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Sociedad|Sábado, 14 de junio de 2014
UN PROFESORADO MOVILIZADO CONTRA UN DOCENTE ACUSADO DE ABUSO SEXUAL

Palomo, una “persona no grata”

Un ex docente de un colegio católico de Turdera fue señalado en un libro como abusador de alumnos. Ahora está a punto de volver de una licencia a otro lugar de trabajo: un instituto de formación docente de Esteban Echeverría. Pero los estudiantes rechazan su regreso.

Por Mariana Carbajal
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El colegio católico Vicente Pallotti, de Turdera, epicentro de las denuncias por abusos.

Alumnos del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº 35, de Esteban Echeverría, provincia de Buenos Aires, se están movilizando para impedir que se reincorpore a un profesor que estaría vinculada con episodios de abuso sexual presuntamente cometidos contra estudiantes secundarios del colegio católico Vicente Pallotti, de la localidad de Turdera, donde también se desempeñó como profesor de Historia. En una asamblea organizada por el Centro de Estudiantes, en la que participaron alrededor de cuatrocientos alumnos, declararon al docente “persona no grata”. Las autoridades del profesorado derivaron el reclamo de los alumnos para que el docente no vuelva a dar clases a la inspectora de la zona, que depende de la Dirección General de Escuelas bonaerense, a cargo de Nora de Lucía.

“Más de doscientos alumnos firmaron un petitorio donde pedimos que no se le permita volver a dar clases”, contó a este diario Cristian Segovia, de 23 años, alumno del ISFDyT Nº 35 y vocal del Centro de Estudiantes. El docente no fue denunciado en la Justicia, pero aparece mencionado bajo el seudónimo de “Palomo” en el libro La cacería del ángel, escrito por un ex alumno del Pallotti, Sebastián Di Silvestro, que reúne relatos de otros ex estudiantes –hoy ya adultos de más de 30 años– que revelan situaciones de acoso, abuso sexual y psicológico, y otros comportamientos inadecuados de parte de docentes y religiosos en el colegio de Turdera.

“Votamos declararlo persona no grata. La semana pasada habíamos elevado un petitorio a las autoridades del profesorado, pero nos respondieron que no podían resolver nada hasta que la Justicia se pronuncie”, señaló a Página/12 otro alumno del ISFDyT Nº 35, Ernesto Arrieta, de 54 años, secretario del centro. En la asamblea del miércoles también se votó elevar el reclamo para que el docente no vuelva a ejercer en ese instituto ante el Consejo Académico Institucional, que integran alumnos, docentes y no docentes del profesorado, ubicado en Monte Grande. “Una alumna contó que ella fue abusada de chica, y planteó que no podíamos permitir que un docente sobre quien pesan graves acusaciones estuviera al frente de distintas materias, formando profesores”, apuntó Arrieta. “Algunos docentes estamos acompañando a los estudiantes en su reclamo. Se muestran indignados y agraviados de tener que convivir con un profesor con las acusaciones que tiene”, indicó un colega de Palomo, Raúl Sánchez, sociólogo y profesor de Perspectiva Sociopolítica de la Educación en el ISFDyT Nº 35.

Ante una consulta de este diario, Héctor Méndez, regente del ISFDyT, informó que habían derivado el planteo de los alumnos a la inspectora de la zona, Adriana Cogliandro, y todavía no habían recibido respuesta.

Entre los perpetradores de los distintos tipos de abusos mencionados en el libro de Di Silvestro –publicado en 2013– aparece un cura, el encargado de la pastoral, un jefe de preceptores y un profesor de Historia identificado como “Palomo”. La publicación del libro –luego de que Página/12 se hiciera eco de su contenido en mayo del año pasado– derivó en una denuncia penal. Se abrió una causa en la UFI 10 de Lomas de Zamora, encabezada por Santiago Vadillo, a partir de una denuncia de la máxima autoridad de la congregación de padres palotinos en el país, rama alemana, el sacerdote Rubén José Fuhr, con el aval del obispo de Lomas de Zamora, Jorge Lugones. Fuhr pidió que se investiguen los hechos relatados en el libro, que ocurrieron entre las décadas del ’70 y del ’90. Aunque aparecen víctimas y victimarios con seudónimos, un ex director de la institución, Carlos Zermoglio, le reveló a Lugones quién es quién en ese libro. Zermoglio, uno de cuyos hijos relata episodios de abuso sexual en el libro, es profesor en el ISFDyT Nº 35 de Monte Grande, igual que una hija suya. De modo que todos saben en el instituto quién es verdaderamente Palomo. Hace cinco años está con licencia por enfermedad, según informaron los alumnos. Y está previsto que se reincorpore a dar clases el 18 de junio. También debe retornar a otro profesorado, el Nº 41, de Adrogué.

El planteo de los alumnos es legítimo, pero complejo: Palomo no tiene denuncia penal en su contra. Hasta ahora, ninguno de los ex estudiantes del Pallotti, que lo involucraron con sus relatos en el libro, se presentó a declarar. De acuerdo con esos testimonios, los hechos ocurrían en la casa del docente, a la que llamativamente solía invitar después de hora a sus alumnos del secundario. “De los 15 a 20 testigos que declararon hasta el momento en la causa, ninguno lo menciona”, indicó una fuente de la fiscalía. Varios ex alumnos que dieron su testimonio para La cacería del ángel viven en el exterior o eligieron no volver sobre aquellos hechos, y prefirieron no acudir a la Justicia. Si llegara a presentarse alguna de las víctimas, probablemente se declararía luego la prescripción de la causa, por los años transcurridos.

Desde la sanción de la llamada ley Piazza (por el diseñador de modas que la impulsó), en 2011, la prescripción del delito de abuso sexual empieza a correr a partir de los 18 años de la víctima. Los hechos que fueron cometidos antes de la ley prescriben –depende de la gravedad de los hechos– entre 4 y 10 años después de sucedidos.

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