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El fiscal federal de Morón, Sebastián Basso, confirmó ayer que el único imputado por el choque de trenes de Castelar es el maquinista de la formación Chapa 1, ya que el peritaje terminado la semana pasada demuestra que no accionó los frenos y pasó cuatro luces de señalización que le advertían que debía frenar el tren. Además, uno de los abogados que representan a las víctimas, Gregorio Dalbón, pidió la detención del maquinista, Daniel López, algo que seguramente será rechazado por el juez Jorge Rodríguez. Dalbón esgrimió la teoría de que López estrelló la formación en forma intencional, respondiendo a intereses sindicales, lo que es considerado una desproporción a los ojos del fiscal. El ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, fue igual de cauto: “Es importante que la Justicia determine qué pasó”. El peritaje le dio la razón a Randazzo, quien sostuvo desde un primer momento que la formación había sido reparada y que los frenos eran nuevos.
Basso habló con el programa Rayos X de Radio Del Plata y reafirmó la calificación: “El delito por el que está imputado el maquinista es el de estrago culposo seguido de muerte. No creo que necesite pronunciarme más. El juez seguramente dictará el procesamiento. El paso previo es que los peritos de La Fraternidad, el gremio de López, dictaminen. No firmaron la pericia que suscribieron todos los demás peritos, pero tampoco presentaron ningún trabajo en disidencia. Como es su obligación dictaminar, el juez los intimó a que se pronuncien antes del viernes próximo. Por mi parte, el único imputado es el motorman, ya que el peritaje demuestra cabalmente que no había ningún problema en los frenos y que el conductor no detuvo la marcha pese a que las luces de la señalización así se lo ordenaban. Es más, la formación chocó contra el Chapa 14 a 60 kilómetros por hora, es decir que el maquinista aumentó la velocidad”. La pena por ese delito es de uno a cinco años de prisión.
En el choque de Castelar hubo tres muertos y más de 300 heridos. El abogado de algunas de las víctimas de ese siniestro y de la tragedia de Once, Gregorio Dalbón, siguió ayer apuntando a un trasfondo gremial. Sostuvo que el choque fue intencional, basándose en la velocidad, y que con esa óptica la única explicación tiene que ver con una especie de sabotaje sindical. Desde ese punto de vista, la calificación –mencionada ayer por Dalbón– sería la de estrago doloso y, por lo tanto, correspondería la detención. Eso es lo que pidió el querellante.
Basso no piensa lo mismo. “Dentro de la cabina sólo estaba el maquinista –dijo el fiscal–, y sólo él sabe qué ocurrió. Pero no hay elementos para hablar de intencionalidad. La calificación es la de estrago culposo.” Como se sabe, el estrago es producir un gran daño o un gran incendio –se aplicó en Cromañón, por ejemplo– y la culpa deviene de haber conducido el tren de forma irresponsable y negligente. El delito es agravado por las muertes. La hipótesis de los investigadores es que López –de larga experiencia– manejaba la formación dormitando o totalmente distraído. Algo así se vio en las filmaciones que exhibió Randazzo de algunos conductores del ferrocarril Sarmiento.
El ministro se mostró satisfecho ayer con el resultado de los peritajes: “Diez especialistas han confirmado que no hubo impedimento físico ni electrónico con el sistema de frenos. La tranquilidad que uno tiene es que se hizo todo lo posible. La vía era totalmente nueva, la formación estaba reparada, los frenos eran nuevos, tenía cámara en la punta de la cabina, lo que fue muy útil para la Justicia. Ahora hay que determinar de quién es la responsabilidad. En lo que respecta a Castelar, se tiene que saber y lo mismo va a pasar en Once. Quiero ser muy prudente. Hay mucho dolor, 52 víctimas. Hay que ser serio y que la Justicia determine”.
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