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Sociedad|Viernes, 21 de noviembre de 2014
EL PAPA FRANCISCO CRITICO LA DESIGUAL DISTRIBUCION DE LOS ALIMENTOS

“Una mercancía cualquiera”

Durante la II Conferencia Internacional sobre Nutrición, que se desarrolla en Roma, en la sede de la FAO, Jorge Bergoglio hizo un llamamiento internacional en la lucha contra el hambre y la desnutrición. “Hay comida para todos, pero no todos pueden comer”, dijo.

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El papa Francisco dijo que “la lucha contra el hambre está obstaculizada por la prioridad del mercado”.

La II Conferencia Internacional sobre Nutrición que se celebra en Roma tuvo ayer entre sus conferencistas al papa Francisco. En su intervención en español, Francisco denunció que “la lucha contra el hambre y la desnutrición se ve obstaculizada por la prioridad del mercado y la preeminencia de la ganancia”.

El Papa criticó, como ya ha hecho en otros discursos, el sistema económico que, dijo, “ha reducido los alimentos a una mercancía cualquiera, sujeta a especulación, incluso financiera”. Francisco, que intervino después de la reina Letizia de España, llegó hacia las 10.30 de Roma (6.30 de Argentina) a la sede de Roma de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) coordina la conferencia.

En su discurso, el Papa recordó cómo Juan Pablo II, en la inauguración de la primera conferencia sobre Nutrición, en 1992, puso en guardia a la comunidad internacional ante el riesgo de la “paradoja de la abundancia”, pues “hay comida para todos, pero no todos pueden comer, mientras que el derroche, el descarte, el consumo excesivo y el uso de alimentos para otros fines están ante nuestros ojos”.

Aprovechó su intervención en la II Conferencia para reiterar que sin solidaridad y con el actual sistema económico es difícil luchar para acabar con el hambre. Aseguró que se vive en un mundo donde “los intereses nacionales están condicionados frecuentemente por reducidos grupos de poder”. En la II Conferencia Internacional sobre Nutrición, representantes de 160 países debaten en la FAO el mal reparto de los alimentos que provoca que 805 millones de personas pasen hambre, pero otros 500 sufran de obesidad. A todos ellos y a la comunidad internacional Francisco los invitó a saber escuchar el llamamiento de esta conferencia: “Dar de comer a los hambrientos para salvar la vida en el planeta”, dijo.

En su primera visita a un organismo de Naciones Unidas, el Papa subrayó en un discurso, que fue interrumpido en varias ocasiones por los aplausos: “Tal vez nos hemos preocupado demasiado poco de los que pasan hambre”. Pero además criticó los muchos “sofismas” que se dicen sobre el hambre. “Pocos asuntos tan susceptibles de ser manipulados por los datos, las estadísticas, las exigencias de seguridad nacional, la corrupción o un reclamo lastimero a la crisis económica”, señaló.

También hizo notar que mientras se habla de nuevos derechos, “el hambriento está ahí, en la esquina de la calle, y pide carta de ciudadanía, ser considerado en su condición, recibir una alimentación de base sana. Nos pide dignidad, no limosna”, fue otra de las frases aplaudidas en el salón plenario de la FAO.

Francisco recordó que “hay comida para todos, pero no todos pueden comer, mientras que el derroche, el descarte, el consumo excesivo y el uso de alimentos para otros fines están ante nuestros ojos”, lamentó.

Para combatir el hambre, el Papa citó como reto el de la solidaridad: “En una sociedad donde crecen el individualismo y la división. Solidaridad. Tenemos la sospecha de que la queremos sacar del diccionario”, añadió en un momento de improvisación de su discurso.

Sostuvo que, “cuando falta la solidaridad en un país, se resiente todo el mundo”, pues “los seres humanos, en la medida en que toman conciencia de ser parte responsable del designio de la creación, se hacen capaces de respetarse recíprocamente, en lugar de combatir entre sí, dañando y empobreciendo el planeta”. Para Francisco es deber de cada Estado “estar atento al bienestar de sus ciudadanos” y advirtió que “ninguna forma de presión política o económica que se sirva de la disponibilidad de alimentos puede ser aceptable”.

“Ningún sistema de discriminación, de hecho o de derecho, vinculado con la capacidad de acceso al mercado de los alimentos, debe ser tomado como modelo de las actuaciones internacionales que se proponen eliminar el hambre”, aseguró.

“Un anciano me dijo una vez: Dios siempre perdona; los hombres perdonan a veces, la tierra no perdona nunca”, citó el Papa. Francisco concluyó su discurso invitando a la comunidad internacional a que “sepa escuchar el llamado de esta conferencia y lo considere una expresión de la conciencia de la humanidad: dar de comer a los hambrientos para salvar la vida en el planeta”.

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