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Sociedad|Viernes, 20 de marzo de 2015
UN POLICIA DE LA BONAERENSE HIRIO A UN MATRIMONIO EN VICENTE LOPEZ

Una de tiros preventivos

Salían de la casa de un familiar y los balearon desde un patrullero que primero los embistió. El joven, de 28, recibió un tiro en la mano. La mujer, embarazada, cubrió a su hijito de 3 y recibió un tiro en un glúteo. El policía fue desafectado.

Por Horacio Cecchi
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La cuadra donde el bonaerense disparó diez veces contra el matrimonio y no los mató de casualidad.

Un joven de 28 años, su pareja, de 22, embarazada, y el hijo de ambos, de tres años, fueron baleados por un bonaerense de Vicente López, en pleno ejercicio de rastrillaje en cuadrículas para traer tranquilidad a la población, el miércoles pasado a las 20. La pareja viajaba en un VW Bora negro. El joven resultó herido en la mano, la mujer recibió un tiro en un glúteo con salida por la espalda, impacto que recibió al arrojarse sobre su hijo para cubrirlo. El niño resultó ileso. La versión policial, inmediatamente comprada por cierto periodismo, sostuvo que el auto no se detuvo en un control policial, que el patrullero los persiguió y que en Vieytes, entre Las Heras y Lavalle, de Vicente López, finalmente, el Bora chocó contra uno de los patrulleros que lo perseguía. En ese momento, según la versión policial, uno de los pasajeros del Bora apuntó contra un capitán quien disparó 10 balas, dos de las cuales dieron en el blanco sospechoso. Los polis dijeron también que el hombre armado salió corriendo y desapareció sin dejar rastros propios, ni del arma, con lo que ahora el brazo armado de la ley deberá probar que existió el prófugo, que se sintió amenazado por el arma, y que no fue producto de su imaginación. Ni pensar que trató de inventar la escena para favorecer su situación.

El jefe de la Departamental Zona Norte, comisario mayor Fabián Blanco, indicó que los polis intentaron detener el auto pero el conductor no acató la orden policial y continuó su marcha. En ese momento se habría iniciado la persecución que incluyó un operativo cerrojo, siempre según Blanco. Al arribar a la intersección de las calles Las Heras y Vieytes, “el vehículo toma de contramano y el conductor del Bora hace una maniobra evasiva, trata de subir a la vereda y al no permitírselo lo embisten de frente. Uno de los efectivos efectúa varios disparos contra este vehículo, y el conductor recibe una herida en su mano”.

La versión policial se debilitó con el correr de las horas. El primer indicio fue que desde el Ministerio de Seguridad bonaerense se dispuso el apartamiento del capitán que disparó (este diario no proporcionará sus datos porque desde Seguridad no proveyeron ni jota).

Todo se empezó a complicar más cuando empezó a publicarse la versión de los heridos. Lucas, el joven conductor, no pareció haber transitado por ninguna persecución. “De repente se nos vino encima sin luces un patrullero, nos chocó y nos empezaron a tirar.” Su pareja se arrojó sobre el chiquito de tres años para cubrirlo y fue cuando recibió al menos un disparo. El joven, tal como dijo Blanco, resultó herido en una mano.

La versión policial no incluyó un dato que invalida la cinematográfica persecución: la pareja salía de visitar a la madre del joven, que vive a media cuadra de donde ocurrió el incidente. El auto, que no estaba a nombre de Lucas, tampoco es robado: pertenece a la madre del conductor y tiene permiso para usarlo.

Cierto periodismo tituló como “confuso episodio”, para que la retirada de la versión policial no fuera vergonzosa. La mala suerte del capitán fue que esta vez se topó con vecinos a los que presuntamente debe proteger. Si hubiera sido un matrimonio de morochitos con su niño, vecinos de otro barrio y en plan de visita a un familiar, los títulos hubieran sido otros.

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