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Sociedad|Martes, 13 de octubre de 2015
Cierre del Encuentro Nacional de Mujeres con repudios a la represión del domingo

El año que viene, la cita es en Rosario

Miles de mujeres se reunieron otra vez ayer en Mar del Plata para concluir tres días de debates sobre sus derechos y reclamos. Hubo rechazos a la represión policial a un grupo de mujeres en la marcha del domingo a la noche. Rosario, proclamada como sede en 2016.

Por Marta Dillon
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El ENM fue de todas y lo hicieran todas, como habitualmente se dice de esta experiencia personal y colectiva.

Desde Mar del Plata

En 2016 será en Rosario. No hubo más novedad que ésa en el cierre del XXX Encuentro Nacional de Mujeres, con la gravedad rondando después de una noche en la que sin nada que lo justifique, la Policía Bonaerense y la Municipal dispararon contra las manifestantes con balas de goma y arrastraron a los golpes a tres de ellas dentro del predio de la Catedral para tenerlas retenidas ahí, sin que nadie pudiera saber en ese lapso cómo estaban ni por qué estaban ahí, en el mismo lugar donde se habían refugiado los grupos de varones católicos, con armas largas visibles en los múltiples videos que pueden rastrearse en las redes sociales, cuando se desató la represión. Esta situación todavía fresca en la piel de demasiadas asistentes al ENM no fue debatida. La comisión organizadora –autoconvocada y que reunió durante el año de preparación a 120 marplatenses que trabajan en distintas organizaciones de mujeres, sindicatos y fuerzas políticas– emitió un comunicado, en la mañana de ayer, en la que repudiaban la represión y daban cuenta de que las retenidas habían sido liberadas; y eso fue todo lo que se evaluó. Todo el arco político con representantes en el ENM –desde el Frente para la Victoria hasta distintas agrupaciones de izquierda y otras independientes– repudiaron con más fuerza los brutales disparos con balas de goma, comparando lo que sucedió en la noche del domingo con remedos de la última dictadura militar.

Sin embargo, desde distintos medios, se intentó demonizar la actitud de las manifestantes frente a la Catedral, obviando que la parte más numerosa de la marcha arrancó en un mismo sentido y se fue dividiendo a medida que pasaba frente al prostíbulo La Posada, donde se verificaron casos de trata, para seguir, las independientes y buena parte de las fuerzas de izquierda hacia el templo católico, las mujeres kirchneristas hacia los tribunales marplatenses y la comisión organizadora junto a otros grupos a la Rambla, frente a los míticos lobos marinos, donde cantaron el himno nacional.

Las imágenes son contundentes, es fácil encontrarlas en las redes sociales, sobre todo en Facebook, donde se viralizaron. En ellas, fotos fijas o videos, se ve claramente a Carlos Pampillón, dirigente del Fondo Patriótico Nacional (Fopana) que defiende a los militares condenados por delitos de lesa humanidad y que protege a grupos neonazis o skinheads, que el domingo a la tarde agredieron a activistas de Socorristas en Red, un entramado de voluntades feministas que acompañan a las mujeres que tienen derecho a abortar porque así lo contempla la ley –porque su salud se pone en riesgo con un embarazo no deseado– entramándose con consultorios amigables dentro de los hospitales públicos para que las mujeres puedan recibir consejería posaborto y encontrar el método anticonceptivo más acorde con sus decisiones y su estilo de vida. “No creemos de ninguna manera que la agresión haya sido al azar, sabían a quiénes agredían y todo lo que querían era amedrentarnos”, dijo la neuquina Ruth Zubriggen, una de las referentes de la red. Estos grupos, además, fueron los que se adjudicaron desmanes contra los murales que se habían preparado en distintas paredes de la ciudad para saludar el XXX Encuentro Nacional de mujeres con pintadas que decían frases como: “Si te pega no es hombre, si aborta no es mujer”, pretendiendo sumarse así al reclamo contra la violencia machista pero pretendiendo estigmatizar las decisiones de las mujeres sobre sus cuerpos. También se puede ver, entre las muchas imágenes que circularon ayer, que las tres detenidas de manera completamente irregular dentro de la Catedral, donde también se habían refugiado los grupos de varones católicos munidos de armas largas, fueron arrastradas desde la vereda hasta dentro del templo sin más necesidad que la de amedrentarlas y la de coartar cualquier posibilidad de control sobre su detención, ya que las largas horas que pasaron ahí dentro fueron a espaldas de todo procedimiento legal.

Sin embargo, la decisión de una nueva sede, Rosario, a pesar de este trasfondo que parece querer romper la dinámica de los Encuentros Nacionales de Mujeres que ya tienen 30 años de historia y un dinamismo que los convierte en un hito dentro de la agenda de los movimientos de mujeres, habla de la fortaleza de este espacio al que esta vez asistieron miles y miles de mujeres que llegaron por primera vez a vivir esta experiencia.

El acto de cierre, entre miles de mujeres que ahora pudieron disfrutar casi por primera vez en los últimos tres días de un sol pleno, fue escueto pero al menos al aire libre, visible aun retirado del centro de la ciudad. La apertura, contra todo pronóstico, se hizo en un estacionamiento del estadio mundialista, donde ni siquiera entraba la mitad de las decenas de miles de mujeres que habían llegado desde todos los puntos del país. Sin embargo, eso no opacó que el ENM fuera de todas y lo hicieran todas, como habitualmente se dice a esta experiencia personal y colectiva que significa debatir con otras durante dos días para terminar marchando juntas y haciendo visibles sus reclamos como sucedió la noche del domingo aun a pesar de la represión.

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