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Sociedad|Lunes, 24 de noviembre de 2014
Computadoras que se integran a la ropa y a los accesorios de la vestimenta

La próxima gran revolución tecnológica

No sólo relojes inteligentes o anteojos computarizados, también camisas que miden el oxígeno en la sangre o guantes para aumentar la productividad. Son los wearables, con inimaginables aplicaciones en la salud y el entretenimiento, el deporte y la moda.

Por Rosa Jiménez Cano *
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Una pulsera para conectarse a Internet.

Desde San Francisco

La revolución del celular inteligente pasó de largo por su puerta. Intel, el primer fabricante de chips, no apostó por smartphones y tabletas hasta que fueron una realidad consolidada. Qualcomm es líder en ese campo. Una de las empresas fundadoras de Silicon Valley lucha por mantener su papel en el futuro con los wearables, la tecnología que se integra en el cuerpo, como parte central de su estrategia.

Brian Krzanich, consejero delegado de Intel, lo deja claro: “Las empresas de tecnología a veces nos limitamos con nuestra propia perspectiva. Nos cerramos en nosotros mismos y no vemos el futuro”.

Entre tanta fiebre por los relojes inteligentes, especialmente tras sumarse Apple a este campo, el directivo se hizo una pregunta: “Si hace 30 años que tenemos relojes digitales que pueden hacer cálculos, ¿por qué ahora vuelven? No es sólo moda, es porque hay tecnología disponible para sacar partido, pero no queremos ser uno más, sino aliarnos con los que sean capaces de dar un enfoque distinto. No sirve de nada quedarse en el reloj o la pulsera que mide el ejercicio”.

En su opinión, el verdadero estallido llegará de la mano de la Internet de las cosas, como se denomina a la interacción entre varios dispositivos conectados entre sí sin necesidad de una computadora para ello. “En 2016, podremos meter una computadora en el botón del saco. Esa es nuestra meta, seguir investigando e impulsando la miniaturización de chips”, insistió.

El sector de los wearables se presenta como la próxima gran revolución, firmas deportivas y de moda centraron su atención en ello. Los vaticinios de Juniper Networks indican que este año generará 4500 millones de dólares. Una cifra que alcanzará los 53.200 millones en 2019. Los impedimentos para este campo se parecen mucho al de los celulares, la duración de la batería y la interconexión con otros aparatos.

Mientras en el resto del mundo occidental se considera que el domingo es un buen día para consagrarlo al descanso físico y espiritual, en San Francisco dedican la jornada a la exaltación de la creatividad y la experimentación. Bajo el lema Make it wearable, “hazlo vestible” en español, varias startups –empresas de emprendedores– de todo el mundo presentaron sus propuestas para sacar provecho de Edison, un procesador pensado para este tipo de aparatos. Hubo de todo, desde un mero prototipo hasta productos desarrollados, casi a punto para salir al mercado.

Las propuestas se presentaron bajo la atenta mirada y las preguntas de un comité de expertos entre los que se encontraba la tenista Venus Williams, el consejero delegado de los almacenes de tecnología Best Buy, el de Intel y representantes de Nike y Louis Vuitton. El mundo del deporte y el de la moda sienten verdadera curiosidad por entender su funcionamiento y no perder la ola.

El campo de la salud es uno de los que más se volcó en estos dispositivos. “No sólo es positivo ver cómo se mejora al hacer deporte, sino con aquellos que han sufrido un infarto y podrán tener una camisa que mida el oxígeno en la sangre, las pulsaciones, el nivel de hidratación”, explicó el directivo. No es casualidad que Google trabaje en unos lentes de contacto que detectan el nivel de glucosa en la sangre, pensados para diabéticos, o en una píldora capaz de dar con indicios de cáncer.

Open Bionics fueron los más aclamados. Su propuesta consiste en una mano biónica, pensada para niños o adultos cuyo miembro ha sido amputado. Incluye motores de vibración y sensores de proximidad y sensibilidad. Pesa alrededor de medio kilo y, lo más interesante, cada una de las prótesis se modela a medida, con una impresora 3D. El precio es de casi 2500 dólares. Muy lejos de los más de 100 mil de los modelos que se comercializan en Estados Unidos. Desde luego, la estética no está tan lograda, pero sí la funcionalidad. Sus creadores explican que la mayor parte de los pedidos provienen de organizaciones de ayuda al desarrollo y de países envueltos en conflictos.

Babybe también se enfoca en el campo sanitario. Pretenden mejorar los primeros días de vida de los bebés prematuros y el vínculo con sus madres. Su artilugio combina una especie de tortuga con sensores que la madre abraza simulando el bebé y un colchón dotado de movimiento que reproduce las caricias de la madre.

Entre los seleccionados hubo una empresa española, FirstV1sion, cuya propuesta consiste en una cámara que se integra la camiseta y emite en directo. El cofundador, José Ildefonso, quiere hacerlo rentable a través de los derechos de emisión, convirtiéndose en una cámara en primera persona para diferentes eventos deportivos. El proyecto forma parte de Wayra, la incubadora de startups de Telefónica.

A veces los tópicos se cumplen. Como en el caso de la propuesta alemana, Proglove. Un guante pensado para aumentar la productividad de las cadenas de montaje. Cuesta un 50 por ciento más que los que se usan en la actualidad, pero permite saber el nivel de fatiga del trabajador, si ensambló bien una pieza, si hace mal algún movimiento o, incluso, si debe descansar para evitar tener un accidente. Ya se está usando como experiencia piloto en BMW.

Los drones, otro de los sectores que más interés despiertan, tuvieron su representación en el prototipo de Nixie, un pequeño autogiro que se adapta a la muñeca, como una pulsera y que, cuando se activa un botón, vuela grabando una escena o tomando fotos durante unos segundos y después vuelve al dueño. Podría considerarse como una evolución sofisticada del selfie cuyos inventores lo presentan como un competidor de las cámaras de acción de GoPro. Su nicho son los amantes de las aventuras dispuestos a pagar por inmortalizar sus hazañas.

Los wearables mantienen su enfoque futurista, pero cada vez más con un acceso asequible y fechas de salida al mercado firmes.

* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.

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