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Sociedad|Jueves, 25 de julio de 2013
Descubren el cuerpo de una mujer en un pozo negro y detienen a su pareja

Una búsqueda con el peor final

Susana Leiva estaba desaparecida desde el viernes. Vivía en una casa de Temperley junto a su pareja, quien salía en los medios hablando del caso. Ayer fue encontrado su cadáver en el pozo ciego de la casa. Por la tarde fue detenido el marido. Críticas a la fiscalía.

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El frente de la casa donde apareció muerta Susana Leiva; tenía un hijo en común con el sospechoso.

A cinco días de su desaparición y tras las denuncias de sus familiares sobre su concubino, Susana Beatriz Leiva apareció muerta ayer, en el pozo ciego de la casa que compartía con Alberto Ponce, detenido horas después del hallazgo. “Nosotros pedíamos que lo detengan pero (los policías) decían que no podían hacer nada sin la orden de la Fiscalía”, dijo la hermana de la víctima, Angelina. La mujer, de 38 años, vivía en Temperley, en el partido bonaerense de Lomas de Zamora; tenía un bebé de un año y medio, cuyo padre es el principal sospechoso, y un hijo de 10, fruto de una relación anterior. Según había declarado ante la prensa Ponce, al desmentir las supuestas peleas con su pareja señaladas por los familiares, el único problema que tenía con Leiva era la mala relación entre él y el primer hijo de ella.

El viernes pasado, Leiva faltó a su trabajo como empleada de casas particulares. Solía subirse al 266, tomar el tren en la estación de Temperley, bajarse en Constitución y seguir en el colectivo 67 hasta el barrio porteño de Recoleta. Hacía doce años que trabajaba en esa casa. Su empleadora afirmó que Leiva jamás había faltado sin avisar, por lo que ese mismo día la llamó a su celular pero la atendió su concubino. Este se limitó a informarle que su pareja se había olvidado el celular, con los mensajes borrados, pero que había salido hacia su domicilio, a trabajar.

Según informaron fuentes del caso, la víctima solía llevar a su bebé al trabajo, cosa que no hizo ese día; tampoco llevaba documentos. Su pareja, de 40 años, trabaja como encargado del turno tarde en un edificio situado en el cruce de las avenidas Coronel Díaz y Libertador. Ponce no concurrió el viernes a ese lugar porque sentía molestias, al parecer, en la rodilla. Había conocido a Leiva hace tres años, en el barrio porteño de Recoleta, a partir de un conocido en común. Los familiares y conocidos de ambos resaltaron que el detenido era “muy celoso”.

Consultado por los medios mientras la mujer estaba desaparecida, el sospechoso afirmó: “Era una relación normal, con peleas como todas las parejas, pero nos queríamos, estábamos siempre juntos, siempre solucionábamos todo”. El martes pasado, el hombre declaró ante el fiscal Héctor Toneguzzo, según él mismo contó. Mientras tanto, Angelina Leiva describía a Ponce como una persona posesiva con su hermana: “No la dejaba que hable con nadie, yo me iba al trabajo de ella y ahí hablábamos. La alejó de todos”. Además, la mujer aseguró que él no había salido a buscarla por comisarías y hospitales, como ella.

“Me quedé porque el bebé no sé con quién dejarlo porque mi vieja no está capacitada para hacerlo, se pone nerviosa. No quería dejar a la criatura sola porque le falta la madre, después le voy a faltar yo, ¿con quién se va a quedar ese bebé?”, respondía el sospechoso, pese a que su sobrina solía a cuidar al niño. Ayer por la mañana, Ponce esquivó las cámaras para ir a comprar, según dijo, una tarjeta para cargar crédito en su celular. Dejó al bebé solo y no se lo vio más. Por esas horas, se difundieron los resultados de la tarjeta SUBE, a nombre de Leiva: no la usó el viernes.

“En la Brigada nos decían que era él, que tenía un rasguño y que estaba ‘enterado’, pero también nos decían que sin la orden de la Fiscalía no podían hacer nada”, sostuvo Angelina. El fiscal llamó al juez de Garantías Jorge López antes del mediodía de ayer para pedirle una orden de allanamiento a la casa de la pareja, en Blanco Encalada 245, barrio La Perla. El juez confirmó la medida telefónicamente. Los policías de la Jefatura Departamental de Lomas de Zamora, de la comisaría tercera de Temperley y de la División Canes recorrieron el lugar.

Uno de sus perros olfateó el pozo negro. “El cuerpo estaba muy al fondo”, sostuvo una fuente policial. Enseguida se montó un rastrillaje para ubicar a Ponce. Horas más tarde, mientras la policía científica trabajaba en la vivienda para establecer la data de la muerte y sus circunstancias, el sospechoso fue reconocido mientras caminaba por la calle Salta, entre Pavón y la avenida Juan de Garay, en Constitución. Dos policías lo detuvieron y lo llevaron hasta la comisaría 16ª, acusado de tenencia de estupefacientes.

“Si no tenía cocaína en su poder, por ahí este señor seguiría libre. Creo que hay que hacer una revisión muy profunda de la Justicia. No puede ser que el principal sospechoso ni siquiera tenía pedido de captura”, dijo Sergio Berni, secretario de Seguridad nacional. Consultada por este diario, una fuente judicial de Lomas de Zamora aseguró: “Falló el sentido común en la fiscalía que instruye la causa, no se trató de un problema jurídico; de todas formas, es necesario que todos los integrantes del sistema judicial reciban formación en cuestiones de género”.

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