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Sociedad|Domingo, 5 de enero de 2014
DOS POLICIAS CONDENADOS EN RIO NEGRO POR ABUSAR DE UNA NIÑA DE 14 AÑOS

Cuando el ultraje se viste de uniforme

El tribunal dispuso una pena de siete años para los uniformados y estableció que sigan en libertad hasta que el fallo quede firme. Desde ATE-Río Negro reclaman al gobernador Alberto Wereltineck que los condenados sean cesanteados.

Por Mariana Carbajal
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El juicio a los policías Víctor Manuel Chumbita (parado) y Rubén Darío Rubio.

Dos policías de la provincia de Río Negro fueron condenados a siete años de prisión por raptar a una adolescente de 14 años y abusar sexualmente de ella, dentro del destacamento de la localidad de Guerrico, una zona rural ubicada a unos 10 kilómetros de General Roca. La sentencia fue dictada por la Cámara Criminal Primera de esa localidad. El tribunal estableció que los uniformados sigan en libertad hasta que el fallo quede firme. Llamativamente, los acusados siguieron ejerciendo sus funciones como policías mientras se sustanció el proceso judicial, a pesar de la fuerte imputación en su contra. Tras conocerse la condena, el secretario general de ATE-Río Negro, Rodolfo Aguilar, reclamó al gobernador Alberto Wereltineck que sean cesanteados.

“El gobierno debe dar una clara señal a la comunidad y cesantear a los policías condenados por violación. No puede ampararse en el hecho de que no exista una condena firme. Desde el Poder Ejecutivo debe garantizarse una fuerza policial que esté al servicio del pueblo y no encubrir dentro de ella a delincuentes. Al menos eso es lo que esperamos todos”, expresó Aguiar.

Los policías condenados son Víctor Manuel Chumbita y Rubén Darío Rubio, quienes se desempeñaban como cabo primero y sargento en el destacamento de Guerrico, el 1o de enero de 2010, cuando ocurrieron los hechos por los que fueron enjuiciados, sobre los cuales informó oportunamente este diario. Ese día, la adolescente llevó después del almuerzo a su hermana de 22 años en una moto de poca cilindrada a tomar el colectivo desde la chacra en la que vivían, hasta una parada situada a pocos metros del destacamento, a la vera de la ruta 22. La chica esperó a que su hermana subiera al micro, pero cuando ya estaba regresando a su casa la detuvieron los dos uniformados para pedirle la documentación del ciclomotor. Con la excusa de que no la tenía, le indicaron que los acompañara hasta la seccional. Según describió la adolescente, estaban borrachos, seguramente tras los festejos del fin de año y la hicieron subir al segundo piso y ahí abusaron de ella. La tuvieron un par de horas, ella trató de pedir ayuda pero nadie la escuchó. Se quiso escapar pero le tiraron de los pelos y la golpearon, hasta quedar inconsciente. Finalmente, pudo huir. Ya en la calle, envió un mensaje de texto a un amigo: “Me violaron”.

Con golpes y sangre en la cara, aturdida, arrancó su moto y aceleró lo que pudo. Pero en la huida por la ruta 22, a gran velocidad, la moto mordió la banquina y se tumbó. La adolescente quedó tirada en el suelo. Por los golpes y traumatismos que había sufrido, estuvo tres días internada.

Las audiencias del juicio oral tuvieron lugar durante los días 4, 13, 22 y 27 de noviembre y 6 y 13 de diciembre, y fueron seguidas con gran expectativa por organizaciones de mujeres de la provincia, que acompañaron el reclamo de justicia de la familia de la adolescente. El tribunal integrado por los jueces Carlos Gauna Krueger, Juan Pablo Chirinos y Daniel Tobares falló por unanimidad: condenó a los dos uniformados a siete años de prisión como coautores del delito de “rapto en concurso real con abuso sexual –abuso deshonesto– calificado por ser cometido por dos personas y por personal perteneciente a las fuerzas policiales, en ocasión de sus funciones”. La sentencia fue firmada el 27 de diciembre. El tribunal ordenó además que se investigue la falsificación del “libro-parte diario” del destacamento, que se detectó en relación con los hechos asentados el 1o de enero de 2010, cuando la chica fue abusada en la sede policial.

A pesar de que la condena fue, finalmente, menos de la mitad de la pena pedida por la querella, a cargo del abogado Marcelo Hertzriken Velasco (18 años de cárcel), la familia expresó su satisfacción por haber logrado un veredicto contra los dos policías.

La madre de la adolescente, Gloria Apablaza, se puso al frente de la lucha. Pensaba que el caso quedaría impune. Ella es trabajadora rural igual que el padre de la chica. Ambos son los encargados de una chacra en Guerrico. En estos cuatro años, la familia contó con el apoyo de la Multisectorial de Mujeres de Fiske Menuco, la Comisión de Mujeres de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Comahue y otras organizaciones sociales y políticas que reclamaron por el encarcelamiento y la remoción de los agentes policiales, que esperaron el juicio en libertad. Y que fueron rotados a otros destinos por las autoridades provinciales. Seguirán libres, según lo dispuso el tribunal, hasta que la sentencia quede firme.

“En un primer momento, pensamos que no íbamos a llegar a ningún lado tratándose de dos policías. Sin embargo, con todas las trabas que hubo en el camino, llegamos a una condena, que aunque no fue la esperada es una condena al fin. Al margen, estas personas hoy tienen una condena social importante y eso se relaciona con la organización que se logró con la Multisectorial de Mujeres y la Comisión de Mujeres”, señaló a Página/12 la periodista Catalina Arca, integrante de la Comisión.

El fiscal de Cámara Miguel Fernández Jahde pidió 12 años de prisión y calificó el hecho como un abuso sexual “gravemente ultrajante”. Para los jueces, en cambio, sólo se pudieron demostrar manoseos en circunstancias intimidatorias. De todas formas, Hertzriken Velasco manifestó su conformidad con el fallo y adelantó que denunciará un supuesto “encubrimiento policial” tendiente a facilitar “una coartada” para los acusados.

En la sentencia, el tribunal descartó la versión de Chumbita, quien dijo que él y la adolescente sólo estuvieron “franeleando” con el consentimiento de ella. Durante el juicio, el policía declaró que se cruzaron miradas y se tocaron. A pedido de la defensa de Chumbita y de la víctima, los jueces aceptaron realizar un careo entre ambos, momento en que la chica estuvo asistida por dos psicólogas. En la sentencia, se destaca que la joven, actualmente de 18 años, sufrió como consecuencia de aquel episodio “daño psicológico, continúa con angustia, llanto” e “hizo un esfuerzo sobrehumano para enfrentarse a Chumbita en el careo”.

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