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Sociedad|Lunes, 4 de mayo de 2015
Rescatan en Nepal a un hombre centenario que estuvo nueve días bajo escombros

Nacer de nuevo a los 101 años

Al anciano se le había derrumbado la casa encima. Permaneció entre las ruinas hasta ayer, cuando fue hallado con vida. Sólo tenía algunas heridas leves. Otras tres personas fueron rescatadas también ayer. La cifra de muertos ya alcanza las 7250.

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Funchu Tamang fue internado con heridas en un tobillo y una mano.

Nueve días después del terremoto de Nepal, cuatro personas fueron rescatadas vivas de entre los escombros, entre ellos un anciano de 101 años. La cifra de muertos alcanza los 7250 y sigue aumentando. Mientras los sobrevivientes sufren escasez de tiendas de campaña, el 75 por ciento de las víctimas en Katmandú abandona los campamentos para regresar a lo que queda de sus casas. Hay más de 2,8 millones de desplazados internos en todo el país. La ONU criticó la burocracia de la nación asiática con relación a la ayuda que proviene del exterior y las agencias de alpinismo cancelaron las expediciones de primavera en el Everest tras el brutal sismo.

Los equipos de salvamento rescataron vivo de las ruinas de su casa a Funchu Tamang, un anciano de 101 años, que presentaba heridas leves y fue trasladado en helicóptero al hospital del distrito. “Tiene heridas en el tobillo izquierdo y en una mano, aunque su estado es estable”, dijo el oficial Arun Kumar Singh en Nuwakot, a 80 kilómetros al noroeste de Katmandú. La policía también rescató ayer a tres mujeres de entre los escombros en Sindupalchowk, lo que arrojó algo de esperanza en un país devastado por la catástrofe, que además produjo más de un centenar de víctimas en China e India.

Por su parte, la policía anunció el rescate de 50 cuerpos en la zona de senderismo de Langtang, donde se teme que otros 100 turistas extranjeros sigan atrapados. “Nuestra prioridad era rescatar a los sobrevivientes; por ahora son unas 350 personas, la mitad turistas o guías”, señaló Uddav Prasad Bhattarai, jefe de la policía del distrito de Rasuwa, al norte de Katmandú. El portavoz del Ministerio del Interior, Laxmi Prasad Dhakal, explicó que las operaciones de rescate continuaban, pero que se iba a dar prioridad a la atención de los sobrevivientes, donde miles de afectados duermen en la calle por falta de tiendas.

El ministro de Finanzas nepalés, Ram Sharan Mahat, dijo que “hay pueblos a los que todavía no hemos podido llegar; sabemos que todas las casas fueron destruidas. Las réplicas son constantes y estimamos que el balance definitivo de víctimas será mucho más alto”.

Aviones cargados con víveres y equipos procedentes de todo el mundo llegan al pequeño aeropuerto de Katmandú. Las labores de ayuda tuvieron un impulso ayer con la llegada de un Air Force C-17 y cuatro aeronaves militares Osprey estadounidenses. “Tenemos equipos de búsqueda y rescate listos para partir a áreas remotas, suministros y refugios. La mayoría de la gente no entiende que los refugios son la necesidad más urgente”, dijo Paul Kennedy.

Sin embargo, la jefa de las operaciones humanitarias de la ONU, Valerie Amos, lamentó la lentitud de la administración nepalesa para facilitar la llegada de la ayuda humanitaria extranjera. “Estoy preocupada al escuchar que las aduanas se toman tanto tiempo en aceptar los paquetes de ayuda”, declaró Amos, y precisó que le pidió al primer ministro, Sushil Koirala, que aligerara el papeleo administrativo.

Por su lado, Unicef instó a tomar las medidas necesarias para evitar que se expandan epidemias, ya que hay 1,7 millón de jóvenes que viven en las zonas más afectadas, a sólo unas semanas de la llegada del monzón. “Los hospitales están desbordados, el agua escasea y todavía quedan cuerpos atrapados entre las ruinas. Es el escenario perfecto para la proliferación de enfermedades”, advirtió Rownad Khan, representante adjunto de Unicef.

Con menor intensidad, dos nuevos temblores de 4,2 y 5 grados en la escala de Richter volvieron a sacudir ayer el país, donde pueblos enteros están reducidos a escombros. Unas 160 mil viviendas fueron destruidas y 143 mil resultaron dañadas, según el último balance de Naciones Unidas.

El Consorcio de Reducción de Riesgos en Nepal calcula que el terremoto generó alrededor de 2,8 millones de desplazados internos (la población del país es de 28 millones de personas). Unas 900 mil personas abandonaron Katmandú desde el 26 de abril, lo que supone un 20 por ciento de la población de la capital. Nepal se quedó sin tiendas de campaña: el gobierno distribuyó más de 47 mil, pero faltan unas 400 mil. Thudikel, el mayor campamento de la capital, da refugio aún a cerca de 2 mil personas. Muchos de los damnificados regresaron a sus casas –o a lo que queda de ellas– para retirar los escombros o tratar de arreglar los daños.

Otros todavía tienen miedo de volver. Prathima Tapa, una estudiante de 17 años, prefiere esperar a que la tierra deje de temblar: “No sabemos cuánto tiempo estaremos aquí”, dijo. Madhav Pudasaini, otro alojado en Thudikel, explicó que no puede abandonar el lugar porque no queda nada de su casa ni de la tienda en la que trabajaba, y espera que el gobierno le dé alguna alternativa. Más que nunca, todo Nepal aguarda a que pase el temblor.

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