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Sociedad|Domingo, 4 de mayo de 2014
ESTA SEMANA SE INAUGURO LA FM 89.9 PEUMAN HUECHE EN LA COMUNIDAD MAPUCHE DE COLIPILLI, NEUQUEN

Una radio para la comunidad

La Afsca festejó la inauguración oficial de la quinta radio de esa nación indígena, la 46 desde la nueva ley. Una herramienta para mantener la cultura y el idioma y un elemento de integración de una comunidad aislada.

Por Carlos Rodríguez
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El lonco (jefe) Pedro Huayquillán, el representante de la Afsca Eduardo Fuentes y Miguel Castillo, uno de los creadores de la radio.

Desde Colipilli, Neuquén

“Nosotros estamos acá desde siempre, pero durante la llamada Campaña del Desierto tuvimos que escapar del genocidio y nos fuimos a Chile. Cuando eso se calmó, volvimos y desde hace 125 años (en 1889) estamos de nuevo, reconocidos como tales y hoy es un día de fiesta.” En diálogo con Página/12, el lonco (jefe) de la comunidad mapuche de Colipilli, Pedro Huayquillán, hizo una breve y contundente reseña histórica de los avatares de su pueblo, sin restarle brillo al festejo por la inauguración oficial de la FM 89.9, llamada Peuman Hueche (Sueño Joven), la quinta radio mapuche y la número 46 habilitada en la Argentina tras la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. “La radio va a servir para unir a la familia mapuche y también para difundir nuestra cultura, nuestra historia, que hoy están adormecidas pero están, porque el contacto con nuestra madre tierra es permanente y nuestros jóvenes están manteniendo firme nuestra identidad como pueblo”, resaltó el lonco de la comunidad Huayquillán, una presencia mapuche en el norte neuquino, a 400 kilómetros de la capital de la provincia, conformada hoy por Colipilli Arriba y Colipilli Abajo.

La demanda más importante, a nivel de la comunidad, es el reclamo por “la coparticipación” federal, por tratarse de una comunidad que no depende de ninguna intendencia y que tiene su propia organización democrática, con autoridades elegidas por el voto de la población. “Con la coparticipación vamos a agilizar un montón de cosas y vamos a solucionar las necesidades que tiene la comunidad. Nuestras necesidades son hoy, pero cuando nos llega la ayuda del gobierno, ya pasó, ya la sufrimos. Nosotros tenemos que manejar esos recursos antes, para evitar que ocurran los problemas y no esperar a que nos ayuden, cuando ya es tarde. La coparticipación significa llegar a tiempo para solucionar los problemas. Hay disponibilidad de parte del gobierno, pero tiene su tardanza y no nos sirve.”

Para lograrlo, propone una reunión cumbre, en Neuquén, de “los siete loncos de las comunidades mapuches, para lograr ese objetivo”, porque “ya es tiempo de que manejemos nosotros, en forma directa, los fondos que nos asigna el Estado y no depender de nadie”. El lonco Pedro, que ya está por cumplir sus cuatro años de mandato, sigue recordando a sus antepasados: “Ahora tenemos un conflicto, un problema muy serio, porque el lugar donde ellos están sepultados está en manos privadas. El lugar se llama El Manzano, está en Colipilli Arriba y pertenece a nuestra comunidad, pero está ocupado. Allí tenemos toda nuestra historia, allí se hicieron las primeras ceremonias. En esas 3400 hectáreas están nuestros abuelos. Estamos en conversaciones con los supuestos dueños, pero no hemos avanzado mucho y esperamos que el tema se solucione cuanto antes porque allí está nuestra historia”.

Miguel Castillo tiene 30 años y es uno de los creadores de la radio mapuche Peuman Hueche (Sueño Joven), asentada en un pequeño edificio con “olorcito a nuevo”, como dijo el lonco Pedro, luego de la invitación a recorrer sus instalaciones. La idea surgió cuando era adolescente “por el hecho de tener una radio, porque siempre me gustaron las cuestiones técnicas, la música”. Diez años atrás, junto con un compañero ya fallecido, José Manuel Cifuente, comenzaron a trabajar en el proyecto. “Su muerte fue un impacto y me quedé solo, sin ganas por unos dos años, hasta que decido ir a estudiar a Chos Malal, donde hice el secundario y después hice un curso en la Escuela de Capacitación número 5, que me sirvió para la elaboración del proyecto.” Luego de pedir la autorización a la comunidad, envió la propuesta a la Afsca. En 2012 obtuvieron la adjudicación, “pero nos faltaba el equipo, de manera que no teníamos nada”.

