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Sociedad|Jueves, 14 de julio de 2016
Científicos argentinos encuentran en la Patagonia un nuevo tipo de dinosaurio

Gualicho, el carnívoro de dos dedos

El equipo de investigadores también está formado por estadounidenses y húngaros. El ejemplar, hallado en Río Negro, tiene unas manos extraordinarias. Vivió hace 90 millones de años y pertenece a un grupo jamás registrado en el hemisferio sur.

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La presentación de Gualicho, a cargo del paleontólogo Sebastián Apesteguía.

Un grupo de científicos argentinos, en cooperación con especialistas estadounidenses y húngaros, descubrieron un nuevo tipo de dinosaurio en Río Negro que habría habitado la Tierra hace 90 millones de años. Ayer, los investigadores locales presentaron el descubrimiento de Gualicho –como lo bautizaron–, ejemplar de una especie perteneciente a un grupo jamás registrado en el hemisferio sur: un carnívoro de dos dedos. Por el valor del aporte de los estudios, la investigación fue publicada en la revista científica Plos One.

Según contó durante la presentación el paleontólogo Sebastián Apesteguía –que dirigió el equipo investigador–, lo especial de Gualicho es que es el primero de su tipo encontrado en el mundo. El director del Area de Paleontología de la Fundación Azara e investigador del Conicet explicó que los dinosaurios del Cretácico superior encontrados en la Patagonia en general pertenecen a dos grupos: los carcarodontosáuridos, que llegaban a medir hasta 15 metros de longitud y eran los predadores máximos y los abelisáuridos (como el Carnotaurus). Gualicho, en tanto, es un dinosaurio “de seis metros de largo, con brazos cortos, dos dedos, lo que lo relaciona con el grupo de los abelisáuridos, aunque el resto del cuerpo se asemeja a los carcarodontosáuridos”, agregó el paleontólogo.

Además de estos dos vínculos, el equipo encontró que había grandes similitudes entre Gualicho y un dinosaurio contemporáneo a él encontrado en Africa: el terópodo africano Deltadromaeus. Para los investigadores, la explicación de esta relación que los hace “hermanos” residiría en la unión de los continentes americano y africano.

Otra de las particularidades del hallazgo tiene que ver con la forma en que aparecieron los fósiles, ya que se encontró gran cantidad de huesos articulados y tanto los brazos como los dedos se estaban bien preservados. “Encontrarlo nos permitió observar que en realidad la reducción del brazo ocurre en muchos linajes de dinosaurios carnívoros”, apuntó el investigador.

La historia de Gualicho se remonta al año 2007, cuando el equipo de investigadores se acercó por segunda vez (la primera vez lo había hecho en el año 2000) al territorio donde se produjo el hallazgo, ubicado a 15 kilómetros del pueblo neuquino El Chocón, aunque del lado rionegrino. En esa visita fue la jefa del equipo de técnicos del Museo Field, Akiko Shinya, quien encontró el esqueleto completo. En esa expedición, una de las camionetas en las que trasladaban sus equipos sufrió un vuelco, por lo que debieron dejar al dinosaurio para retirarlo en otra visita.

Por cambios en las autoridades provinciales de Cultura de Río Negro, el equipo no volvió a conseguir permiso para ingresar a retirar el esqueleto hasta 2012. En ese intervalo, otro grupo de investigadores –que creyó encontrar a Gualicho por primera vez– se atribuyó el hallazgo. Finalmente, hace tres años, con un nuevo cambio de gestión, las autoridades rionegrinas le reconocieron el hallazgo al equipo dirigido por Apesteguía y le permitieron acceder a él para analizarlo. “Todos estos contratiempos hicieron que lo termináramos bautizando Gualicho”, dijo el paleontólogo.

Además de Apesteguía y Shinya, el equipo de investigación estuvo formado por Meter Makovicky, de la sección de Ciencias de la Tierra del Museo Field de Chicago, en tanto que del estudio de Gualicho participaron Rubén Juárez Valieri, que se especializa en dinosaurios carnívoros y ornitisquios en la Secretaría de Cultura de Río Negro y Nathan Smith, especialista del museo de Los Ángeles.

Durante la conferencia previa a descubrir la réplica de Gualicho en el Centro Cultural Científico, el titular de la cartera destacó la divulgación de esta investigación. “Si tenemos en cuenta que el 40 por ciento de los profesionales de la biología del país más poderoso del mundo duda sobre la validez de la perspectiva evolutiva, nunca está de más difundir este tipo de hallazgos”, comentó.

El ministro de Ciencia, Lino Barañao, que acompañó a los científicos en la presentación, destacó la “tremenda importancia económica” de la paleontología, en tanto “generan recursos y son fuente de turismo”. Además, resaltó el “atractivo particular que genera la paleontología en la mente de los niños”, a la que consideró “la vidriera más atractiva para atraer a las futuras generaciones a la actividad científica”.

“Estos estudios reafirman la condición de extraordinario laboratorio para las ciencias naturales que resulta la Patagonia”, destacó Alejandro Ceccatto, presidente del Conicet. El físico además recordó que “se trata de un esfuerzo de 17 años, de un trabajo medular y constante que demuestra el nivel de profesionalización que ha alcanzado la ciencia en Argentina”.

Informe: Paz Azcárate.

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