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Sociedad|Martes, 24 de marzo de 2015
Cumplían la condena a 8 años en la casa, en Olavarría, pero ahora deberán ir a la cárcel

Detención carcelaria para dos abusadores

Osvaldo y Guillermo Sosa, padre e hijo, fueron condenados a 8 años por violar a una nieta y a dos hijastras y una hija, durante una década. Cumplían prisión domiciliaria, pero ahora irán a la cárcel. El caso fue revelado por Página/12.

Por Mariana Carbajal
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El afiche con que reclamaban prisión efectiva, y el penal de Sierra Chica donde deberán ser alojados.

El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 de Azul finalmente dispuso el “inmediato alojamiento” en el penal de Sierra Chica de dos pedófilos, padre e hijo, a los que había beneficiado en octubre con prisión domiciliaria a pesar de haberlos condenado a 8 años de prisión por los abusos sexuales cometidos durante más de una década. El caso –revelado por Página/12– tuvo amplia repercusión mediática por el horror de las historias relatadas por las víctimas, que hoy tienen 20, 21 y 23 años, y su reclamo para que los victimarios, el padrastro de las dos mayores y padre biológico de la menor, y el abuelo de ellas, cumplieran prisión efectiva. “Siento un alivio muy grande. Y alegría. Fue una lucha que llevábamos hace tres años para lograr que estén presos por el daño que nos hicieron”, dijo a Página/12 Loana Sosa, cuyo padre biológico abusó de ella por años.

La resolución fue tomada el lunes por el juez Joaquín Duba, titular del TOC Nº 1 de Azul, luego de que el fiscal Martín Pizzolo reiterara el pedido para que se revocara la morigeración de la pena que beneficiaba al electricista Guillermo Osvaldo Sosa, de 41 años, y a su padre, Osvaldo Víctor Sosa, de 64.

Guillermo Sosa fue concubino de Celeste Sibiglia durante 14 años. Durante esos años el hombre abusó de las dos hijas de ella y de una hija que él había tenido en una relación anterior, y que también convivía con ellos. Por esos hechos recibió una condena de 8 años de prisión. Su padre, Osvaldo Sosa, fue sentenciado a la misma pena por violar sistemáticamente a una de las hijas de Sibiglia. Pero consiguieron una morigeración de la pena, con el fundamento de que el fallo no estaba firme. Y las víctimas, como lo hizo también la joven marplatense Rocío Girat –abusada por su padre militar–, reclamaron de viva voz que fueran a prisión, por el terror que les generaba saber que se los podían cruzar por las calles en una ciudad pequeña como Olavarría, donde vivían todos, dado que tenían permiso para ir al hospital local.

La semana pasada la Sala V de la Sala de Casación Penal ratificó la condena contra ambos, en cuanto a la pena y la calificación del delito. Con ese fallo en mano, Pizzolo reclamó una audiencia al juez Duba –que tuvo lugar el viernes 13– y volvió a insistir para que los Sosa cumplan la pena en la cárcel. Desde el mismo lunes, los dos pedófilos están en la Unidad Penitenciaria de Sierra Chica, confirmó el fiscal a este diario. Las tres chicas, Maira y Mariana Gómez y Loana, duermen desde ese día un poco más tranquilas.

El horror para las tres chicas se prolongó durante más de una década. Recién hace tres años pudieron romper el silencio –que habitualmente les imponen bajo amenaza los abusadores a sus víctimas– y denunciar al padre-padrastro que las manoseaba, cuando dormían, se duchaban o se lo cruzaban en la casa, y se masturbaba delante de ellas. Siempre a solas. Ninguna de ellas sabía que a las otras les sucedía lo mismo. A Mariana, además, el abuelastro la violaba, en la casa de él, en su auto y en un hotel, según denunció la joven. Sibiglia todavía estaba en pareja con Sosa –con quien tuvo otro hijo, hoy de 17 años– cuando supo de los abusos. “Lo eché de la casa y fuimos a hacer la denuncia”, dijo la mujer. Ahora, la mujer vive en el partido de San Martín con su hijo. “Estamos muy felices por la decisión de la Justicia de mandarlos a la cárcel. Y agradecidos por el apoyo que nos dio la prensa para dar a conocer el caso”, dijo a Página/12 Sibiglia. Maira es niñera. Mariana se mudó en los últimos meses a Mar del Plata, y vive con su pareja. Loana tiene 20 años, también vive con su pareja, con quien tuvo un hijo, y estudia la carrera de Comunicación Social.

Guillermo Sosa fue condenado el 2 de octubre, en juicio abreviado, por “el delito continuado de abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa agravado por haber resultado un grave daño a la salud mental de la víctima y ser cometido contra una menor de 18 años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con la misma”, por las tres jóvenes. En segundo lugar fue condenado Osvaldo Víctor Sosa, por violar sistemáticamente a Mariana. La primera vez que la violó, según denunció la joven, ella tenía 8 o 9 años. Unos años más tarde, comenzó a accederla carnalmente casi todos los días. En el fallo, el TOC Nº 1 ponderó como atenuantes que ambos abusadores, padre e hijo, “no tenían antecedentes penales” y “el buen concepto del que serían merecedores”, entre sus conocidos. Los dos Sosa apelaron la sentencia. Y así llegó a la Sala 5 de la Cámara de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires. En la audiencia del viernes 13, sus defensores volvieron a alegar que el fallo no estaba firme –para mantenerlos lejos de la prisión–, dado que luego de la confirmación de Casación, apelaron a la Suprema Corte bonaerense. Ahora los dos pedófilos tendrán que esperar la resolución tras las rejas.

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