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Sociedad|Miércoles, 18 de marzo de 2015
Los expertos creen haber dado con los restos del escritor en Madrid

Tras los rastros de Cervantes

Luego de un año de investigación, un equipo científico multidisciplinario cree haber dado con los restos del autor del Quijote, junto con los de otras 300 personas. No se realizará un ADN por falta de descendientes directos de Cervantes.

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El hallazgo se realizó en la iglesia de las Trinitarias Descalzas, donde fue enterrado en 1616.

Los restos del escritor Miguel de Cervantes, autor de Don Quijote de La Mancha y figura del Siglo de Oro español, han aparecido en la cripta de un convento de Madrid, anunció un equipo forense multidisciplinario. Con el paso del tiempo y las obras edilicias realizadas en el lugar, se había perdido el rastro de su sepultura durante cuatro siglos. “No tenemos certeza, por eso somos prudentes”, reconoció el antropólogo forense Francisco Etxeberría. “Y al mismo tiempo estamos convencidos de que tenemos en esos fragmentos algo de Cervantes. Son muchas las coincidencias y no hay discrepancias”, agregó. Para el especialista francés Jean Canavaggio, “desde el punto de vista literario, el hallazgo no aporta gran cosa”. En cambio, la alcaldesa de Madrid celebró el resultado de la búsqueda.

Nacido en 1547 en Alcalá de Henares, cerca de Madrid, Cervantes –que publicó su famoso libro en dos partes, en 1605 y 1615– vivió sus últimos años en el centro de la capital española, donde fue enterrado el 23 de abril de 1616 en la iglesia del convento de las Trinitarias Descalzas. El edificio barroco, ubicado entre las calles de Huertas y Lope de Vega de Madrid, en el barrio de Las Letras, está catalogado como Bien de Interés Cultural.

En marzo de 2014, un equipo científico rastreó y descifró documentos históricos olvidados, sondeó con un georradar el suelo del convento donde viven aún las religiosas, perforó un camino hacia una minúscula cripta subterránea y acabó descubriendo los restos de 300 personas, donde en principio creían que sólo había ocho. Allí hallaron huesos en muy pequeños fragmentos pertenecientes a unas 15 personas enterradas en otro emplazamiento del convento en el siglo XVII, y trasladados posteriormente. Entre esos restos estaban los de Cervantes y, presumiblemente, estarían también los de su esposa Catalina de Salazar. Sin embargo, todos fueron hallados en muy mal estado y mezclados, de modo que “no pudieron ser individualizados”, explicó la arqueóloga Almudena García-Rubio. “Por eso somos prudentes”, reconoció Etxeberría.

“A la vista de toda la información generada en el caso de carácter histórico, arqueológico y antropológico, es posible considerar que entre los fragmentos se encuentran algunos pertenecientes a Miguel de Cervantes”, afirmó Etxeberría, coordinador del equipo. Etxeberría reconoció que no se han podido rastrear indicios de las heridas sufridas por el escritor en la batalla naval de Lepanto, que la Santa Liga –formada principalmente por España, Venecia y la Santa Sede– ganó a los turcos en 1571. Cervantes había recibido dos heridas de arcabuz en el pecho y una en la mano izquierda, que le quedó inútil, por lo que fue conocido como El Manco de Lepanto. “No hemos podido verificar esa circunstancia porque el nivel de conservación del hueso no lo ha permitido”, dijo el antropólogo. “No obstante, las coincidencias y las no discrepancias nos llevan a considerar que ahí estaría Cervantes en términos razonables.”

Por su parte, García-Rubio afirmó que “no va a haber una individualización confirmada por la genética”. Aunque los restos hubieran estado bien conservados para las pruebas de ADN, la única descendencia actual de la familia de Cervantes proviene de su hermano Rodrigo, “y después de doce generaciones el ADN que pudiera tener en común con Cervantes es mínimo”, dijo el historiador Fernando de Pardo.

El hallazgo “desde el punto de vista literario no aporta gran cosa”, consideró el especialista francés en literatura Jean Canavaggio. “Es un personaje con una vida absolutamente apasionante, que inventó la novela moderna al dar la palabra a sus personajes en lugar de relatar desde fuera lo que les ocurre. En el siglo XVII, su novela fue muy apreciada, pero no se le consideró un gran escritor. Fue traducido, tuvo mucho éxito, pero simboliza un poco la encarnación y decadencia de España, que se aleja de la modernidad”, afirmó el profesor de literatura en París.

Por su parte, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, celebró el hallazgo como oportunidad para recuperar la memoria del escritor: “Es un día muy importante para España y es un día muy importante para nuestra cultura”, afirmó, al tiempo que informó que está en gestiones con el obispado para arribar a la posibilidad de abrir la tumba al público.

Cuarto vástago de una familia de clase media con siete hijos, a Cervantes no se le conocen hijos legítimos, aunque sí ilegítimos. Vivió una vida con muchas zonas de sombras y llena de aventuras: fue soldado, prisionero de guerra, oficial de cámara de un cardenal, financiero y escritor. Falleció a los 69 años a causa de una cirrosis hepática con diabetes e hidropesía el 22 de abril de 1616. Y pese al éxito de Don Quijote, murió en la miseria.

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