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Sociedad|Martes, 8 de julio de 2003
POR EL CASO DE UN OSO QUE LE ARRANCO UN BRAZO A UN CHICO

Condena millonaria para un zoológico

La Justicia condenó a Jorge Cutini, dueño del Zoo de Ezeiza, y al Estado nacional a pagar un millón de pesos a la familia del chico al que un oso le comió un brazo, quince años atrás.

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Jorge Cutini se hizo famoso en programas de Sofovich.
Quince años después de que un oso del zoológico de Jorge Cutini le arrancara un brazo cuando tenía 7 años, Miguel Bello Arias recibió una respuesta de la Justicia. La condena se conoció ayer y obliga a Cutini y al Estado nacional a resarcir al joven –hoy tiene 22 años y nunca pudo recuperar el miembro– y a su familia con una suma cercana al millón de pesos. Ambos habían sido sobreseídos en una causa penal y fueron condenados ahora en el ámbito civil por un juez de Lomas de Zamora. Aunque el fallo fue apelado por las partes, la familia del joven consideró la sentencia “como un gran primer paso”. “Ahora Miguel está bien, pero estuvo muy deprimido y nunca pudo superar esta tragedia porque muchas veces se sintió discriminado y marginado por su incapacidad”, contó su madre.
El 8 de octubre de 1988, cuando Miguel tenía 7 años, participó –junto a un grupo de 56 chicos de escasos recursos– de un paseo organizado por la Municipalidad de La Matanza al Zoológico Mundo Animal, ubicado en Ezeiza y propiedad de Jorge Cutini, un personaje mediático en aquel momento a raíz de su participación en un programa de Gerardo Sofovich.
Hacía apenas un año de la inauguración de ese parque, que se distinguía por la amplitud de los espacios en los que estaban los animales, y por tener en absoluta libertad, sin jaulas ni rejas, a los considerados más inofensivos. Según contó ayer Amalia Ifrán, madre de Miguel, el ataque del oso ocurrió luego de que Cutini alimentara con su propia mano a otros animales: “Miguel vio que los animalitos eran buenos, y como tenía un sandwich en la mano quiso pasárselo a uno de los osos. El primero lo olfateó y no lo quiso y vino otro, de atrás, lo agarró y empezó a comerlo. Mordió la mano con el sandwich y empezó a tironearlo”.
El nene fue trasladado al Hospital de Ezeiza, pero el brazo no pudo ser recuperado. La madre relató que el chico dejó la escuela porque “estuvo muy mal, no quería salir ni ver a nadie y recién ahora empieza a estar bien, porque logró tener un grupo de amigos. Igual, las consecuencias son para toda la vida. Después de todos estos años, hace un mes visitó el Zoológico de Palermo, pero no pudo ver la jaula de los osos, no aguantó”.
Luego del accidente, la discusión se tejió entonces sobre quiénes eran los responsables. A pesar de que los testigos relataron que la malla de contención de la jaula estaba caída y había un agujero por donde Miguel pudo meter la mano, Cutini responsabilizó a la maestra que acompañaba a los chicos, Silvana Montera, como coordinadora del plan alimentario PAN, del gobierno municipal de La Matanza.
El 28 de febrero último, luego de que Montera –como funcionaria– y Cutini –como propietario del zoológico– fueran sobreseídos en la causa penal, el juez Gabriel Di Matteo dispuso en el expediente civil el pago de una indemnización de 920 mil pesos para Miguel, 45 mil para una hermana que presenció el hecho y 6 mil más para los padres como resarcimiento ante los gastos generados. El Estado nacional fue condenado en nombre de la funcionaria.
La realidad es que el joven sólo tuvo una prótesis donada poco después de perder el brazo, pero apenas creció su familia ya no pudo comprar otra. Hoy, una prótesis mecánica cuesta 18 mil dólares, mientras que una bioeléctrica –como la que tiene el vicepresidente de la Nación, Daniel Scioli–, 50 mil dólares y debe cambiarse cada cuatro años.
El pago de la indemnización recae sobre Cutini y sobre el Estado, quien ya apeló. La familia Bello Arias también presentó una apelación porque “considera que el Estado debe pagar por la funcionaria, pero también por la negligencia de la Dirección de Fauna que no controló al Zoo antes del incidente y por la Secretaría de Deportes, propietaria del predio, que tampoco hizo su parte como licitadora”, explicó a Página/12 su abogado, Eduardo Nóbile.
A pesar de que Miguel todavía no cobró, la familia recibió con alegría el fallo, el primero favorable. “No fue un accidente, no hay responsabilidad atribuible al menor. Lo razonable era esperar tal comportamiento de su parte. Y también era previsible queun animal salvaje y carnívoro lo atacara, como sucedió”, explicó el juez Di Matteo en la resolución.

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