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Sociedad|Domingo, 5 de junio de 2016
DENUNCIAS, AGENDAS, ESPERANZA Y SOLIDARIDAD EN LA MARCHA CONTRA LA VIOLENCIA

Las voces de NiUnaMenos

Fueron muchas y muchos los que marcharon el viernes contra el femicidio, los golpes y la discriminación. Y fueron muchas sus historias personales y las ideas que trajeron al evento.

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El padre que fue a acompañar a su hija adolescente. La chica de 18 que perdió un embarazo por los golpes recibidos. La mexicana que estuvo porque “el machismo no tiene fronteras”. La mujer que no pudo contener la denuncia: “Todos los dientes que me faltan me los bajó en el embarazo. Ahora estoy sola y ni la leche me dan. Sacaron todos los planes. Eso también es violencia”. La multitudinaria movilización del viernes tuvo una y miles de razones. Aquí, algunas de las voces, algunos de los reclamos, algunas de las historias de un 3 de junio que otra vez hizo historia.

- Rosa Romero, de San Martín, cincuenta y pocos: “Hace cinco años perdí a mi hija, Roxana Pacheco. El marido la mató delante del hijo de 4 años. Es mucha la lucha que tengo. El Estado nos dio la espalda. Por suerte yo tengo conmigo a mis tres nietos. El que la mató tiene una condena a veinte años, pero tengo miedo de que salga. Yo tengo la patria potestad de los chicos, pero tengo miedo de que salga y me los saque. El nene tiene ahora 10 años, está en tratamiento con psiquiatra y con psicólogo, porque lo que ese chico sufrió es una marca de por vida. A veces está jugando y entra en crisis. ‘¡El asesino, el asesino!’, grita. El mayor también tiene problemas. Y el Estado no ayuda. Y el juicio fue muy malo. No hicieron lugar al vínculo aunque hacía más de 9 años que eran concubinos”.

- Marta, psicóloga: “El tema es muy complejo. Hay muchas mujeres muy machistas. Ya desde chiquitos perpetúan el sistema. Si estamos apuradas, le pedimos a la nena que pele las papas, ni se nos ocurre pedirle al nene. A los 12 nos ocupamos de insistirles a las nenas que se hagan la cama, no a los nenes. La educación tiene un papel preponderante. No me siento capaz de atender sola a un hombre golpeador, aunque entienda que también es una enfermedad. Sí desde un grupo interdisciplinario. Y también es muy difícil romper los enganches emocionales, esas mujeres que sostienen vínculos enfermos”.

- Ariel (33), papá de Ayelén: “Vine para traer a mi hija. Me parece muy importante que ella esté acá, y yo también. Veo mucha violencia por la calle, mucho acoso, bocinazos, agresiones disfrazadas de piropos... Pero también veo que hay un gran cambio. Cuando yo era chico, esto era muy distinto, este tema no existía”.

- Ayelén (14): “Yo no siento que me discriminen, o violencia. Pero vengo por solidaridad”.

- Mónica, de Quilmes, docente de artísticas, treinta y largos: “Vine porque estoy en contra del sistema patriarcal. Hay que hacer política, tomar las calles. Trabajo el tema con mis alumnos (primarios y secundarios) porque a veces escucho cada cosa que me asusta. Los chicos reciben un mensaje muy jodido. Y con ellos hay que trabajar”.

- Sandra, treinta y..., de Quilmes, asistente social del Ministerio de Trabajo Social de la Nación: “A mí lo que más me jode es el silencio de las víctimas, lo cotidiano... El silencio es lo peor, ese ocultar los golpes en la cara, ese no ver los golpes en la cara de una mujer que está frente a nosotros. Retrocedimos muchos pasos en materia de derechos. En Quilmes hicimos un protocolo para las comisarías, para que sepan cómo tomar las denuncias. Yo trabajé en un programa de prevención de noviazgos violentos. Es terrible ver cómo las nenas tienen muy internalizado el discurso dominante, de tratar bien al novio, de hacerle caso, de portarse bien”.

- Lourdes, de México, 58 años: “Soy mexicana, y el machismo hace estragos en mi país. Vine porque sé de qué se trata, por solidaridad de género. Soy docente de la Facultad de Ciencias Políticas y tuve muchas alumnas que aparecían con golpes en la cara, a las que hubo que acompañar con una terapia. La violencia machista es la misma en todo el mundo, no tiene fronteras”.

- Andrea, Florencia y Abi, estudiantes de Farmacia y de Bioquímica: “Es una causa justa, una cuestión de solidaridad de género, nos toca a todas. Y también venimos a reclamar por el derecho al aborto”, lleva la voz cantante del grupo Andrea.

