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Sociedad|Sábado, 12 de marzo de 2016
Homenajes en Japón a cinco años del tsunami y posterior desastre nuclear

“Otro Fukushima es posible”

En todo el país hubo un minuto de silencio para recordar a los más de 19 mil muertos y desaparecidos que provocó la catástrofe.

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Velas encendidas en conmemoración de las víctimas del terremoto.

Con un minuto de silencio a las 14.56 hora local, Japón recordó ayer a las víctimas del devastador terremoto de magnitud 9 y consiguiente tsunami que hace cinco años arrasó el nordeste del país, y que también provocó la catástrofe nuclear de Fukushima. Las olas gigantescas –que alcanzaron 35 metros– dejaron más de 19 mil muertos y desaparecidos, destruyeron un millón de viviendas, generaron más de 140 mil desplazados y causaron daños que ascendieron a más de 200 mil millones de dólares. Por el fenómeno, la planta nuclear de Daiichi se vio severamente afectada y unas 100 mil personas todavía no pueden regresar a sus hogares por la contaminación radiactiva. No obstante, el gobierno nipón quiere volver a poner en marcha los reactores nucleares que actualmente están fuera de funcionamiento para generar electricidad en el país. Por su parte, una ONG japonesa que trabaja en la zona advierte sobre “aprender de las lecciones del desastre”, porque “otro Fukushima es posible, también en otros países”.

Las ciudades de Hiroshima y Fukushima están separadas por una línea recta de 812 kilómetros, pero las unen dos historias distintas de desastres nucleares: el primer bombardeo de Estados Unidos en 1945 y el accidente de la planta nuclear de Fukushima por el terremoto y tsunami. De ese 11 de marzo permanecen las imágenes de miles de empleados enloquecidos abandonando de forma precipitada los rascacielos de Tokio, trenes descarrilados y ciudades destruidas por el tsunami.

Bajo el frío y la lluvia, Japón recordó a las víctimas con diversos actos celebrados en todo el país. El Teatro Nacional de Tokio fue sede de una ceremonia oficial en la que participaron el emperador Akihito, el primer ministro japonés Shinzo Abe, familiares de las víctimas y sobrevivientes de la tragedia. Akihito expresó su profundo pésame a los allegados de los fallecidos, y señaló su “dolor” por “todos aquellos que aún no pudieron regresar a sus hogares; especialmente me preocupa que puede haber mucha gente que todavía está sufriendo sin que lo sepamos, entre ellos la gente de avanzada edad”. A su turno, el primer ministro Shinzo Abe aseguró que “cuando voy a las regiones afectadas, tengo la impresión de que el desastre sigue presente”. Enseguida, con algo más de optimismo, prometió un gobierno unido “para reconstruir un país más resistente”.

El minuto de silencio se repitió en todo el país. Hubo actos que contaron con ofrendas florales para homenajear a las víctimas en lugares donde el tsunami causó mayores estragos, como Ishinomaki –con más de 16 mil afectados– y Minamisanriku. Además, en localidades costeras del nordeste del país pudo oírse la alarma de tsunami que sonó aquel fatídico día.

La catástrofe dejó 15.894 fallecidos y 2561 desaparecidos. A mediados del pasado febrero, la cifra total de evacuados aún ascendía a 174 mil. Actualmente trabajan 7 mil personas en las ruinas de la planta nuclear, y según la compañía Tepco puede llevar entre 30 y 40 años garantizar nuevamente la seguridad del predio.

Muchos habitantes siguen viviendo en alojamientos temporales y les preocupa que la reconstrucción pueda retrasarse aun más, porque creen que ahora las autoridades están centradas en los preparativos de los Juegos Olímpicos de 2020.

Tras el desastre de Fukushima, el peor accidente nuclear desde Chernobyl en 1986, el gobierno nipón apagó por seguridad todos los reactores nucleares del país, lo que obligó a la compra masiva de combustibles fósiles y provocó “un importante impacto económico que se siente hasta hoy; ahí empezamos a tener déficit comercial, el primero desde 1980”, dijo el economista Toshiyasu Ito. Pero en los últimos meses, el primer ministro Shinzo Abe ordenó la reactivación de algunas plantas, con el argumento de que son esenciales para el suministro energético. “Nuestro país es pobre en recursos, no puede prescindir de la energía nuclear”, remarcó.

Todo lo contrario piensa Emiko Fujioka, secretaria general de la ONG Fukushima Beacon for Global Citizens Network, quien afirmó de modo tajante que “otro Fukushima es posible, no sólo en Japón sino también en otros países”. Además de los evacuados, entre las consecuencias actuales de tener 166 mil toneladas de desechos radiactivos sin una seguridad adecuada figuran las potenciales enfermedades y la contaminación de la flora y la fauna. “Estamos muy preocupados porque el próximo gran accidente ocurra en naciones en vías de desarrollo de Asia. Acá además están surgiendo nuevos problemas tales como el incremento de niños con cáncer de tiroides, recortes de indemnizaciones a las víctimas, decisiones gubernamentales de acelerar el regreso de los damnificados a sus casas y la cuestión de los residuos radiactivos que se acumulan en almacenamientos temporales en cualquier parte de Fukushima”, manifestó la activista Fujioka, quien aconseja “aprender de las lecciones del desastre”.

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