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Sociedad|Martes, 24 de marzo de 2015
La OMS calificó al glifosato como agente “probablemente cancerígeno”

El pesticida que ataca a humanos

Para la OMS, hay “limitada evidencia” de que el pesticida más usado en el mundo e imprescindible para producir soja transgénica genera cáncer en humanos y “suficiente evidencia” de que lo provoca en animales. También causa daño en el ADN humano.

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17 expertos de 11 países firmaron el dictamen, tras un año de repaso de la evidencia científica.

La Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC) dictaminó que el glifosato –el pesticida más utilizado en el mundo, insumo imprescindible en el cultivo de soja transgénica– es “probablemente cancerígeno para seres humanos”. Esta categorización significa que hay “limitada evidencia” de que produzca cáncer en humanos y “suficiente evidencia” de que produce cáncer en ensayos con animales de laboratorio. Se encontró riesgo aumentado de linfomas en trabajadores y, en experimentos con ratones, se constató la aparición de diversos tumores, así como daños genéticos. En humanos, de todos modos, la relación entre glifosato y cáncer no está confirmada y podría deberse a otros factores. El IARC (que depende de la Organización Mundial de la Salud, OMS) también clasificó como cancerígenos probables a los pesticidas malatión y diazinón, y como “cancerígenos posibles” al paratión y al tetraclorvinfos.

El dictamen fue emitido por 17 expertos de 11 países, que se reunieron este mes en Lyon, Francia, luego de un año de preparación que incluyó “la revisión de la evidencia científica actualizada disponible”. Los resultados se publican en la revista médica The Lancet.

Para el glifosato se encontró “limitada evidencia de carcinogénesis en humanos para linfoma no-Hodgkin. La evidencia en humanos proviene de estudios de exposiciones, mayormente agrícolas, en Estados Unidos, Canadá y Suecia, publicadas desde 2001. Además, hay evidencia de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio”, advierte el IARC.

El texto recuerda que, sobre la base de los tumores en ratones, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (US EPA) originalmente había clasificado al glifosato como “posible cancerígeno para seres humanos”, en 1985. En 1991, la US EPA reevaluó aquel estudio y cambió su clasificación a “evidencia de no cancerígeno en humanos”. El grupo de trabajo del IARC toma en cuenta los datos de la US EPA e incluye “varios resultados positivos más recientes” para concluir que “hay suficiente evidencia de carcinogénesis en experimentos con animales”. Además, en pruebas de laboratorio, “el glifosato causó daño en el ADN y los cromosomas en células humanas, aunque dio resultados negativos en testeos con bacterias”. Se agrega que “un estudio en residentes de una comunidad reportó incrementos en marcadores sanguíneos de daño cromosómico luego de que fórmulas con glifosato fueron rociadas en las cercanías”.

El informe del IARC señala que “el glifosato es el herbicida más fabricado en el mundo. Su mayor uso es en la agricultura y ha crecido mucho por el desarrollo de cultivos que fueron genéticamente modificados para hacerlos resistentes al glifosato. También se usa en actividades forestales y en aplicaciones urbanas y hogareñas. Ha sido detectado en el aire durante la fumigación, así como en el agua y en alimentos. La población general queda expuesta principalmente por residir cerca de áreas fumigadas, por el uso hogareño y por la dieta, y el nivel que ha sido observado es generalmente bajo”.

El IARC ubica el glifosato en el Grupo 2A, de “agentes probablemente cancerígenos para los humanos”, y aclara que “esta categoría se utiliza cuando hay limitada evidencia de carcinogénesis en humanos y suficiente evidencia en animales de experimentación. ‘Limitada evidencia’ significa que se observó una asociación positiva entre exposición al agente y cáncer, pero que no pueden descartarse otras explicaciones. Esta categoría se utiliza también cuando, habiendo limitada evidencia de carcinogénesis en humanos, hay fuertes datos sobre cómo el agente causa cáncer”.

El informe también incluye en el Grupo 2A al malatión y el diazinón, y ubica al paratión y el tetraclorvinfos en el Grupo 2B, de “posibles cancerígenos para seres humanos”. Esta categoría implica “evidencia convincente de que el agente causa cáncer en animales de experimentación, pero escasa o nula información sobre si causa cáncer en humanos”.

El IARC puntualizó que “las recomendaciones sobre legislación, regulaciones o intervenciones de salud pública son responsabilidad de los gobiernos y de otras organizaciones internacionales”.

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