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Sociedad|Martes, 23 de septiembre de 2003

Un nuevo crimen en Palermo, con otra sospecha sobre los taxi-boys

Ocurrió en Godoy Cruz al 2900. Un hombre fue apuñalado en un crimen con connotaciones sexuales. Los vecinos oyeron gritos. La policía golpeó la puerta y se fue. Luego salió el asesino.

Por Carlos Rodríguez
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El edificio de Godoy Cruz casi esquina Cerviño, escenario de otro asesinato en Palermo.
El crimen, cuyos móviles serían sexuales, ocurrió alrededor de las cinco de la mañana en un departamento del primer piso de Godoy Cruz y Cerviño, en la denominada zona roja del barrio de Palermo. A esa hora, un vecino llamó a la policía diciendo que se escuchaban “ruidos de pelea y gritos de auxilio” provenientes del departamento “C”. Los policías llegaron hasta el límite de la intimidad, golpearon la puerta e hicieron sonar el timbre. Como nadie salió y todo estaba en silencio, se retiraron. Cuatro horas después, la puerta estaba abierta y el encargado del edificio encontró en el piso, al lado de la cama, al dueño de casa. Lo habían asesinado de una feroz puñalada en el bajo vientre. El tajo llegaba hasta el esternón. “Tenía lastimados el pene y los testículos, pero no puede afirmarse que haya sido técnicamente una castración”, estimó una fuente policial consultada por Página/12. Lo que está virtualmente confirmado es que cuando la policía golpeaba la puerta a las cinco de la mañana, el o los asesinos estaban en el interior de la casa y salieron poco después, por la entrada principal, con las llaves de la víctima.
Hasta ahora, la calle Godoy Cruz había adquirido cierta notoriedad porque por ella se realizaron, hace unos años, marchas de protesta de algunos vecinos por la presencia de travestis ligeras de ropas, vendiendo sus cuerpos y provocando el congestionamiento del tránsito. Ahora sigue, inalterable, el desfile en auto de curiosos y clientes, relató a este diario el encargado de la estación de servicio de Shell ubicada frente al edificio de Godoy Cruz 2992, escenario del crimen. “Aunque no se puede decir que hubo una castración, es evidente que en el hecho hubo un condimento sexual”, opinó uno de los investigadores.
La víctima fue identificada por la policía como Mariano Augusto Borgino, de 35 años, cuyo cuerpo fue encontrado el viernes de la semana pasada, a las 9.15, por Néstor, el portero del edificio, quien había concurrido porque un vecino le avisó que la puerta de la casa estaba abierta. A las cinco de la mañana estaba cerrada y nadie respondió al llamado de los tres policías. Sobre la actividad que desarrollaba el hombre asesinado se han conocido muchas versiones. Una vecina dijo que era “arquitecto y decorador”. Lo señaló como “joven, muy buen puesto, bastante buen mozo”. Sin embargo, en la sede de la comisaría 23ª, que intervino en el caso, la madre y la hermana de Borgino dijeron que su único título era de “licenciado en recursos humanos” recibido en la Universidad del Salvador.
Otro tema controvertido tiene que ver con su orientación sexual. La policía dice que “todo indica que era homosexual” y por eso la investigación se orienta hacia “uno o dos taxi-boys que habrían entrado en la casa con la víctima, ya que la puerta no había sido forzada”. Borgino tiene que haber abierto la puerta de calle, cerrada con llave las 24 horas. Es imposible abrirla accionando el portero automático. Néstor, el encargado del edificio, fue el primero en ver el cuerpo.
“La puerta estaba abierta y el hombre estaba tirado en el piso, junto a la cama, en posición fetal. Estaba semidesnudo. Sólo tenía puestos los calcetines y una remera”. En la mano tenía una cuchilla y los expertos de la Policía Científica, cuando vieron la escena, comentaron que “era evidente que intentó defenderse de la agresión”. Lo habían golpeado y tenía varias heridas, pero la mortal fue la que le hicieron en el bajo vientre. “Es una zona típica de agresión en los crímenes sexuales”, conjeturó uno de los investigadores. Los peritos, en su primera apreciación, no descartaron que en el caso “hayan actuado dos personas”.
La posición defensiva de la víctima se denota por la posición fetal, el cuchillo y por la mano izquierda que le cubría el rostro. La cama estaba en desorden y el resto de los muebles estaban aparentemente en orden. Sólo llamó la atención el hallazgo de un aparato de control remoto, sin el video reproductor al que correspondía. Hasta ayer la policía descartaba el móvil del robo y se inclinaba por la hipótesis sexual. Se presume que el arma utilizada en el crimen fue “una cuchilla grande”. En el edificio, los vecinos de la víctima no se ponían de acuerdo sobre detalles de la personalidad del hombre asesinado. Algunos coincidieron en que “solía escuchar la música fuerte y organizaba fiestas hasta altas horas de la noche, motivo por el cual una vez fue denunciado por ruidos molestos”. Un hombre que vive con su perro en el departamento ubicado justo enfrente del de la víctima estimó en cambio que era una persona “muy tranquila que no molestaba a nadie”. El caso está a cargo del juez de instrucción porteño Guillermo Caravajal, que trabaja con la División Homicidios de la Policía Federal. “Fue un homicidio salvaje, típico de una motivación sexual”, insistió una fuente policial. La investigación se orienta hacia el mundo de los taxi-boys, una dirección reiterada en varios crímenes ocurridos en los últimos tiempos.

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