Entonces se presentaron a un concurso del Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (Fomeca), que brinda apoyo a las radios comunitarias de frontera o en manos de pueblos originarios. “Llegamos a las carreras a presentarnos, porque recién a las cuatro de la tarde terminamos todo, a las siete salimos para Neuquén y a las cinco de la mañana del otro día para Buenos Aires. Llegamos con lo justo, pero llegamos.” En septiembre del año pasado supieron de la adjudicación del dinero para el equipamiento. Recibieron cerca de cien mil pesos y el 15 de enero, luego de ardua tarea, comenzaron con las primeras transmisiones. Tienen un informativo que difunde, sobre todo, noticias referidas a la comunidad y al ámbito provincial. Transmiten todos los días, de 8 a 21.

“Pasamos todo tipo de música, desde folklore hasta rock, dándole mucha importancia a la música regional.” Los domingos tienen “un programa de rock nacional donde se pasan temas que hablan sobre la resistencia de nuestros pueblos, sobre nuestra lucha. Por eso recibimos muchas felicitaciones de la comunidad”. Para más adelante están preparando un programa que será conducido por “maestros mapuches, para hablar de la escuela, de la educación, para revalorizar nuestra historia, nuestra cultura, nuestro idioma”.

De esa forma buscan recuperar el terreno perdido que significó, durante décadas, incluso en los primeros años de la vuelta a la democracia en la Argentina, la prohibición del uso, dentro de la comunidad, del idioma originario. Esa persecución hizo que muchas familias le enseñaran el castellano a sus hijos, para que no fueran discriminados en la escuela. Por eso, muchos jóvenes, como el propio Castillo, usaron apellidos criollos para romper el aislamiento, pero sin olvidar, en su territorio, en la intimidad de la familia mapuche, su palabra, su cultura, sus costumbres y ritos ancestrales.

“Al pueblo mapuche le cuesta mucho hacerse conocer. En las grandes ciudades nos miran como si fuéramos personas ignorantes, aunque en realidad ellos son los que ignoran nuestra historia, nuestro esfuerzo por actualizarnos, por estudiar, por estar informados de las leyes y de nuestros derechos, sin perder de vista nuestra historia, nuestra identidad”. Lo que buscan, a través de la radio, es llegar “a que nos conozcan, nos respeten, y también a confraternizar con nuestros hermanos argentinos y con los pueblos latinoamericanos” porque cargan “con una historia muy rica, porque nuestros ancestros eran muy sabios, tenían contacto con la naturaleza, con dios, sabían cuándo iba a llover, sabían mucho de medicina, tenían mucho para dar y nosotros somos sus herederos”.

El acto de inauguración de la radio comenzó con una rogativa habitual, que todos los días se realiza en familia, antes de iniciar la actividad diaria, para desear que les vaya bien a los humanos y a los animales. En este caso fue un acto colectivo, para bendecir a la nueva emisora. En el acto flamearon las banderas mapuches y las nacionales, en manos de alumnos de las escuelas 68, de Colipilli Arriba, y 302, de Colipilli Abajo. Fernando Maripil, del Consejo Zonal, fue uno de los oradores y también dialogó con Página/12. “La radio es una posibilidad que se abre para los pueblos indígenas, para poder expresar lo que realmente vivimos porque siempre dependemos de los grandes medios, que quieran o no difundir la problemática de nuestros pueblos.”

Puntualizó que “a veces hay que pagar para que la información salga como corresponde, para que se entiendan nuestros reclamos ante las autoridades y para que se sepa cuál es nuestra verdadera historia. Ahora tenemos una radio que nos fortalece, porque podemos transmitir en cada casa, a cada niño, la verdadera historia del pueblo mapuche”. Maripil, que tiene 25 años, expresó su deseo de que los medios nacionales “empiecen a contar la historia no contada, la que no aparece en los libros y que está viva en la memoria de nuestros mayores. Es necesario que empiecen a reconocer nuestros derechos como pueblos indígenas, que las personas huincas conozcan la verdad a través de nuestra propia voz y que empecemos a vivir en un marco armónico de interculturalidad, de respeto mutuo”.

Sobre la memoria del pueblo mapuche subsiste el recuerdo del genocidio, de la llamada Campaña del Desierto. El avance final de las tropas del Ejército sobre territorio mapuche, en el norte de Neuquén, se produjo entre noviembre de 1882 y abril de 1883. Fueron tres brigadas integradas por unos 1400 soldados que mataron a cerca de un millar de guerreros mapuches en las principales batallas, en las que tomaron prisioneros a otros varios miles. Los sobrevivientes escaparon hacia Chile y pudieron regresar a sus tierras recién a partir de 1889. Desde entonces, el pueblo mapuche sigue reclamando sus derechos. “Y desde entonces esperamos que nos reconozcan como los verdaderos dueños de la tierra”, subrayaron a dúo el lonco Pedro Huayquillán y su segundo Juan Luis Castillo, en la despedida con Página/12, luego de compartir un chivito asado y un brindis “por la amistad entre mapuches y huincas”.

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