PLAYA FERROVIARIA PREVE CONSTRUCCIONES CON UN MAXIMO DE OCHO PISOS

Diez hectáreas de parque para el Nuevo Caballito

El jurado premió el proyecto que destinaba mayor porcentaje a espacio público. No incluye torres, sino edificios de no más de 24 metros. Respeta los sitios históricos y los espacios culturales y deportivos con actividades en el sector.

Por Eduardo Videla
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Imagen actual, tomada desde el puente vehicular, de la Playa Ferroviaria de Caballito donde se aplicará el proyecto de urbanización.

La urbanización de la Playa Ferroviaria de Caballito no tendrá edificios en torre, sino un máximo de ocho pisos y destinará un 85 por ciento de su superficie a espacio público, en su mayoría, parquizados. Esos datos, entre otros, surgen del proyecto ganador del concurso convocado por la Anses y organizado por la Sociedad Central de Arquitectos, para diseñar el plan maestro de lo que será el llamado Nuevo Caballito. Tanto los autores como el jurado priorizaron, entre otros factores, acercarse a la demanda histórica de los vecinos: que en esos terrenos se genere un pulmón verde capaz de insuflar oxígeno a uno de los barrios con más cemento por habitante.

El proyecto ganador contempla “la consolidación y puesta en valor de las actividades y patrimonio existente” en ese sector, para lo cual “se reutilizarán los viejos galpones ferroviarios con usos educativos, de producción y culturales, conservando el centro cultural Estación de los Deseos y el Patio de los Lecheros”, explica a Página/12 el arquitecto Edgardo Barone, titular del proyecto junto a Gabriela Lucchini.

El plan maestro propone además mejorar la conectividad vehicular Norte-Sur, a través de la construcción de cuatro pasos bajo nivel (los llamados sapitos) en Nicasio Oroño, Fragata Sarmiento, García Lorca y Rojas, para eliminar luego, por razones estéticas, el puente que cruza las vías del Ferrocarril Sarmiento.

De acuerdo con la iniciativa, las nuevas viviendas se ubican sobre la calle Yerbal, para su integración con la trama urbana existente. La altura máxima será allí de 24 metros, es decir, planta baja y ocho pisos. Otro conjunto de viviendas está pensado para una segunda etapa, luego del soterramiento del ferrocarril Sarmiento, sobre la extensión de la calle Bacacay, que hoy se corta a unos metros de Donato Alvarez. Allí la altura será de planta baja y cinco pisos. “De esa manera –explica Barone– queda un amplio espacio de parque central, que es el eje de la propuesta, y que articula los nuevos usos con los ya existentes, culturales y deportivos, que son parte de la identidad del barrio.” De los 231.000 metros cuadrados existentes, el 85 por ciento estará destinado a espacio público, dentro del cual 102.000 metros cuadrados (diez hectáreas) están pensados como espacios verdes.

El concurso fue convocado por la Anses después de que la Legislatura porteña aprobara, en diciembre pasado, la ley que habilita la urbanización de ese sector abandonado de la Ciudad. La aprobación se logró luego de un polémico acuerdo entre el PRO y el Frente para la Victoria, que incluyó varios proyectos, entre ellos la venta del Edificio del Plata para la construcción del Centro Cívico y la norma para edificar viviendas sociales en Nueva Pompeya.

Los terrenos de Caballito son propiedad del Estado nacional, cuyo objetivo es obtener recursos, a través de la venta, para las obras del soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. En la misma situación están las playas ferroviarias de Palermo y Liniers, cuya urbanización también fue aprobada.

De acuerdo con esa ley, al menos 65 por ciento de los terrenos deben ser destinados a espacio público (calles, parques, escuelas o centros culturales) y, por lo tanto, cedidos a la Ciudad. El resto sería vendido por el Estado nacional a desarrolladores privados para su explotación inmobiliaria.

“El proyecto busca consolidar el área cultural existente, crear un área deportiva vinculada con el club Ferro Carril Oeste y densificar con viviendas la franja comprendida entre la calle Yerbal y la extensión de la calle Bacacay dentro del predio”, describe la memoria de la propuesta ganadora. “La tipología del tejido proyectado permite la creación de espacios comunes vinculados con el parque, un gran espacio público que funciona como vínculo entre los diversos programas.”

Uno de esos programas, no incluidos en el proyecto, es la construcción de un shopping en terrenos que son propiedad de la empresa IRSA, sobre la avenida Avellaneda. En las bases del concurso está planteado como un centro comercial a cielo abierto que debía ser tenido en cuenta para el diseño.

La intención del proyecto ganador, según sus autores, es “integrar el predio con su entorno barrial”. De manera explícita, le adjudica al espacio “un rol importante como uno de los pulmones del sistema que conformará el corredor verde a escala metropolitana, una vez realizado el soterramiento del Sarmiento”.

La propuesta intenta resolver los “conflictos de conectividad” Norte-Sur mediante la construcción de dos pasos bajo nivel exclusivos para transporte liviano dentro del área del proyecto, lo que, según Barone, “permite prescindir del puente existente en la calle Nicasio Oroño, que se considera agresivo y problemático para el correcto y ameno desarrollo de una propuesta que busque mejorar la calidad ambiental de la zona”. Además se propone la apertura de un paso vehicular y peatonal en Martín de Gainza y otros pasos bajo nivel en García Lorca y Rojas.

La construcción de esos “sapitos”, explica Barone, es compatible con el soterramiento, porque el túnel ferroviario está previsto por debajo de los diez metros desde la superficie. En esos diez metros hay espacio suficiente para los túneles vehiculares.

También se aporta a la conectividad Este-Oeste mediante la continuación de la calle Bacacay como vía vehicular, peatonal y con ciclovías.

En cuanto a los usos recreativos y culturales, el proyecto propone el reciclado y la puesta en valor de las construcciones existentes, en interacción con las nuevas propuestas: un polideportivo y el futuro centro comercial. “Se busca consolidar el área cultural como un icono del barrio –define Barone–. Los galpones existentes tendrán usos de escuela, biblioteca y mercado de artesanías y producciones locales”, detalla. “La casa histórica de (el primer administrador del ferrocarril, Norberto) De la Riestra también se conserva. La idea es que en conjunto con otras construcciones históricas y de valor patrimonial queden y sean puestas en valor al formar parte de un sector de interés sociocultural.”

Respecto de los usos deportivos, el estadio de Ferro no está incluido en el concurso, pero sí las dos canchas ubicadas detrás, una de hockey y otra de fútbol que, en el proyecto ganador, “quedan y se integran al parque planteado”, respondiendo a las demandas de los socios del club.

Para el jurado –presidido por el titular de Anses, Diego Bossio, e integrado por tres representantes de ese organismo, uno del Gobierno de la Ciudad y tres arquitectos– se valoró en el ganador “la propuesta general de aprovechar la recuperación de las playas ferroviarias, obteniendo un espacio público generoso y pleno para el barrio de Caballito y la ciudad toda”. Eso, sin desatender “la buena resolución del tema áreas para la vivienda”, que mejora la propuesta urbana existente con “un parcelamiento que deja lugar a espacios comunes y posibilitará una muy realista gestión urbana”.

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