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Sociedad|Miércoles, 12 de octubre de 2016
Una movilización convocada por víctimas de delitos y tragedias en la Plaza Congreso

Con el pedido de seguridad y justicia

La consigna fue “Para que no te pase” y el pedido central, una mayor presencia de los distintos estamentos estatales. También, asistencia a las víctimas. Blumberg aprovechó para pedir leyes más duras. Un sector abucheó la adhesión de las Madres-LF.

Por Carlos Rodríguez
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La convocatoria fue impulsada por víctimas de distintos casos de violencia o accidentes fatales.

“Esto no es en contra de nadie, sino a favor de la vida de quienes hasta hoy no han sufrido hechos violentos y evitables”. Tal la aclaración que hizo desde el escenario la periodista Lorena Maciel, durante la lectura –junto con su colega Luis Novaresio– del documento con el que se cerró la marcha convocada ayer, frente al Congreso Nacional, por familiares de víctimas de casos de violencia o accidentes fatales bajo la consigna: “Para que no te pase”, que congregó a unas 3 mil personas. Desde el escenario, en todo momento se dijo que se trataba de una concentración “apolítica”, sin participación de grupos partidarios, al punto que fue echada de la plaza una veintena de jóvenes con banderas de la Juventud Sindical de la CGT. De todos modos, las ideas políticas se expresaron cuando fue abucheada la adhesión enviada por las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, o los abrazos y felicitaciones recibidas por Juan Carlos Blumberg, quien llegó para explayar ante la prensa su vieja receta de endurecer las penas como única forma de “combatir la inseguridad y el delito”.

De todas maneras, la composición mayoritaria era de personas que pedían “justicia y seguridad”, enarbolando pancartas con el nombre de cada víctima y con críticas “a la policía, a los políticos de turno y al Poder Judicial”. En el reclamo se unieron los familiares de la Tragedia de Once, de Cromañón, de femicidios, o de casos emblemáticos como el del fotógrafo José Luis Cabezas o la joven Angeles Rawson.

En un mensaje dirigido a los poderes político y judicial, y por extensión a las fuerzas de seguridad, se reclamó en el documento final: “Es necesario que se implementen políticas de prevención y de control que impidan nuevas tragedias evitables y que el Estado cree un registro de víctimas y de hechos impunes, único modo de atender necesidades y fijar estrategias de intervención”.

Los carteles y pancartas, levantados frente al escenario que le daba la espalda al palacio legislativo, las pancartas y banderas expresaban lo suyo: “La sangre de nuestros hijos víctimas inocentes no será derramada en vano” o “Penas de cumplimiento efectivo para los accidentes de tránsito con víctimas fatales”. Los reclamos recorrían todos los caminos y perfiles de la tragedia. Entre los asistentes había familiares de policías “asesinados en cumplimiento de su deber”.

Los familiares de Cyntia Filippone, asesinada en su casa de Villa Gesell el 5 de mayo de 2014, centraban sus críticas por el caso impune en “la inacción del fiscal Eduardo Elizarraga (del Departamento Judicial de Dolores), que tuvo que ser apartado del caso por sospechas de corrupción”. La mujer fue asesinada en el patio de su casa y se ignora el móvil, dado que “no se trató de un robo y hasta hoy nadie nos dio una respuesta”, señaló a Página/12 el hermano de la víctima, Luis Filippone.

También estaban la esposa y la hija de Norberto Degoas, el conocido locutor y publicista marplatense, quien falleció el 9 de septiembre de 2013, una semana después de ser atropellado por un automóvil en la zona de Playa Grande, en la ciudad de Mar del Plata. El vehículo era conducido por Elizabeth Rodríguez Riádigos, propietaria de una cadena de farmacias de la ciudad balnearia. “Esa mujer fue acusada de homicidio culposo, pero no recibió ninguna pena, ni siquiera le prohibieron seguir conduciendo”, aseguró Alejandra, la viuda de Degoas.

En el acto se hizo presente Carlos Ecker, padre de Federico, uno de los jóvenes fallecidos en la tragedia de los chicos del Colegio Ecos, que regresaban de cumplir una tarea solidaria en una escuela del Chaco. “Esta semana se cumplieron diez años de la tragedia y nosotros seguimos luchando por lograr que se mejoren las condiciones en las rutas del país y crear conciencia para que los conductores sean responsables”. Ecker dijo que se hacía presente “para expresar nuestra solidaridad a familiares de otras víctimas. Qué le vamos a hacer, somos vendedores de Biblias y seguimos vendiendo Biblias; es nuestra lucha”.

La concentración comenzó a las 18, en la esquina de Rivadavia y Callao, donde se reunieron unas 200 o 300 personas, que luego se dirigieron al centro de la plaza Congreso, detrás del monumento, donde se había montado el escenario, donde Julia Zenko y Marcela Morello cantaron para expresar “su solidaridad y compromiso con las familias que piden justicia”. Una de las banderas más visibles era la que enarbolaban los vecinos de Virrey del Pino, en el partido de La Matanza. Karina, una de las vecinas, justificó la presencia: “Vivimos en medio de la inseguridad, con robos pequeños y grandes, todos los días, mientras la policía mira para otro lado o colabora directamente en delitos que nunca se investigan y que nunca son resueltos”.

Los relatos de los asistentes pasaban de femicidios a robos a mano armada y “asesinatos para llevarse dos pesos o el celular, o porque la víctima no tenía ni dos pesos ni celular”. En el documento final, leído por los periodistas Lorena Maciel y Luis Novaresio, se señaló que el acto era para evitar nuevas víctimas “para que no te pase”, como decía la consigna convocante. En nombre de los que sí sufrieron hechos de violencia se señaló que “por lo que nos ha tocado vivir, merecemos justicia y asistencia porque no es justo lo que nos tocó vivir y no es justo que tengamos que mendigar lo que nos corresponde por derecho”.

“Vivimos en edificios no habilitados, en ciudades que se inundan por falta de obras, morimos en manos de femicidas que acumulan denuncias sin que ha nadie le importe, morimos en rutas inseguras, en un tren sin mantenimiento, morimos porque hay personas que manejan alcoholizados, morimos por tener un celular o por no tenerlo, y también morimos por concurrir a un recital”. El documento exigió “una respuesta integral, preventiva y de asistencia a los poderes públicos, a las instituciones, en el marco del Estado de Derecho”.

Una de las figuras más entrevistadas fue Juan Carlos Blumberg, quien supo reunir multitudes en la misma plaza de los Congresos, luego del secuestro y asesinato de su hijo Axel. En las entrevistas, insistió con su discurso favorable a la “mano dura” y dijo que desde que comenzó su campaña por cambiar las leyes “no se ha avanzado nada y los jóvenes de 17 años pueden seguir matando sin ir a la cárcel”.

Más allá de las formas cuidadosas del documento consensuado y de los mensajes moderados, que abundaron también, llamó la atención el apoyo que recibió, en mucho de los asistentes, las consignas en favor de “la pena de muerte” para los delitos graves, levantadas por un grupo de personas que recorrió la plaza de punta a punta. Otro episodio que marcó la línea ideológica de muchos de los asistentes fue el abucheo generalizado que recibió la adhesión de las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. Pasó desapercibida, en cambio, el apoyo enviado por la entidad que nuclea a las Víctimas del Terrorismo.

El cartel de un manifestante. Un grupo pidió la pena de muerte. Foto Pablo Piovano

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