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Sociedad|Viernes, 12 de febrero de 2016
CASI MEDIO CENTENAR DE PRESOS MUERTOS EN EL PENAL DE NUEVO LEON, AL NORTE DE MEXICO

La batalla campal detrás de las rejas

Al menos 49 presos murieron y otros 12 resultaron gravemente heridos en un enfrentamiento entre una banda dirigida por el cartel del Golfo y otra dirigida por los Zetas, en la cárcel Topo Chico, en el estado norteño de Nuevo León.

Por Gerardo Albarrán de Alba
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Familiares de los presos reclaman desesperadamente información a las puertas del penal Topo Chico.

Desde Ciudad de México

Al menos 49 presos muertos y otros 12 heridos dejó un enfrentamiento que se inició a las 11.30 de la noche del miércoles en la cárcel de Topo Chico, en Monterrey, la capital del estado de Nuevo León. En una conferencia de prensa, el propio gobernador del estado, Jaime Rodríguez Calderón, conocido como El Bronco, confirmó el número de víctimas y dijo que cinco de los heridos se encuentran en estado grave. Hasta el cierre de esta edición habían sido identificados 40 cadáveres.

“Fue una batalla campal... 52 muertos. Fue horrible y terrorífico”, declaró muy temprano el gobernador en una entrevista radiofónica. Por la tarde, las autoridades ajustaron la cifra de muertos a 49.

No es la primera vez que ocurre un motín de estas dimensiones en Nuevo León. El 19 de febrero de 2012, 44 reclusos murieron durante la fuga de otros 30 presos en el penal de Apodaca, un municipio del conurbano de Monterrey, pero sí es uno de los enfrentamientos más graves ocurridos al interior de un reclusorio. Sumados estos casos, son ya 342 el número de presos muertos en 14 motines penitenciarios con más de una decena de fallecidos registrados durante los últimos 29 años en México. El número de muertos en motines menores y el total de heridos se pierden.

Durante la madrugada de ayer, uniformados del ejército, la marina y la Policía Federal fueron movilizados para resguardar el perímetro del penal más antiguo de Monterrey, a unos 910 kilómetros al norte de la Ciudad de México y a sólo 155 kilómetros al sur de la frontera con Estados Unidos.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) atrajo el caso y envió a Monterrey a varios visitadores especiales, encabezados por la tercera visitadora general Ruth Villanueva Castilleja, así como a un grupo de peritos. El organismo justificó su intervención porque podría tratarse de una situación que siente un “precedente negativo” en la tutela de los derechos humanos en el país.

Según el gobernador Rodríguez Calderón, todo se inició con una pelea entre dos grupos encabezados por Jorge Iván Hernández Cantú, “El Credo”, supuesto cabecilla del cartel del Golfo, y Juan Pedro Saldívar Farías, alias “el Z27”, quien fue jefe regional de Los Zetas. En el enfrentamiento habrían prendido fuego a la bodega de víveres. Versiones extraoficiales sostienen que se trató de un intento de fuga y que el incendio fue un distractor. El gobernador y las autoridades de seguridad del estado negaron que hubiese ocurrido una fuga, pero no explicaron cómo cientos de reclusos estaban fuera de sus celdas cerca de la media noche.

Rodríguez Calderón dijo que las autoridades recuperaron el control del penal cerca de la 1.30 de la mañana de ayer. Vecinos del reclusorio, ubicado al poniente de la ciudad, contaron a la prensa local haber escuchado detonaciones y haber visto las llamas del incendio en uno de los edificios. Un video de 27 segundos, filtrado a la televisora local, muestra escenas difusas del patio del penal, donde se ven a decenas de reclusos, se aprecia fuego y se escuchan gritos.

El año pasado, el penal de Topo Chico obtuvo una calificación promedio de apenas 5,72 puntos (en una escala de 10), al evaluarse varios aspectos que deberían garantizar la integridad física e incluso moral de los internos. Las condiciones de gobernabilidad de esta prisión apenas alcanzó 4,4 puntos, lo que se explica en parte por una sobrepoblación de 21 por ciento, con 3980 reclusos (481 de ellos, mujeres), vigilados por apenas 250 guardias. Ahí están recluidos integrantes de al menos tres grupos criminales rivales. 80 por ciento de la población del penal enfrentan procesos del fuero común, es decir, no están ahí por delitos relacionados con el narcotráfico o el crimen organizado.

Topo Chico es uno de los tres penales en Nuevo León, y ahí están presos varios cientos de integrantes del cartel de Los Zetas. La mayor parte de sus principales rivales del cartel del Golfo están en el penal de Apodaca. El tercer centro penitenciario está en Cadereyta.

La última vez que ocurrió un disturbio en el penal de Topo Chico fue el 27 de septiembre de 2015, cuando un grupo de presos mató a un cabecilla de Los Zeta: Mario Alberto Roldán Zúñiga, “El Fresa”. El enfrentamiento dejó a otros 11 internos heridos.

Familiares de los reclusos acudieron a las puertas del penal desde la madrugada del jueves, pero no obtuvieron ninguna notificación oficial sobre la situación de sus parientes. A lo largo de la mañana, la tensión creció luego de que bloquearon las principales vías de acceso, hasta que se desató un zafarrancho, poco antes de las 9 horas. Medio centenar de personas forzaron una de las puertas perimetrales del penal, pero la policía logró contenerlos antes de que ingresaran a las instalaciones, entre empujones y piedras que eran lanzadas desde ambos bandos.

La CNDH requirió medidas cautelares para los heridos y el apoyo a los familiares de los presos muertos.

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