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Sociedad|Jueves, 23 de octubre de 2014
Dictaron la preventiva a Aguirre, el joven filmado en un intento de robo

El costo de la mediatización

La Justicia dictó la preventiva a Gastón Aguirre. El sábado lo detuvo la policía porteña durante incidentes en La Boca.

Por Horacio Cecchi
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La imagen que hizo famoso a Gastón Aguirre.

Subido a las complejidades de la Justicia, montado sobre las propias y alimentado por las simplezas mediáticas, Gastón Aguirre, el joven que tuvo la suerte (¿?) de que su imagen se mediatizara a partir de una denuncia en Internet, quedó detenido luego de que un juez de Instrucción ayer lo procesara con preventiva por aquel intento de robo, agravado por el uso de un arma cuya aptitud para el disparo no puede ser calificada (porque no fue disparada y no apareció más que en el video que el denunciante subió a una red social). Pero Aguirre, cuya imagen es más conocida que la ruda macho en atención al flaco favor que le hizo su contratación como actor de su propia vida en la tele, no sólo es protagonista en la causa que lo tiene preso, sino que además está detenido por la causa más reciente, la de resistencia a la autoridad (referencia: la Metropolitana), en la cual le fue dictado un rechazo al pedido de excarcelación. Además pesó en la decisión que desde el año pasado tiene una causa por tenencia simple de drogas en Lomas de Zamora, en la que se debía presentar, no lo hizo y quedó en rebeldía. Su paso por la tele lo hizo localizable. La Justicia de Lomas pidió también su detención para que concurra a la citación.

En síntesis, Aguirre se encuentra en la lupa de tres causas motorizadas, por lo que para los productores televisivos se podría considerar un pintoresquismo, el de aparecer registrado durante un intento de robo por una cámara que no es de seguridad, sino del casco de la supuesta víctima. Según la versión judicial, la Metro llevó a Aguirre ante el Juzgado de Instrucción nacional 4, vacante y subrogado en ese momento por Susana Castañera. La Metro lo llevó por un intento de robo y aportó un testigo, argentino, que luego se desdijo, por lo que fue anulada la indagatoria llevando la causa a foja cero. La obsesión de la Metro llevó a los polis a aportar un video subido a la red por el canadiense, pero que nunca había denunciado, hasta que intervinieron los uniformados porteños. Para cierto periodismo, las imágenes de Aguirre lo transformaron en una especie de marrón glacé envuelto en papel de porcelana china. Y como si se tratara del aura del original, la tele logró llevar a la pantalla al mismísimo del video. Aguirre tuvo así el privilegio (¿?) de sentarse a la par del reaparecido Ivo Cutzarida. En esa fama de doble filo, Aguirre llegó a denunciar que la Metro lo perseguía por una causa en la que le habían plantado drogas.

Detenido y excarcelado por Castañera, mientras continuaba el proceso (el caso es excarcelable), Aguirre fue protagonista o quedó en el medio de una batahola vecinal. El sábado pasado por la mañana, fue asesinado un chico de 15 años. Vecinos airados intentaron avanzar sobre la vivienda del que consideraron el victimario. Se armó batahola. Intervino la autoridad (referencia: la Metropolitana). En el tire y afloje participaron unas 40 personas. O sea, 39 y Aguirre, cuyo rostro dejó de ser uno más para los metropolitanos o ya no lo era. Aunque no necesariamente el más escandaloso, ni siquiera está claro que participara o que intentara separar, Aguirre fue el detenido.

Detenerlo en estado airado o detenerlo con persecución previa cambia el contexto de la detención. Según los Metros, fue detenido porque le adjudicaban una especial excitación durante la batahola y esa excitación la descargó sobre los funcionarios del orden y el patrullero (la causa es por lesiones, daño agravado, amenazas con armas y resistencia a la autoridad). Según el defensor oficial de esta causa, Nicolás Laino, en la batahola no participó, sino que pretendía separar, y la excitación surgió como defensa de la obsesiva persecución de los Metros. El contexto cambia: resistencia a la autoridad es resistencia a los Metros que lo persiguen; amenazas con armas, es amenazas con un tramontina que le plantaron los Metros; lesiones, supuestamente con el tramontina aunque Aguirre lo niega; y daño es agravado porque pateó el patrullero. Es la verdad de Aguirre contra la de la poli de Macri.

La causa de La Boca recayó en el juzgado 36 de Guillermina Martínez. Allí surgió el pedido de un juzgado de Lomas de Zamora que había iniciado el año pasado una causa a Aguirre por tenencia simple de drogas. La causa sería cerrada por jurisprudencia de la Corte. No habría pedido de detención pero Aguirre debía presentarse. La citación recayó en medio de los toletoles de su mediatización y sus detenciones. No se presentó. El juzgado de Lomas de Zamora lo declaró en rebeldía y cuando se mediatizó pidió que lo llevaran en patrullero. Con el antecedente de Lomas y la resistencia a la Metro, Martínez rechazó el pedido de excarcelación presentado por Laino y envió la causa al juzgado de origen, el 4, ahora subrogado por Fernando Caunedo.

Y Caunedo dispuso la preventiva de Aguirre en la causa del canadiense. El juez sostuvo que si bien la tentativa de robo es excarcelable, tiene antecedentes porque fue condenado a 8 años en 2002 por robo con armas. La pena ya fue cumplida, pero jamás deja de serlo, sigue siendo pena que suma como reincidencia. Para la preventiva, Caunedo sumó además la causa de La Boca y la de Lomas. Otro más para la pala mecánica.

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