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Sociedad|Miércoles, 1 de octubre de 2003

Junto a la industria del secuestro aumenta la preocupación oficial

Mientras el jugador Cristian Traverso se puso al frente de la negociación con los secuestradores de su padre, el hijo de un importantísimo empresario habría sido víctima del mismo delito.

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La máxima reserva de la familia Traverso y de los investigadores frustró la guardia de la prensa.
Al secuestro del padre del ex jugador de Boca Juniors Cristian Traverso, se habría sumado ayer otro caso: la víctima sería el hijo de un importante empresario, por cuyo rescate se habría pedido un millón de pesos. Aunque la información no fue confirmada por las autoridades, la agencia Télam, citando fuentes de la investigación, informó que por su rescate se habría pedido un millón de pesos. En tanto, Traverso –que ahora juega en el Puebla de México– regresó a Buenos Aires para ponerse al frente de las negociaciones con la banda que secuestró a su padre, Luis Traverso, de 62 años, por quien exigirían un rescate de 500 mil dólares. Anoche, la familia esperaba una nueva comunicación con los captores. El ministro de Justicia y Seguridad de la Nación, Gustavo Beliz, reconoció que los secuestros “exceden al mundo del fútbol” porque en territorio bonaerense “los niveles (de estos delitos) son muy altos y requieren de un trabajo conjunto” entre la Nación y la provincia.
El secuestro de Luis Traverso era manejado con absoluta reserva, tanto por la familia como por la Justicia y la división Delitos Complejos de la Policía Federal. El hombre, que es dueño de una empresa de transporte, fue secuestrado el lunes en la localidad bonaerense de Villa Bosch, en el partido de Tres de Febrero. El caso es investigado por el juez federal de San Martín Hugo Gurruchaga y además de la Federal estaría interviniendo personal de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).
En cuanto al otro caso, el comisario Luis Vicat, ex jefe de Asuntos Internos de la Bonaerense, dijo a Radio Continental: “Tengo información no solo del caso Traverso sino del secuestro de un importantísimo empresario que tuvo una fábrica de galletitas” y que habría sido dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA). El ministro Alvarez informó que no tenía “ninguna información sobre un secuestro de esas características”.
El ministro Beliz opinó que el problema de los secuestros “está excediendo lo que es el ambiente del fútbol”. Aludió de ese modo a los secuestros de familiares de Juan Román Riquelme (uno de los mejores amigos de Traverso, precisamente), Leonardo Astrada, Víctor Zapata y de los hermanos Diego y Gabriel Milito, al igual que el intento sufrido por un hermano del técnico Carlos Bianchi. Beliz insistió en la necesidad de realizar “un trabajo conjunto” entre la Nación y la provincia de Buenos Aires porque en esta jurisdicción “los niveles son realmente muy altos y requieren una participación especial”.
Juan José Alvarez, al delinear la política de seguridad en la provincia, sostuvo que seguirá los lineamientos generales de su antecesor, Juan Pablo Cafiero. Opinó que es necesario “trabajar fuertemente la policía hacia adentro” porque “es evidente que hay una parte de la fuerza que no trabaja como a nosotros nos gusta” y que “no está obteniendo los resultados que queremos”.
Se manifestó a favor de “reformular rápidamente el sistema de funcionamiento” policial y mantuvo su idea de “saturar de efectivos la calle”. Explicó que el objetivo no pasa por “ponerlos (a todos) en una esquina” sino “con un plan de funcionamiento”. Dijo que quiere impulsar la descentralización policial “porque eso hace a la eficacia en el funcionamiento”. Esto permitiría también “la posibilidad de ejercer el control social por parte de la gente, a fin de evitar una corrupción que, en algunos casos, es intolerable y genera mayor inseguridad”.
Retomando el tema de los secuestros, Alvarez negó que los casos recientes puedan tener algún “motivo mafioso” tendiente a entorpecer su gestión. Admitió que el de la inseguridad en la provincia “es un tema muy grave”, pero insistió en que se está trabajando “con mucha responsabilidad porque tomamos el problema muy en serio; esta es una tarea que no está destinada a los chantas, a los que creen que tienen soluciones mágicas para todos los problemas”. El ministro respondió en parte a las críticas del comisario Vicat, quien había cuestionado sus anuncios sobre la decisión de “saturar” la calle de efectivos. Según Vicat, la salida pasa por “una reestructuración integral del sistema de seguridad”.

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