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Sociedad|Sábado, 11 de enero de 2014
EL PADRE DE PRISILA DIJO QUE SU EX MUJER CASTIGABA A LA NENA PORQUE NO LE DECIA “MAMA”

“La madre la había abandonado”

El padre biológico, después de reconocer el cuerpo en la morgue, dijo que la nena vivió con él hasta hace poco, cuando la madre se la llevó. La mujer y su pareja, acusados del homicidio, pidieron declarar, pero se arrepintieron.

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En una parrilla de la casa, el padrastro de Prisila intentó incinerar el cuerpo de la niña muerta.

La madre de Prisila Leguiza, la nena de siete años asesinada a golpes en Berazategui, y su pareja, ambos acusados de homicidio agravado, habían pedido declarar ante la Justicia pero se arrepintieron y permanecerán detenidos. En tanto, el padre biológico de la niña aseguró que su ex mujer solía castigarla porque ella no le decía “mamá” y supuso que esa pudo ser la causa del crimen.

“Debe ser que le tenía bronca porque estuvo viviendo conmigo o porque no le decía ‘mamá’. La madre para ella era mi señora, que es la que la crió, le cambió los pañales, le dio de comer, se calentó por vacunarlos y por darles un estudio”, dijo entre lágrimas Gabriel Leguiza, padre de la niña asesinada.

Aun en medio de una crisis por tener que reconocer a su hija en la morgue, el hombre dijo no tener palabras “para decir lo que le hizo esa mujer (por su ex esposa)” a su hija y agregó que no sabe “qué le habrá pasado por la cabeza para hacer lo que hizo”. “La nena siempre estuvo conmigo, la crié junto a mi actual pareja, desde que tenía un año y unos meses. Con la mamá, casi nunca tuvo contacto... Si la vio dos veces es mucho”, comentó. Dijo que la madre la había abandonado cuando tenía un año y medio. “Yo estuve hablando con ella, que si quería ver a la nena, que se quedara un rato en mi casa. Pero un día la dejé a ella y su hermana y le endulzaron la cabeza diciéndole que vaya con ella a conocer a sus hermanitos”, relató el hombre.

En tanto, la madre y el padrastro de Prisila, ambos detenidos por el crimen de la niña, desistieron de declarar ayer por la tarde, como habían solicitado. Se trata de Silvia Beatriz Lafuente y Pablo Verón Bisconti, quienes fueron detenidos la noche del martes último horas después de haber sido hallado el cadáver de Prisila en un arroyo de Berazategui.

Tanto Lafuente como Bisconti se negaron entonces a declarar ante el fiscal que tuvo el hecho apenas se descubrió el cadáver, Carlos Riera, pero ayer solicitaron un nuevo encuentro con el funcionario, para dar su versión de los hechos.

Ayer a la mañana, ambos fueron trasladados a la fiscalía de Berazategui y estaba previsto que fueran llevados ante la fiscal subrogante Silvia Borrone, para que los indague por el delito de homicidio calificado por el vínculo, uno de los más graves del Código Penal. Sin embargo, por la tarde le hicieron saber a la fiscal que desistían de la indagatoria por recomendación del defensor oficial Santiago Romero y regresaron a la sede de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Quilmes, donde permanecerán alojados.

Según dijeron los voceros, los dos quedaron acusados de homicidio, ya que si bien la principal hipótesis de los pesquisas es que la niña murió a raíz de una golpiza que le propinó la madre y que el padrastro sólo colaboró al intentar hacer desaparecer la evidencia, no descartaban que también él hubiera golpeado a Prisila.

El cadáver de la niña fue hallado por la policía el martes por la mañana, entre los pastizales y arbustos del arroyo Las Conchillas, ubicado debajo del puente de avenida Mitre, casi calle 44, en Berazategui, próximo al límite con la vecina localidad de Guillermo Hudson, a ocho cuadras de la casa donde vivía su madre.

La madre de la niña denunció la desaparición de su hija durante las primeras horas del lunes, pese a que, según su versión, faltaba de su casa desde el sábado. Tanto la madre como el padrastro quedaron detenidos luego de que Verón Bisconti, bombero exonerado de la Policía Federal, aparentemente se “quebró” en sede policial y relató que Lafuente golpeó a la niña durante la noche del pasado viernes 3 de enero, que la acostaron a dormir y que a la mañana siguiente la encontraron muerta.

El hombre dijo además que tras intentar incinerar el cadáver de Prisila en la parrilla de la casa, la noche del sábado lo envolvieron en una bolsa de plástico y lo trasladaron en un cochecito de bebé hasta el arroyo Las Conchillas, ubicado a unos 800 metros de la vivienda.

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