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Sociedad|Viernes, 20 de marzo de 2015
UNA BANDA QUE OPERABA EN ITALIA Y ARGENTINA

Trata de travestis

La Justicia italiana desmanteló una red de trata de travestis argentinas que eran llevadas a Roma para ser prostituidas y donde eran sometidas a malos tratos. Hay cinco detenidos.

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Las travestis iban con pasaportes falsos y billete sólo de ida.

Las autoridades italianas de-sarticularon una red compuesta por al menos once personas acusadas de conformar una “organización criminal” que captaba travestis en la Argentina para posteriormente prostituirlas en Italia. Para llevarlas, les suministraban pasaportes falsos, un pasaje de ida y dinero anticipado para sus primeros gastos. La investigación comenzó tras la denuncia de un joven argentino integrado al círculo de la prostitución en Roma. Las víctimas eran sometidas a una total dependencia del jefe, carecían de libertad y disponían de estupefacientes que debían consumir con los clientes.

El Tribunal de Roma, a pedido de la Dirección Antimafia, emitió una orden de arresto para once integrantes de la red de trata. Por el momento fueron detenidas cinco personas, cuatro de nacionalidad argentina y un rumano.

El coronel Luciano Magrini, del grupo de carabineros (policía militar) que ejecutó la acción, explicó que otros tres hombres se encuentran en libertad provisional con obligación de comparecencia diaria, y tres más aún son buscados por los agentes. Los once fueron considerados responsables de conformar “una organización criminal internacional dedicada a la trata de personas, favorecer la inmigración clandestina y lucrar con la prostitución y el narcotráfico”.

La investigación comenzó tras la denuncia presentada por un joven argentino, integrado en el ambiente de la prostitución en el circuito romano. Esto permitió descubrir “la existencia de una organización criminal dedicada, desde hace al menos un decenio, a hacer entrar en Italia a travestis argentinas para ejercer la prostitución, sometiéndolas a una situación de total dependencia al capo, conocido como ‘mamó’”.

En concreto, las autoridades italianas descubrieron que los jefes de la organización reclutaban en la Argentina a muchachos a los que después llevaban a Buenos Aires para ingresarlos en un albergue del barrio de Palermo. Gracias a la colaboración de médicos cómplices, la organización los sometía a “pesados procesos hormonales e intervenciones de cirugía plástica”. Luego eran iniciados en los ambientes de la prostitución argentina. Algunos de ellos eran seleccionados y enviados a Italia dotados de pasaportes falsos, un único billete de ida y un anticipo económico para sus primeros gastos.

La ruta aérea de las travestis preveía “casi siempre” una escala en París y cuando llegaban a Italia eran trasladadas al litoral de Roma, a Ostia, para ejercer la prostitución. Los carabineros notificaron “la existencia de un vínculo indisoluble entre los miembros de la red y las víctimas, quienes carecían de libertad y eran prostituidas” con un método preestablecido.

Los presuntos criminales celebraban reuniones donde indicaban a las travestis sus horarios de trabajo y sus tarifas. La desobediencia era pagada con dura violencia física y psicológica. De hecho, durante la investigación se descubrió el suicidio de una joven travesti que, en plena depresión, se arrojó por la ventana de su departamento en Pomezia. A este trágico escenario se añade el consumo de estupefacientes y que las travestis contaban con cocaína para consumir con sus clientes.

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