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Sociedad|Jueves, 19 de marzo de 2015
Fue liberada la médica alemana detenida en Ezeiza a pedido de EE.UU.

A seguir el proceso en libertad

Llegó al país para acompañar a un paciente y fue apresada por un pedido de captura de EE.UU.: hace 15 años huyó de ese país con su hijo escapando de un marido violento. Tras dos meses en la cárcel de Ezeiza, fue liberada. La causa por la extradición sigue su curso.

Por Mariana Carbajal
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Kayla Rynn Michael analiza una presentación voluntaria en la Justicia de Estados Unidos.

Kayla Rynn Michael, la médica de nacionalidad alemana que llegó a la Argentina por pocas horas y terminó presa en el aeropuerto de Ezeiza porque tenía un pedido de captura de Estados Unidos –por haber huido de ese país con su hijo pequeño escapando de un marido violento–, pudo recuperar su libertad después de pasar casi dos meses en una cárcel de mujeres. La Cámara Federal de Apelaciones de La Plata revocó el fallo de primera instancia que había denegado su excarcelación. Mientras se resuelve la acusación que pesa sobre ella en Nueva México –por un supuesto delito que cometió 15 años atrás–, el Hospital Alemán, de la ciudad de Buenos Aires, le ofreció un puesto en carácter de becaria para el Servicio de Diagnóstico por Imágenes. También la está ayudando la embajada alemana. En el caso se interesó la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

Tal como reveló este diario, Kayla, de 42 años, voló a Buenos Aires para acompañar de regreso a su país a un turista que se accidentó durante sus vacaciones en una estancia, pero al aterrizar el 12 de enero fue sorpresivamente detenida. La mujer, que trabaja para un seguro médico y también para la Cruz Roja, dijo desconocer que su nombre estaba incluido en la lista de alertas rojas emitida por Interpol. Tenía 25 años y un hijo, de 6 años, cuando se fugó de Estados Unidos, donde nació, después de haber sido violada a punta de pistola por su ex marido, y se fue a vivir a Alemania, donde terminó nacionalizándose.

Lo llamativo del caso es que ella había dado aviso al consulado norteamericano sobre su situación, en aquel momento, y además su hijo Max ya es mayor de edad (tiene 23 años). En aquella oportunidad solo estuvo un año viviendo con su madre y luego regresó por la fuerza con su padre. Kayla no lo pudo ver por 11 años. Recién a los 18 años, siendo mayor de edad, volvió a vivir con ella. El ex marido de Kayla murió. Pero la Justicia de Estados Unidos la persigue por haber sustraído al hijo, siendo menor de edad, y haber salido del país con un pasaporte falso.

Tras quedar detenida, el consulado alemán en el país le proveyó a la médica un abogado. Juan Nieto asumió su defensa y presentó un pedido de excarcelación, para que ella siga el proceso en libertad, pero el juez federal Nº 1 de Lomas de Zamora, Alberto Santamarina, lo denegó por considerar que se le imputa un delito grave en Estados Unidos y porque habría peligro de fuga, dado el antecedente de haber salido de su país con documentos falsos y no tener arraigo en Argentina. Nieto apeló. El fiscal ante la Cámara, Julio Amancio Piaggio, también consideró que no correspondía la excarcelación. Pero finalmente, la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata, con la firma de los jueces Carlos Román Compaired y Roberto Agustín Lemos Arias, revocó la resolución de Santamarina y le otorgó la excarcelación.

En el fallo, firmado el 9 de marzo, el tribunal consideró que no se puede detener preventivamente a una persona con el argumento de la falta de arraigo como razón para presumir la fuga, cuando justamente no tiene arraigo porque no tuvo la oportunidad de tenerlo por ser extranjera. Puntualmente, el fallo dice que “el sentido común dicta que al ingresar una persona por primera vez dentro de las fronteras argentinas, difícilmente posea su propio domicilio definitivo con asiento en la República”.

En su presentación, la defensa –a la que se sumaron los letrados Carlos Alberto Podetti y Pablo Jacoby– sostuvo que no había riesgo de fuga, que el delito que se podría imputar por la Justicia norteamericana sería menor, equiparable dentro del ordenamiento legal argentino al de “impedimento de contacto” (Ley 24.270) –cuando un padre/madre impide al otro ver a sus hijos– y no al de sustracción de menores, hipótesis en la cual la ponderación de los montos de pena permitiría una condena de ejecución condicional; y, además, su importancia se vería mitigada por haber sido víctima de violencia doméstica. La defensa también alegó que el delito podría estar prescripto por el tiempo transcurrido. La Cámara no se pronunció sobre el problema de la violencia de género que generó el escape de Kayla.

Según contó Nieto a Página/12, la médica alemana está viviendo desde la semana pasada en un hostel y viajaría en pocos días a Estados Unidos para poder llegar a un acuerdo con la Justicia de Nuevo México –podría declararse culpable–, a fin de poder regresar a su país, para encontrarse con su actual esposo y el hijo que tuvo con él, de 15 años.

“Yo no sabía que estaba cometiendo un delito cuando me escapé con mi hijo Max de Nueva México, donde vivíamos, en 1998, después de vivir en refugios para mujeres golpeadas y para gente sin techo. Vivía escondida porque tenía miedo de que mi ex marido me matara. Lo había denunciado muchas veces. Me escapé de Estados Unidos porque él me violó a punta de pistola la noche anterior. Corrí por el instinto de una madre para proteger a su hijo”, dijo Kayla, en una extensa carta, donde detalla su historia. Desde el 12 de enero estuvo presa en la Unidad Nº 31 de Ezeiza.

Nieto contó que ella sólo se escondió en Alemania durante unos meses, cuando se presentó a las autoridades para contar su situación y pidió asilo y la custodia de su hijo alegando el contexto de violencia doméstica del que había escapado. “A Max y a mí nos concedieron generosamente permiso para permanecer en Alemania”, detalló Kayla. Pero a los pocos días de esa decisión, “mientras caminaba hacia mi casa desde un parque con Max, tres coches se detuvieron en la calle, salieron varios hombres, lo tomaron a mi hijo, lo pusieron en el asiento de atrás y se lo llevaron a Estados Unidos con su padre. La próxima vez que hablé con él fue once años más tarde”, agregó.

Alemania le concedió la nacionalidad, luego de que en el consulado de Estados Unidos en Frankfurt le retuvieran su pasaporte. Y negó su extradición a ese país por tener un hijo menor alemán, según informó Nieto. La médica nunca imaginó que un viaje en el que esperaba permanecer apenas unas horas en la Argentina se convertiría en una pesadilla.

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