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Sociedad|Jueves, 9 de octubre de 2014
Conmemoración y solidaridad en el octavo aniversario de la Tragedia de Santa Fe

Un recital para conducir a conciencia

Estuvieron, entre otros, Los Tipitos, Catupecu Machu, Attaque 77 y Los Auténticos Decadentes. Fue en el Luna Park, para recordar a los nueve alumnos y la profesora del colegio Ecos muertos en una ruta. Miles de adolescentes y jóvenes, entre música y tareas solidarias.

Por Karina Micheletto
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Los Tipitos formaron parte de las bandas sumadas al mensaje de Conduciendo a Conciencia.

Todos fuimos, todos somos, todos podemos ser. El lema de Conduciendo a Conciencia, ese que artistas como Luis Alberto Spinetta asumieron como propio en sus presentaciones públicas, se multiplicó ayer por miles en las remeras de los jóvenes que llenaron el Luna Park en un concierto solidario del que participaron bandas como Los Tipitos, Los Gardelitos, Infierno 18, Catupecu Machu, Attaque 77, Los Auténticos Decadentes. Fue para recordar que se estaban cumpliendo ocho años de lo que se conoció como Tragedia de Santa Fe, el accidente vial en el que fallecieron nueve alumnos y una profesora del colegio Ecos, cuando el micro en el que regresaban del Chaco, adonde habían viajado para ayudar a una escuela rural, chocó contra un camión fuera de control en la Ruta Nacional 11, cuyo conductor manejaba borracho. Fue, también, una jornada para seguir creando conciencia sobre la seguridad vial, una tarea que los padres y amigos de estos chicos han asumido como bandera por la cual luchar. Y, también, una conmovedora muestra de solidaridad materializada en los cientos y cientos de voluntarios, y en la cantidad de donaciones que se recibieron para seguir en el compromiso con más de treinta escuelas rurales y salas de primeros auxilios de todo el país, tal como los chicos que murieron lo soñaron.

Desde bien temprano en la tarde, los alrededores del Luna Park se vieron transformados por un bullicioso y entusiasta montón de pibas y pibes que trabajaban como voluntarios. Durante las semanas previas se habían estado anotando para trabajar en forma organizada y colectiva: ayudar a recibir las donaciones, clasificarlas, embalarlas y enseguida cargarlas en dos grandes camiones instalados a tal efecto. Los que llegaban como asistentes al recital también lucían un entusiasmo especial, cargando bolsas de supermercado repletas de alimentos, ropa, útiles escolares, algún juguete. A un costado podían verse las fotos de algunas de las escuelas de parajes del Chaco o de Santiago del Estero que los alumnos del colegio Ecos y los padres de Conduciendo a Conciencia siguieron visitando, asumiendo el legado de sus hijos. Escuelas en el medio de la nada, pibes en patas que sonríen con el cartel trazado a mano: Gracias, Red Solidaria y Conduciendo a Conciencia.

Carlos Ecker, papá de Federico, uno de los chicos que fallecieron en la tragedia, destaca: “Los nuestros volvían de una escuelita en un paraje del Chaco donde habían realizado tareas solidarias, actividades teatrales, grupales, se habían divertido con esos chicos de carencias diferentes que vivían en una realidad diferente. Estoy seguro de que volvían con el corazón más grande, porque no se puede explicar con palabras, hay que vivirlo y estar ahí para saber lo que sucede”. Ecker fue uno de los padres que hoy sostiene un trabajo que tal vez nunca hubiera imaginado asumir: continúan esa tarea que llevaban adelante sus hijos, al tiempo que trabajan tenazmente desde Conduciendo a Conciencia por un cambio cultural en materia de seguridad vial. “Salvar al menos una vida por día” es una de las banderas que estas familias organizadas levantan.

“Toda esta tarea la empezamos después de la muerte de nuestros hijos, fuimos aprendiendo –advierte–. Antes, de seguridad vial, cero, nada. Nos fuimos empapando en el tema año a año, día a día, nos enteramos de que en la Argentina 22 personas mueren por día en accidentes evitables, en una pandemia que no tiene sentido. El cambio es lento y es cultural, pero hacia allí vamos.”

Adentro, en el Luna Park, los primeros aplausos fuertes de la jornada no son para ninguno de los artistas convocados, sino para Benjamín, Daniela, Delfina, Federico, Juli, Julieta, Justine, Lucas, Nicolás y Mariana “que desearon ese viaje y soñaban con un mundo mejor”. “Sabernos juntos nos hace fuertes”, se escucha. Y también: “Yo me comprometo con la vida”. “Cuidá tu vida y la mía.” Con la conducción primera de Teté Coustarot y de Cayetano, el evento tuvo un toque poético especial con la participación del grupo de susurradores al frente del cual las narradoras Diana Tarnovsky y Claudia Stella comandaron esta verdadera avanzada poética. “Está lloviendo poesía en el mundo por esas varitas mágicas que se llaman susurradores”, describieron sobre la acción de “ese pequeño universo portátil” con el cual una cantidad de susurradores que también se convocaron solidariamente susurraron poemas a los asistentes.

León Gieco, que este año no pudo estar porque está tocando afuera del país, dio su presente a través de un video que grabó junto a integrantes de Los Tipitos e Infierno 18. Tras la actuación de la primera banda –La Movida Rock & Roots– se fueron delineando de distintas maneras los logros alcanzados en estos ocho años por Conduciendo a Conciencia. El 8 de octubre fue incorporado al calendario escolar por el Ministerio de Educación como Día del Estudiante Solidario, y desde ese ministerio además se ha capacitado a miles de docentes para que sean multiplicadores de conciencia en el tema de seguridad vial. Se está haciendo un trabajo especial con los viajes de egresados en materia de seguridad. Y lo que es quizás el logro mayor o más visible, la sanción de la Ley Nacional de Seguridad Vial, a través de la cual se creó la Agencia de Seguridad Vial. “De allí surgen los profesionales que nos tienen que cuidar en la ruta, los que estudian y trabajan para eso, nosotros somos ciudadanos comunes que luchamos desde nuestro humilde lugar”, destacan los organizadores.

Desde ese humilde lugar, y transformando el dolor en acción, los integrantes de Conduciendo a Conciencia han avanzado en un cambio. “Sabemos que la lucha es despareja y que el cambio de fondo es a largo plazo, como todo cambio cultural. Pero hacia allí vamos”, aseguran. Y el rumbo parece estar marcado.

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