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Sociedad|Miércoles, 1 de abril de 2015
Opinión

En recuerdo de Juan Carlos Maccarone

Por Grupo de Curas en la Opción por los Pobres

El Grupo de Curas en Opción por los Pobres queremos expresar nuestro dolor y agradecimiento en ocasión del fallecimiento de este buen pastor que aprendió a tener “olor a oveja” estando cerca de quienes son los elegidos de Jesús.

Fue un cura que se destacó por su capacidad intelectual, teólogo y docente. Sin embargo, su experiencia al lado de los campesinos de Santiago del Estero reveló una capacidad de compromiso con los valores del Reino que puso al servicio de ese pueblo al que acompañó en su derrotero dramático de injusticia y pobreza.

Como obispo cercano al pueblo, Maccarone expresó con dolor fraterno la incoherencia entre el discurso de los pastores argentinos y la trama menemista. Desafió al poder feudal en Santiago del Estero, hecho que le valió que hurgaran sus debilidades y lo borraran del mapa con una denuncia poco creíble. Utilizando un “evangelio” que seguramente no es el de Jesús, fue condenado a un ostracismo solitario disfrazado de “tiempo para que se recupere” quién sabe de qué. Parece que los obispos interpretan que el remedio para el supuesto error o el pecado no es la misericordia de una nueva oportunidad, sino esconder lejos al pecador para que no contamine a “los puros”. Nada dijeron de su impresentable sucesor, amigo de poderosos y dictadores. Eso parece no molestar a su evangelio.

Gracias a la solidaridad de algunos pocos hermanos y el cariño de los sencillos y crucificados del Cottolengo Don Orione, de Claypole, Maccarone pasó sus últimos años sirviendo a aquellos a cuyos pies puso toda su inteligencia y su afecto al servicio del Reino.

Somos testigos de su bondad. Cargó silenciosamente la cruz que aceptó aquel día de su asunción en la diócesis de Santiago del Estero donde profetizó: “Vengo a morir a Santiago del Estero”, dando la señal de su compromiso con ese pueblo al que acompañó y del cual no quería separarse.

Juan Carlos murió sufriendo la injusticia que nos impidió tener un buen pastor para nuestro pueblo.

En tiempos de hacer memoria agradecida del martirio de Enrique Angelelli y Oscar Arnulfo Romero, resucita la esperanza de tener al obispo Juan Carlos Maccarone para siempre como intercesor de las necesidades de los pobres.

Querido Macca, que descanses en paz.

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