- Julieta (17), Micaela (17), Florencia (17) y Celeste (12), de Banfield: “Estamos aquí porque es una causa justa. El año pasado también vinimos. Queremos un cambio”, dice Florencia. “No sentimos discriminación en la escuela, pero sí en la calle. Recién un tipo le gritó a Celeste ‘qué lindo culo’ y la chica tiene 12 años. Se desubican mucho en los boliches también”.

- Luis, Gonzalo, Martín, Maxi, Ramiro, Fabián (entre 40 y 50) y Natalia (veinteañera), no docentes de la UTN: “Queremos defender los derechos de las mujeres, visibilizar el problema. Nosotros estamos alertas a los casos de discriminación laboral y no los permitimos, nos defendemos mucho”.

- Patricia (40), de Berazategui, con sus cuatro hijos y tres amigas: “Vine porque somos todas mujeres. Tienen que aprender que la mujer tiene voz, basta de gritar y llorar en silencio en la casa. Yo sufrí violencia de palabra y también física. Por suerte pude separarme. Con el gobierno anterior mis hijos supieron por primera vez estrenar zapatillas. No son de marca porque no puedo porque son muchos, pero son de ellos desde nuevas. Ahora es un desastre. También es violencia cuando sacan los planes, cuando no reparten más la leche. Mis hijos estaban en una orquesta sinfónica. Tocaban el trombón estos dos, ése percusión y ésta clarinetista. Los pibes estaban fuera de la calle. Ahora sacaron todo porque dicen que era un juntadero”.

- Una de sus amigas (no quiso dar el nombre): “Yo tengo muchas quejas. No me dan la leche, que estoy embarazada, ni a mi nene de dos años. Mi marido era golpeador, me pegaba mucho, embarazada me bajó todos estos dientes que me faltan. Y me violó a los chicos. Le dieron 18 años de condena. Pero me sacaron a mis chicos, me los sacaron como perros. Y yo los tenía bien, sin piojos, con la libreta, las vacunas... Todavía tengo los documentos de todos, y me los sacaron como perros. Eso también es violencia. Como que me tuve que juntar con uno para que me ayudara con mi casilla porque se me incendió. Y nadie me ayudaba. Así que me junté. Ahora estoy embarazada y sola”.

- Thiago, Azul y Julieta (todos de 15), del colegio Juan Martín de Pueyrredón: “Estamos haciendo un trabajo práctico para la escuela. Es como un homenaje a las víctimas. Es para la profesora Jimena Ardaiz, del taller de Investigación”.

- Elisa (29) y Ricardo (34), de Tucumán, “algo así como concubinos”: “Estamos porque impresiona la cantidada de femicidios. Y la violencia como el caso de Belén, en Tucumán. Es abrumador lo horrible que puede ser todo”. Elisa está embarazada, es oncóloga y está haciendo un intercambio de tres meses acá. Ricardo vino con la hija de ambos para acompañarla.

- Rocío (16), Abril (15) y Santiago (15), de la escuela técnica Raggio: “Es feo salir sin saber si volvés, si no te matan. Los hombres también son víctimas de este sistema”, dice Rocío. Y Santiago acota: “En una palabra, hay que luchar por la igualdad de género”. Y Abril aclara: “Nosotros vinimos solos, nada que ver con el colegio. Pero desde el centro de estudiantes ayudan para que no nos pasen falta para venir aquí”.

- Florencia y Roberto, de Quilmes, con dos niñas, trabajan en la municipalidad: “Venimos sobre todo por ellas, que sepan luchar por un camino mejor”.

- Agustina (18): “Vine porque perdí a mi hijita. Ahora estoy separada, porque era muy violento, de decirme cosas y de golpearme. Durante el embarazo me golpeó mucho. Yo me escapé y me fui a la casa de mi mamá. A las 21 semanas de embarazo rompí bolsa. Me dijeron que la bolsa estaba dañada por los golpes. Mi hija murió a las 18 semanas y 5 días. El es soldado de los Granaderos a Caballo. Hice la denuncia pero no me la tomaron porque dijeron que eran golpes leves”.

- Camila (15), de Constitución: “Las mujeres no pueden ser libres por los estereotipos que les meten en la cabeza. Es feo ver muchos casos por la tele, es triste ver a los chicos sin su mamá. Yo nací de un embarazo no deseado, no buscado. Mi papá se borró cuando se enteró del embarazo de mi mamá. Y yo siento que me falta algo, porque no puedo decir como las otras chicas que quiero a mi papá. A las mujeres las abandonan”.

- Lucrecia (15), de Constitución: “Yo no puedo creer que tengo que pensar en lo que piensen los demás de mí. En que van a hablar porque mi short es muy corto. Yo tengo mucha bronca por todo lo que dicen de las otras chicas (las víctimas), de las fotos que suben al Facebook. Hay que soltar a la mujer. Hay un pensamiento muy machista en la casa, todo empieza en la casa. Me da mucha bronca”.

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