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Sociedad|Martes, 17 de mayo de 2016
Casi siete millones de argentinos sufren de hipertensión arterial y no lo saben

La presión no tiene costumbre de avisar

El subdiagnóstico y la falta de tratamiento hacen de la presión arterial alta un serio problema de salud. Los especialistas advierten que no basta con reducir la sal en las comidas.

Uno de cada seis argentinos es hipertenso y no lo sabe (suman casi 7 millones de personas). Como el desconocimiento de este trastorno es un problema mundial y no sólo argentino, el 17 de mayo fue instaurado por la Liga Mundial de Hipertensión (WHL por sus siglas en inglés) como el día mundial de concientización, que fijó como lema para el período 2013-2018 la frase “Conozca sus números”, para impulsar los controles masivos y mejorar la cantidad de diagnósticos.

“El subdiagnóstico de la hipertensión tiene que ver con que la población considera que ‘si se siente bien’ no debe tener presión alta, y esto es falso. La hipertensión arterial no necesariamente genera dolor de cabeza o sangrado nasal, como se cree”, señaló el internista y nefrólogo Marcelo Orías, miembro de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) y vicepresidente de la WHL. Y continuó: “Una persona puede ser hipertensa durante años sin ningún síntoma visible; sin embargo, la presión va a ir endureciendo las paredes de las arterias, ocasionando una suerte de envejecimiento prematuro del sistema circulatorio”.

Orías dio un ejemplo claro: “Probablemente todos podamos tener un infarto a los 100 años, pero una persona con hipertensión puede tenerlo a los 40”.

Por su parte, el médico Alberto Villamil, coordinador de la Sección Hipertensión del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), aclaró que “es un mito que exista la llamada ‘presión nerviosa’, ya que en el momento de nerviosismo puede elevarse la presión, pero ése no es un motivo crónico”. Y hay más factores de riesgo: “La mitad de los hipertensos no sabe que lo es. De los que lo saben, la mitad no se trata y de los que se tratan sólo el 25 por ciento está bien controlado”, continuó.

La disminución del consumo de sodio es la primera indicación de los tratamientos para la hipertensión: “Hay quienes con una dieta correcta pueden controlar su presión por varios años, sin necesidad de pastillas; otros requieren de medicación, pero aunque estén medicados no pueden abandonar la dieta”, sostuvo Orías.

Un dato clave es que no basta con “no agregar sal a las comidas”, ya que “el 75 por ciento del sodio que consumimos proviene de alimentos procesados industrialmente. Los alimentos más salados son los caldos, los quesos duros, los fiambres –principalmente el jamón crudo–, las aceitunas en salmuera y los aderezos”, indicó Carina Peretti, nutricionista del ICBA. La especialista indicó que “lo recomendable es comer entre 1,5 y 2,3 gramos de sodio por día, pero los argentinos comemos de 6 a 12 diarios”.

Al respecto, el Ministerio de Salud de la Nación indica en un comunicado: “Argentina cuenta con una Ley de Regulación del Consumo de Sodio (pendiente de reglamentación) que plantea la reducción progresiva de la sal contenida en los alimentos procesados hasta alcanzar los valores máximos en cada grupo alimentario, fijados por la cartera sanitaria nacional”. Y continúa: “La norma, además, regula la fijación de advertencias en los envases sobre los riesgos del consumo en exceso de sal; promueve la eliminación de los saleros en las mesas de los locales gastronómicos; fija en 500 miligramos el tamaño máximo para los envases en los que se venda sal y establece sanciones a los infractores”.

El aumento de la hipertensión de la población en general, y de los niños y adolescentes en particular, es uno de los temas más mencionados por los especialistas. “Lo que estamos viendo es lo siguiente: las personas nacen con una carga genética en referencia a la hipertensión. El incremento de la obesidad y otros factores, como el tabaquismo, hacen que la hipertensión se manifieste a edades cada vez más tempranas y éste es un fenómeno a nivel mundial”, indicó Orías.

La Organización Mundial de la Salud ve la hipertensión arterial como uno de los más importantes problemas de salud pública mundial. Se estima que nueve millones de personas mueren por hipertensión cada año: el 45 por ciento de estas muertes es causado por infartos de miocardio y el 51 por ciento por accidentes cerebrovasculares.

En este contexto, las Naciones Unidas han propuesto como objetivo sanitario primordial para el año 2025 una mejoría del 25 por ciento en su control. “Para controlar la presión arterial hay que desarrollar una respuesta holística, es decir, de todos los actores. Los gobiernos deberían profundizar los controles de sodio con la industria alimentaria e incentivar la actividad física, y las sociedades científicas deberían focalizar en mejorar la adherencia al tratamiento de las personas que ya conocen que son hipertensas”, concluyó Orías.

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