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Sociedad|Viernes, 13 de noviembre de 2015
LOS SORPRENDENTES MOTIVOS DE LA RECUSACION PEDIDA POR REYNOSO

El juez que quería jugar al fútbol

El juez federal de Orán, Raúl Reynoso, recusó a su colega Julio Bavio, que lo investiga, porque no lo dejaba jugar en su equipo de fútbol. Recuerda que había tratado bien al hijo de Bavio en una oportunidad. Y que su colega lo trató descortésmente.

Por Horacio Cecchi
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Raúl Reynoso hizo memoria de la “enemistad manifiesta” de Bavio hacia su persona.

A diferencia del lugar común, promovido especialmente por unos cuantos magistrados, que dice que los jueces hablan por sus fallos, es probable que el juez federal de Orán, Raúl Reynoso, hable por sus faxes. Especialmente el enviado el martes pasado para justificar su inasistencia a la indagatoria a la que había sido citado para ese día, a las 10 de la mañana, por su colega salteño Julio Bavio, en la causa que lo investiga bajo la sospecha de ser cabeza de una organización dedicada a cobrar coimas y dádivas a personas detenidas por narcotráfico para favorecerlos en el proceso. Mediante el fax, Reynoso no sólo informó de su ausencia sino que además, en 11 páginas, recusó a Bavio y al fiscal federal Eduardo Villalba. El eje de la recusación es la “enemistad manifiesta” que Bavio supuestamente mantiene en su contra. Y cita, entre los argumentos más contundentes, que ambos participaban en un torneo de fútbol, en un mismo equipo, en el que “jugaban más Uds., pues yo era el ‘convidado de piedra’, siempre en el Banco de Suplentes, salvo que le faltaran jugadores”.

La recusación, enviada por fax a la Cámara Federal salteña, solicita el “inmediato apartamiento” del juez Bavio de la instrucción de la causa 11195/14”. Informa que el 6 de noviembre, es decir, dos días después de que fuera allanado su juzgado, detenidos cinco abogados y su jefe de Despacho, y fuera él mismo citado a indagatoria, denunció a Bavio ante el Consejo de la Magistratura por “denegación y retardo de Justicia; abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público; violación al reglamento para la Justicia nacional; violación a la Convención Internacional de los Derechos del Niño, y posible prevaricato”.

Además de la denuncia, sobre la que no avanza en el pedido de recusación, Reynoso sostiene que “hay otras circunstancias que vienen demostrando una evidente y sostenida ‘animosidad’ contra el suscripto”.

Inmediatamente describe el “primer antecedente” en el que describe una situación en la que participó el hijo de Bavio, inclusión que lamentó ya que en las investigaciones “se vea mencionada mi hija (...) casi con la intención de involucrarla”. Y pasa a recordarle a Bavio una circunstancia en la que el propio Bavio lo llamó “para solicitarme que recibiera/atendiera a su hijo varón (...) y efectivamente así procedimos, le dimos una cálida acogida” y le recuerda que estuvo “dos –2– días buscando información, creo que también estadísticas (...)”. Reynoso aclara que “no es para enrostrarle nada, simplemente para recordarle (por si lo haya olvidado) la manera en que recibimos a su hijo en nuestro Juzgado”.

Luego, recordó el torneo conocido como la Liga de La Loma, de la Asociación Cultural y Deportiva de Profesionales de Salta, hace “unos tres o cuatro años”. “(...) jugábamos fútbol en el mismo equipo (en realidad jugaban más Uds., pues yo era el ‘convidado de piedra’, siempre en el banco de suplentes, salvo que le faltaran jugadores y obligatoriamente tuve que integrar, creo que en un solo partido, el plantel desde el inicio”.

Reynoso continúa con el antecedente deportivo recordando que tuvo un entredicho en uno de los partidos y “me vi en la necesidad de solicitar mi pase a otro equipo”. Recuerda que primero mantuvo el “entredicho/cruce” con el fiscal Villalba “pues me habían hecho ingresar, ante mis pedidos cuando faltaban 15 minutos para finalizar el encuentro, y si bien pude ingresar –relata con precisión Reynoso–, no pasaron siete minutos en que el Dr. Villalba me quiso sacar del equipo, es decir, que deje de seguir jugando”. Reynoso recuerda que como Villalba lo pretendía sacar, “ante mi tenaz negativa, se acercaron otros integrantes del equipo (cita al hermano del juez Bavio y a otro juez)” que coincidieron con Villalba. A todo, esto, el juez Bavio, estaba lesionado pero no quería salir y “llevaba jugando casi todo el partido”. Desenlace: Reynoso abandonó el equipo.

Citó también “otro antecedente de suma gravedad” fue una oportunidad en que “Ud. me increpó de manera pública, incorrecta y desubicada”, durante la Primera Reunión de Jueces Federales del Norte por motivo de una resolución en una causa en la que “estaba en juego la seguridad de la ciudad” ya que “tres gendarmes quedaron prácticamente encerrados en un baño, rodeados de cientos de enfurecidos bagayeros”.

También acusó a Bavio y Villalba de dar “custodia a los imputados/procesados o personas con antecedentes penales o policiales que nos amenazaron a mi familia y a mí; como así también se la otorgan al abogado Leiva”.

Después, Reynoso justifica su ausencia no en una decisión tomada apelando a sus fueros de magistrado sino que informa que no pudo presentarse porque había concurrido al psicólogo, de cuyo tratamiento responsabiliza a Bavio. Y “adjunto certificado médico, solicito postergación de declaración de indagatoria fijada para el día de la fecha y toda otra medida judicial”.

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